Más de cuatro décadas después del asesinato de John Lennon, Mark David Chapman volvió a hablar ante la junta de libertad condicional, confesando detalles sobre su crimen que nunca habían salido a la luz. Lo que dice ahora sobre aquel día y sus motivos parece acercarnos más a la verdad sobre cómo alguien pudo matar a un ícono mundial.
45 AÑOS DESPUÉS
Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, confesó finalmente por qué lo hizo
Mark David Chapman volvió a pedir libertad condicional, pero esta vez reveló la causa que lo impulsó a matar a John Lennon. Una muy oscura y perturbadora.
Mark David Chapman mató a John Lennon por fama
Chapman tenía 25 años cuando mató a John Lennon el 8 de diciembre de 1980 frente al lujoso edificio Dakota, en Nueva York, pero su obsesión venía de meses antes. Según reveló recientemente el New York Post, el asesino contó en la audiencia de agosto que había viajado desde Hawái a Nueva York meses antes, esperando sin éxito afuera del edificio donde vivían Lennon y su esposa Yoko Ono.
En ese momento, su libro de cabecera era El guardián entre el centeno, y se identificaba con el personaje Holden Caulfield, convencido de que Lennon era un "farsante" después de sus declaraciones sobre que los Beatles eran "más populares que Jesús" (el personaje creado por J. D. Salinger tiene una capacidad especial para detectar cualidades ridículas de otros personajes).
"Mi crimen fue completamente egoísta", dijo Chapman en su última junta de libertad condicional, y agregó: "Lo hice por mí y solo por mí. Tenía todo que ver con su popularidad". Así, admitió que mató a Lennon "para ser famoso, para ser alguien que no era" y que sabía perfectamente lo que estaba haciendo: "Sabía que era malo, sabía que estaba mal, pero quería tanto la fama que estaba dispuesto a darlo todo y quitarle la vida a alguien".
Esto hace que el crimen de Chapman sea distinto a cualquier otro: no se trató de algo impulsivo, sino de un ataque calculado e impulsado por obsesión, que buscaba ser inmortalizado a través del horror.
Con esta, la junta rechazó su pedido de libertad condicional por decimocuarta vez, considerando que aún carece de "remordimiento genuino o empatía significativa", y seguirá en la cárcel de Green Haven hasta al menos 2027, cuando vuelva a intentar la libertad.
El crimen de Chapman y la fama que nunca quiso
Hoy, Chapman dice que ya no quiere fama: "No quiero ser famoso. Pónganme debajo de la alfombra. No quiero ser famoso nunca más". Pero lo suyo parece paradójico: su crimen lo convirtió en un personaje imposible de ignorar, y cada audiencia vuelve a ponerlo en los titulares. Que el hombre que mató a Lennon siga siendo noticia décadas después demuestra que, paradójicamente, su objetivo inicial de "ser alguien" se cumplió de la peor manera.
El caso de Chapman también sirve para pensar en nuestra cultura de la notoriedad y la idolatría, donde la exposición y la visibilidad a veces se confunden con ser valioso o importante. Mientras Lennon soñaba con un mundo más humano, más justo y sin fronteras, Chapman buscaba justamente lo contrario: existir a través de la violencia, la obsesión y el ego.
A 45 años del crimen, los fanáticos de Lennon, su familia, y el mundo entero siguen pagando las consecuencias de aquel diciembre de 1980, cuando un hombre decidió que la vida de un ícono podía sacrificarse para que él "fuera alguien". Y aunque Chapman diga que ya no quiere notoriedad, su sombra va a seguir recordándonos a todos hasta dónde puede llegar la obsesión humana.
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