Además de cumplir con la función esencial de vestir a las personas, comprarse ropa es una forma de hacer terapia: caminar, elegir algo lindo, probarse y verse al espejo de otra manera ayuda a levantar el ánimo y despejar la mente del vertiginoso día a día. Sin embargo, la pésima calidad y los precios irrisorios en muy pocas cuotas obligan a repensar al consumidor.
¿QUÉ OPINAN DE MENDIGUREN/SCHALE?
Asalto a cara descubierta: La ropa aumentó 400% y de pésima calidad
Sweaters con pelotitas en la percha del local o dedos azules tras probarse un jean a precios exorbitantes. La ropa es un tema de debate en la sobremesa de los argentinos.
Swaters a $14.000 con pelotitas en las perchas, jeans a $30.000 que dejan los dedos azules al probárselos, chombas por $15.000, remeras por $7.000 o shorts por $12.000 configuran un verdadero asalto a la clase baja y clase media.
En realidad, no es el único sector en el que el precio entre una prenda simple y otra más sofisticada de la misma marca no tiene relación alguna. Los precios relativos en la Argentina está rota desde hace muchos años y la referencia es imposible en una economía que va por el 100% o 120% de inflación anual mientras sindicalistas muy limitados e irresponsables celebran paritarias por encima del 80%, en vez de presionar a los gobiernos con un plan económico para bajar la inflación y así recuperar poder adquisitivo. Inútiles.
En lo que va del gobierno del Frente de Todos, la ropa aumentó un 400% mientras la inflación fue del 255%. Empresarios textiles insisten en que hay problemas de abastecimiento, pero lo cierto también es que estamos hablando de un mercado perfecto: la importación está completamente bloqueada para costura y calzados, por lo que hoy el debate es si se terminó dejando al zorro al cuidado de las gallinas.
El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió con ellos y tuvo que terminar amenazándolos. Es que no hay excusas: en base a los costos y beneficios que tienen, como la alícuota diferencial, los bonos de capital de incentivo, los créditos de ampliación a tasa fija, otros subsidios y a certeza de que no hay competencia del exterior, no hay un porqué para darles la razón.
“Todo eso tienen y, si joden lo hago, se los saco”, terminó diciendo Massa.
Mes tras mes, el rubro “Prendas de vestir y calzado” pica en punta en el índice de inflación del INDEC y parece no tener techo. Incluso, se habló de comenzar a ponerle precio a la prenda de manera impresa en la etiqueta.
En los últimos doce meses, la indumentaria aumentó un 118% a nivel nacional, frente a un crecimiento de la inflación general del 83%, y ya venía alta.
Como frutilla del postre, la producción quedó aún en menos manos porque la pandemia hizo cerrar a muchos talleres medianos que ayudaban a aumentar la oferta.
Todo esto con personajes en el gabinete económico que vienen del mundo textil, como José Ignacio de Mendiguren, quien se deshizo de la ya quebrada Coniglio tras haberla vendido a Exxel Group en US$12 millones, para poner un galpón de bienes importados, y Ariel Schale, expresidente de la Fundación ProTEJER, quienes poco y nada han dicho de lo que está pasando con la ropa.
Tal vez, sea el momento de pensar en una reapertura de importaciones hasta que el mercado se equilibre entre oferta y demanda. Los europeos que sufren el Fenómeno Zara recomiendan a los argentinos tomar buenas decisiones a tiempo.
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