El presidente Javier Milei sostuvo en un reciente artículo de La Nación que determinar si el tipo de cambio real (TCR) está atrasado es imposible, ya que requeriría conocer todas las preferencias, tecnologías y dotaciones de la economía mundial en el presente y el futuro.
VERDAD A MEDIAS
Tipo de cambio: Un Javier Milei sesgado de la mano de La Nación
Javier Milei, sus críticos y sus defensores conocen la verdad. Lo que dijo el FMI sobre "modificaciones en lo cambiario" es obvio. Bendito tipo de cambio.
Sin embargo, la economía -o las ciencias económicas- cuentan con herramientas para aproximar esta medida.
Los modelos económicos utilizan métricas como el tipo de cambio real multilateral, que pondera la competitividad frente a socios comerciales. Históricamente, cuando este indicador se ubica por debajo de su promedio, Argentina enfrenta dificultades para sostener exportaciones y acumular reservas, como ocurrió en 2011-2015 y en 2017-2018.
Negar la posibilidad de medir el atraso cambiario equivale a rechazar la empírica económica y desestimar las herramientas con las que el mismo Banco Central (BCRA) evalúa la competitividad de la moneda.
La estabilización y la apreciación
Milei apela a un artículo de Rafael Di Tella para justificar que una apreciación del peso es normal tras un plan de estabilización. Si bien es cierto que en experiencias previas de inflación alta el TCR tendió a caer, omite un punto fundamental: No todas las apreciaciones son sostenibles.
Mientras el peso se fortalecía, la balanza comercial se deterioraba, forzando a una creciente dependencia del financiamiento externo.
La apreciación cambiaria puede reflejar una mejora de expectativas, pero también puede ser una simple consecuencia de una licuación forzada del gasto y los ingresos. Si el tipo de cambio sigue bajando en un contexto de alta inflación, el riesgo de atraso cambiario no desaparece, sino que se acentúa.
Los sesgos de los patrones cambiarios
Milei clasifica las políticas cambiarias en tres patrones: kirchnerista, cambiemita y de dictadura. Sin embargo, su análisis omite matices clave:
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Patrón kirchnerista: Vincula el atraso cambiario con la emisión monetaria y el control del dólar. Si bien la emisión sin respaldo genera desequilibrios, también es cierto que hubo períodos con TCR alto y superávit comercial.
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Patrón cambiemita: Argumenta que el atraso se dio por endeudamiento externo. No menciona que el ajuste de 2018 y 2019 terminó en una fuerte devaluación.
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Patrón dictadura: Afirma que el dólar se mantiene bajo por tasas de interés altas, sin admitir que esto también ocurre en su propia gestión.
Milei ignora el riesgo de que el modelo actual, basado en un superávit fiscal abrupto y una contracción monetaria extrema, también pueda derivar en una apreciación insostenible y, eventualmente, en una crisis de balanza de pagos.
La paridad del poder adquisitivo (hay trampa)
El presidente sostiene que el PBI per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPP) muestra que el dólar podría caer hasta $600 sin atraso cambiario.
El tipo de cambio de equilibrio no se define por una relación entre PBI a PPP y PBI nominal, sino por la capacidad de generar divisas. Si bien el TCR puede caer transitoriamente sin generar crisis, si Argentina no acumula reservas y pierde competitividad exportadora, el ajuste llegará por la vía de una devaluación abrupta.
La cuenta corriente y el superávit fiscal
Milei minimiza la preocupación por el déficit en cuenta corriente argumentando que Argentina es acreedor neto del mundo y que llegará una “oleada de dólares” por inversiones en energía y agricultura.
Si bien los sectores mencionados tienen potencial, las inversiones productivas no garantizan estabilidad cambiaria si no hay confianza y acceso sostenido al financiamiento externo.
El factor monetario
Finalmente, Milei argumenta que, debido a la contracción monetaria, no hay presión sobre el dólar. Si bien una menor cantidad de pesos en circulación reduce la demanda de dólares a corto plazo, esto no es sinónimo de estabilidad sostenible.
La economía no puede funcionar indefinidamente con una base monetaria en permanente contracción. Si el ajuste genera recesión prolongada y destruye el ingreso real, la estabilidad cambiaria de corto plazo podría dar paso a una nueva crisis por derrumbe de la actividad.
Tipo de cambio: Una verdad a medias
Milei presenta una narrativa que mezcla datos ciertos con interpretaciones sesgadas.
La historia económica de Argentina ofrece sobrados ejemplos de estabilizaciones que terminaron en crisis cambiarias por falta de competitividad.
El TCR no es una variable que pueda desestimarse bajo el argumento de que su cálculo es imperfecto. Si la economía no genera suficientes dólares y el peso se aprecia en exceso, el ajuste cambiario llegará de manera abrupta.
Negar esta posibilidad es desconocer las lecciones del pasado.
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