CÓRDOBA. El gobernador electo de Córdoba Martín Llaryora, vive días de mucha intensidad en la previa de su asunción como mandatario provincial. Rumbo al 10 de diciembre, el sanfrancisqueño reparte sus horas preparando su nuevo gobierno y gestionando la Municipalidad de Córdoba ya que aún es intendente de la Capital.
VATICANO
Martín Llaryora busca la bendición del Papa en Roma
Martín Llaryora busca asentar su protagonismo político no solo en el PJ nacional, sino también como aliado de la Iglesia Católica. Viaje a Roma.
La tarea, que no es fácil y casi nadie la llevó a cabo en muchos años de historia, divide a Llaryora entre el traje de funcionario y el de líder político. Todo ello en el marco de una transición generacional que además debe consolidarse.
En ese orden, la apretada agenda del gobernador electo marca una particular parada en Roma el próximo 30 de septiembre. Allí, Martín Llaryora visitará el Vaticano en ocasión de presenciar el nombramiento como cardenal del obispo cordobés Ángel Rossi.
Si bien la visita reviste tintes oficiales, para Llaryora resulta trascendental desde el plano político. El próximo gobernador cordobés tiene entre sus objetivos consolidar un fuerte lazo con la comunidad religiosa, que sufre un momento delicado en Argentina a partir de cuestionamientos directos contra el Papa Francisco por parte de la política en general.
En Córdoba, y durante su gestión como intendente, Llaryora no logró estrechar como hubiera querido la relación con la Iglesia. De hecho, sobre la recta final de su campaña provincial, recibió advertencias eclesiásticas por la seguridad.
Un evento en particular que marcó los ánimos fue el ataque a un centro de recuperación de adictos de la Iglesia que fue atacado por narcotraficantes en un barrio periférico de la ciudad. Ese suceso, que no tuvo víctimas ni heridos, gatilló la advertencia del propio obispo Rossi, quien advirtió la semejanza entre Córdoba y Rosario.
Las declaraciones de Rossi pusieron en agenda los problemas de inseguridad de la gestión oficialista. Tal vez el punto más débil de la campaña y que Llaryora logró correr a tiempo del foco.
Así, y para no tener nuevos sobresaltos en el futuro, Martín Llaryora buscaría acercarse tanto a Rossi, como al Papa Francisco. En ese orden, el gobernador electo buscaría la bendición del sumo pontífice durante su estadía en el Vaticano.
En sus aspiraciones nacionales, Llaryora llegará al Vaticano para referenciarse como uno de los aspirantes al liderazgo peronista de cara al 2027. Ello, claro, dependerá del resultado electoral de octubre o noviembre.
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