POLÍTICA

DESPLANTES Y REALIDADES

Acerca de la presión Made in USA por Evo Morales

No puede ignorarse la influencia del presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, Horacio Verbitsky, en algunos niveles de la Administración Fernández, y su acceso directo a los funcionarios más importantes. Por ejemplo, es conocida la confianza entre Verbitsky y el canciller Felipe Solá. Este dato le concede más interés al fragmento de una nota publicada en la web que dirige Verbitsky, El Cohete a la Luna, acerca de cómo transcurren las relaciones con USA, tema que provoca especulaciones diversas en un sector de la sociedad siempre apegada a las barras y las estrellas (y que en su mayoría no vota peronismo).

"(...) El Presidente cree que los desplantes de Mauricio Claver-Carone, el cubano que se encarga de Subamérica en el Consejo Nacional de Seguridad, no son relevantes mientras cuente con la aquiescencia del Departamento de Estado, desde el que Elliot Abrams le pidió disculpas cuando Claver dejó Buenos Aires sin asistir a la asunción del nuevo gobierno, disgustado por la presencia de un ministro venezolano y de Correa.

Confiar en el principal operador del affaire Iran-Contras, condenado por la Justicia e indultado por Bush padre, y reclutado ahora para dirigir el cambio de régimen en Caracas, delata un notable optimismo de la voluntad, que es sólo una parte de la fórmula gramsciana. Durante la cita en México antes de asumir, Claver se jactó del rol que cumplió como director provisorio del FMI para que el Fondo sostuviera como hizo al gobierno de Macrì. Se le congeló la sonrisa cuando Alberto le respondió:

-¿Y quiere que le agradezca? El Fondo es corresponsable del desastre que ocurrió en la Argentina.

También disintieron sobre temas más calientes. Fernández consideró inútil el bloqueo a Venezuela, que hace sufrir al pueblo y no afecta a la dirigencia. Claver respondió que habían tenido una mala experiencia con el levantamiento del bloqueo. Pero se refería a Cuba y Obama.

Desde el punto de vista latinoamericano, el levantamiento del bloqueo a Cuba fue la mejor medida de política estadounidense hacia la región— repuso Fernández.

Hace diez días dos funcionarios de la embajada en Buenos Aires pidieron una reunión con el Presidente y otra con el canciller. El gobierno las unificó, en la Casa Rosada pero sin la presencia de Fernández. Lo bien que hizo: funcionarios de segunda y tercera línea, como Mary Kay Carlson y Chris Andino, formularon cuestionamientos inadmisibles a la política exterior argentina y al propio jefe de Estado.

El presidente Alberto Fernández, saluda al agregado político de la embajada estadounidense, Chris Andino, mientras sonríen la ministra consejera Mary Kay Carlson y el jefe de ambos, el embajador y abogado Edward Charles Prado.

Andino, quien viene de ocuparse de narcóticos en Afganistan, llevó la voz cantante. Eso le permitió exhibir con generosidad una ignorancia jurídica sólo superada por su torpeza política. Dijo que, como asilado, Evo Morales no podía formular declaraciones políticas y preguntó si el Presidente lo sabía.

El canciller Felipe Solá, el secretario de asuntos estratégicos Gustavo Béliz y el designado embajador en Washington, Jorge Argüello, tuvieron que explicarle que el status del ex Presidente boliviano no es de asilado sino de refugiado, con los mismos derechos y obligaciones que un ciudadano argentino.

Luego el barbado Andino dijo que Evo Morales era un enemigo de la democracia, que todas sus actividades eran perjudiciales para Bolivia y para la región, y que la Argentina debería revisar su conducta si no deseaba que afectara la relación bilateral. Solá le respondió que era una afirmación amenazante e impertinente.

Cuando solicitaron las reuniones dijeron que serían reservadas, pero Infobae hizo público el apriete, del que es parte integral vía Daniel Hadad. Su cronista, Roman Lejtman, dice abiertamente que maneja información de la CIA.

Pese a la firme respuesta oficial, Andino volvió a comunicarse días después para sugerir la conveniencia de una declaración argentina similar a la que acaba de difundir Brasil, cosa que no sucedió. Ni Brasil ni Estados Unidos dijeron nada sobre el asedio a la embajada de México en La Paz. Es evidente que no importan los hechos sino quién los realiza.

Luego la agencia informativa de negocios Bloomberg ligó en forma explícita las posiciones argentinas hacia Venezuela y Bolivia con la actitud de Estados Unidos en las cuestiones económicas.

Un “alto funcionario del gobierno de Trump” que habló “bajo condición de anonimato” dijo que el asilo a Evo y los compromisos con Maduro “cruzaron una línea roja y podrían costarle a la Argentina el respaldo del FMI y las inversiones norteamericanas en Vaca Muerta”.

Por supuesto, Bloomberg afirma que Alberto y sus asesores son pragmáticos y entienden esos riesgos, mientras Cristina es el demonio.

(...)

Georgieva y Guzman
 
Mientras Georgieva está decidida a apoyar al discípulo de Stiglitz (N. de la R.: Martín Guzmán), Claver Carone trabaja sobre la línea del organismo, procurando que las decisiones económicas se subordinen a las tomas de posición políticas. Las declaraciones de Itamaraty y de Bolsonaro son la peor noticia posible para la Argentina.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que el atentado a Soleimani no procura iniciar sino terminar una guerra, y el propio Trump anunció que no buscan un cambio de régimen en Irán. Sólo el tiempo lo dirá, pero no hay duda de que los dronazos de Bagdad y el alineamiento acrítico del gobierno de Brasil también estrecharon los márgenes de libertad con que cuenta la Argentina, endeudada y con el sobrevuelo de los buitres, para formular una política independiente.

El refuerzo de la protección de fronteras y de objetivos estadounidenses e israelíes en la Argentina no implica la aprobación del asesinato de Soleimani.

Por el contrario, el comunicado emitido ya cerca de la medianoche del sábado por la Cancillería, corregido en forma personal por el presidente, declara «preocupación» por «los recientes acontecimientos», que describe como «eventos violentos protagonizados en un mundo global y consecuentemente hiper-conectado», que pueden «tener consecuencias directas en todo el planeta».  

En la Argentina «podemos dar testimonio de lo dicho» porque «hemos sido víctima al menos en dos oportunidades de actos de terrorismo internacional». 

Pero lejos de sumarse al coro como segunda voz de Bolsonaro, la Argentina «insta a las partes en conflicto a que dispongan las medidas que permitan contener la tensión y trabajar en pos de una salida pacífica y negociada que evite escaladas que pongan en riesgo la seguridad internacional». (...)".