Entre tanto reality show plastificado, programas acartonados de cocineros o documentales descriptivos pretenciosos, la serie se centra en Carmen “Carmy” Berzatto, un laureado chef que acaba de ganar el premio James Beard por su labor como souchef en Noma, y que cuando su hermano se suicida, deja sin timón una humilde sandwichería en Chicago.
Carmy abandona su trabajo en la alta cocina para llevar un negocio familiar que está al borde de la quiebra, con todo lo que viene acompañado, por eso es que The Bear muestra la vulnerabilidad en su máxima expresión: No es una serie sobre un hombre que resurge ante la adversidad en absoluto, sino que ahonda en la frágil salud mental de su protagonista. Una invitación a empatizar con la angustia, el duelo, el estrés y el agotamiento.
Carmen constantemente se encuentra desbordado por la situación en la que se sumergió, consigo mismo, con las cuentas del negocio, con los empleados que muestran perfiles llenos de matices y discordia, sumamente lejanos a las perspectivas de consenso idílico a la que se avocan los manuales de teoría de las organizaciones. Una realidad despiadada, pero con forma de sándwich braseado acompañado con puré de papa.
The Bear: Una serie de Disney+ sobre el maltrato laboral
Lejos de complacer, las miradas de Carmy exudan el malestar psicológico que está sufriendo: el dolor del duelo y su angustia existencial previa. Y de ello trata la serie, de cómo un tipo que ha cosechado un éxito evidente, ha llegado a la cúspide de la carrera de souchef hecho polvo, mas no sólo por el suicidio de su hermano, sino por la trayectoria de abusos laborales.
Las pocas imágenes con las que se relata su vida previa en restaurantes de prestigio son angustiantes. Retratan el maltrato, la soledad y el aislamiento de un trabajo que no teme en mostrar cómo el protagonista ha tenido que sufrir todo tipo de atropellos.
Muy por el contrario, en esta búsqueda de legitimar el negocio de su hermano muerto, Carmen se encontrará con Sydney, una joven preparada que busca innovar en este espacio poco confortable para cualquier cosa nueva, atado por completo a la costumbre.
Mientras que Carmy tuvo que aguantarse el destrato de las estructuras de poder, su souschef Sydney es una generación diferente a la de él, mucho menos dispuesta a comerse cualquier improperio, pero que aporta dinamismo sobre todo lo que él también quiere avanzar con este trabajo, cuyo día a día resulta desesperante, desde el momento en el que se sube la persiana.
Definitivamente, con The Bear pocas veces hemos visto en una serie de forma tan explícita la dureza de llevar un negocio de comidas con unas cuentas esqueléticas, junto a los malabares para mantener a raya la burlona aparición del caos cuando menos se le espera. Una mirada íntima y descarnada a las aristas más duras del trabajo en las hornallas.
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