Gracias al cepo y a los préstamos en dólares, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intensificó sus compras de divisas en las últimas ruedas, acumulando US$ 553 millones en apenas 3 jornadas.
El miércoles adquirió US$ 87 millones, en un contexto de fuerte liquidación del agro que alcanzó los US$ 165 millones.
La compra del jueves fue aún más significativa, con US$ 326 millones, la más alta desde abril de 2024, probablemente impulsada por flujos financieros tras el repunte del volumen operado en el MEP.
En lo que va de febrero, el BCRA ya acumuló US$ 579 millones, logrando el segundo mejor inicio mensual de las últimas dos décadas. En términos constantes, este desempeño solo fue superado por el arranque de 2014, cuando el mercado absorbía el impacto de la devaluación de enero de ese año.
Lo notable es que las compras actuales superan a las de febrero de 2024 (US$ 505 millones), a pesar de la apreciación del tipo de cambio y la normalización de los pagos de importaciones.
BCRA: El secreto está en los préstamos en dólares y el cepo
La acumulación de reservas del BCRA no responde exclusivamente a la mejora de los ingresos por exportaciones, sino también a dos factores clave: el financiamiento en dólares y el estricto control cambiario. La política de reducción de emisión monetaria y equilibrio fiscal obligaron al Tesoro a recurrir a endeudamiento en dólares, lo que permite inyectar divisas en el mercado y facilita la intervención del BCRA sin generar un drenaje inmediato de reservas.
La restricción en el acceso a dólares oficiales limita la demanda de divisas en el mercado formal, permitiendo al BCRA absorber parte del excedente generado por la liquidación de exportaciones y los flujos financieros.
Este esquema, combinado con una mayor oferta de dólares por parte del sector privado, facilita la compra de reservas a pesar de la apreciación cambiaria.
Con los ojos en la cuenta corriente
En paralelo, el presidente Javier Milei afirmó en una columna en La Nación que no existe atraso cambiario y descartó cualquier devaluación. Además, argumentó que un déficit de cuenta corriente no es preocupante cuando se mantiene el equilibrio fiscal y el país es acreedor neto del resto del mundo.
Históricamente, la cuenta corriente pública fue deficitaria en los últimos 13 años, con un rojo promedio del 4,1% del PBI entre 2011 y 2023. En contraste, la cuenta corriente privada mostró superávit en los últimos cinco años, con un saldo positivo promedio del 4,6% del PBI entre 2019 y 2023.
El equilibrio fiscal redujo un factor de presión clave sobre la cuenta corriente, que además se verá favorecida por un superávit energético estimado en US$ 9.000 millones para 2025. En este marco, se proyecta un déficit de cuenta corriente del 1,1% del PBI para este año, una cifra manejable que podría ser cubierta con financiamiento externo sin comprometer la estabilidad macroeconómica.
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