El Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana -ISEPCI- llevó a cabo su habitual relevamiento de precios de los alimentos en el conurbano bonaerense y el resultado no es nada alentador. En medio de un año electoral, acarreado por bajos salarios reales y aisladas turbulencias en el mercado cambiario, que un insumo tan básico como los alimentos haya registrado la suba de precios mensuales más altos desde principios de siglo, preocupa.
CON UNA SEQUÍA POR DELANTE
Alimentos descontrolados: La mayor suba desde principios de siglo
El más reciente relevamiento de ISEPCI detalla como, en febrero, el precio de los alimentos alcanzó su suba más alta desde principios de siglo.
Una familia de 4 personas –2 adultos y 2 hijos/as pequeños/as- que en diciembre pasado necesitaba $64.134,25 para adquirir sus alimentos básicos, en enero precisaba $68.094,31, y en febrero $77.523,67 para obtener los mismos productos, detalla el relevamiento.
La carne después de atravesar un 2022 con aumentos por debajo del promedio del conjunto de los alimentos (52% contra un incremento general por encima del 100%) empezó una suba abrupta en los últimos días de enero que se aceleró durante la primera quincena de febrero; las frutas y verduras parecen sufrir los efectos de la sequía, produciendo una baja en la oferta y una suba incesante de sus precios; y los productos de almacén que en los pequeños y medianos negocios de cercanía siguen sin sentir los efectos del programa de “precios justos”, con vigencia solo en las grandes cadenas de supermercados, que no tienen bocas de venta en los barrios populares.
Los alimentos que más aumentaron
¿A qué se debe el aumento de la carne?
De acuerdo con infobae: Durante 2022, las carnes experimentaron aumentos muy por debajo de la inflación general: la suba fue de 62,4% mientras el índice general ascendió a 94,8%.
¿Qué cambió? El año pasado, la sequía como el aumento en el precio del alimento balanceado implicaron un encarecimiento en el costo de cría, engorde y reproducción de los animales, forzando el remate anticipado del ganado.
Aun así, el artículo de Ximena Casas seguía: Ese proceso empezó a revertirse y la caída de stock vacuno comenzó a impactar ya desde enero en los precios de la hacienda, repercutiendo de lleno en febrero sobre las carnicerías, según explicaron en EcoGo. En este contexto, a mediados del mes pasado el Gobierno lanzó el programa “Precios Justos Carne” que contempla un descuento del 10% para las compras en carnicerías y el congelamiento del precio de siete cortes parrilleros en los grandes supermercados.
Con todo, un análisis de los economistas de la consultora Ecolatina advirtió que la oferta volcada al mercado es limitada en relación al consumo mensual de la población. Como referencia, en 2022 el consumo interno de carne vacuna rondó las 185.000 toneladas mensuales, por lo que las 15.000 toneladas de productos a precios congelados anunciadas representarían un 8% de ese total.
Además, señalaron que elevado grado de informalidad en el sector de las carnicerías y negocios de cercanía reduce la capacidad de realizar pagos por medios electrónicos. De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares del Indec, el 94% del gasto en carne vacuna en carnicerías se realiza en efectivo, mientras que en los super e hipermercados esta proporción se reduce al 65%.
“Las carnicerías y autoservicios concentran el 75% del gasto total de los hogares en carne vacuna (57% en carnicerías y 18% en autoservicios). Además, son las clases más pobres las que adquieren en mayor medida la carne vacuna en estos comercios: El 10% de la población de menor ingreso compra la carne en casi un 80% en estos canales, mientras que en el 10% de mayores ingresos esa proporción baja al 65%", detallaron.
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