CÓRDOBA. El cierre de un estadio como el Orfeo Superdomo en Córdoba es, sin dudas, un hecho que hace retroceder a una capital en varios aspectos. Si bien el primer daño es cultural y está a la vista ya que la ‘Docta’ perdió peso en el mapa internacional de los conciertos y eventos, también hay todo un trasfondo económico y político muy importante.
CERRADO
Córdoba y su estadio muerto (no llorar por el porteñismo)
Córdoba tiene un estadio de primer nivel abandonado y pierde lugares en el negocio de los shows internacionales. Después, se quejan del centralismo.
Sin los conciertos internacionales que supo atraer el Orfeo Superdomo, todo un circuito gastronómico, de hotelería y de transporte se pierde. Es decir, miles y miles de empleos que, hasta hace 3 años atrás, eran una certeza alrededor de la mole de cemento que se encuentra en el barrio de Alto Verde.
Y desde lo político, la ecuación es clara: menos trabajo, menos votos. Más aún en un contexto de crisis donde, los empleos casuales que podría generar un concierto de la magnitud, por ejemplo, de Metallica (pasó por ahí en 2010) ahora serían agua en el desierto.
Con todo ello en consideración, muchos se preguntan qué ocurre y cuál será el futuro del estadio en Córdoba. Y las respuestas son múltiples.
En primer lugar, la situación actual es de cierre definitivo. El Orfeo Superdomo no volverá, al menos con su actual propietario, a albergar grandes eventos.
Cabe recordar que por allí pasaron grandes espectáculos como la Copa Davis, definiciones de la Liga Nacional de Básquet, veladas de boxeo y MMA, artistas como Bob Dylan, Ricky Martin, Brian Adams, Cyndi Lauper, Charly García, Tom Jones, Slash, Guns n’ Roses, Deep Purple, Ringo Starr, Arctic Monkeys y cientos de otros de renombre.
Su dueño, el magnate Euclides Bugliotti, dijo haberse retirado de los negocios de espectáculos y por ahora, el Orfeo está congelado. Todo ello porque su destino es incierto.
Las posibilidades que se barajaban hasta hace poco se derrumbaron con el paso de los meses desde el cierre. La idea más fuerte, que implicaba la creación de una mega clínica de salud, se cayó sin mayores motivos.
Ahora, Bugliotti estaría decidido a convertir el predio en un emprendimiento inmobiliario. Sin embargo, eso no podrá suceder por el momento ya que la Municipalidad de Córdoba declaró el edificio de interés cultural, por lo que su aspecto y funcionalidad no puede ser cambiada.
De esa manera, el Orfeo Superdomo quedó en medio de una puja entre las intenciones de su dueño, que quiere acabar con el estadio, y la Municipalidad, que bloqueó los movimientos de este último pero que no tendría en los planes una expropiación.
Mientras tanto, Córdoba pierde una gran fuente cultural y económica que comenzó a ser abandonada. Probablemente, sobre la estructura gane el hartazgo al que propone jugar su propietario que ve como el terreno en el que se emplaza el estadio se revaloriza fuertemente por el crecimiento residencial de la zona.
Cualquiera sea su destino, la realidad es que ese tipo de compulsas son las que muchas veces generan retroceso en el interior. Basta con ver como miles de cordobeses viajan todos los fines de semana a Buenos Aires para presenciar conciertos y espectáculos que pueden ser soportados por la logística local, y que de hecho ya lo fueron.
Por ello, después cuesta escuchar las quejas contra el centralismo porteño, que de hecho existe, pero que se cultiva gracias a la colaboración de todo un país.
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