Este domingo 23 de junio, se estrena la serie biográfica "Cris Miró" en Argentina, Uruguay y Chile por TNT, mientras que para el resto de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa estará disponible en Flow y Max a partir del lunes 24. Si no te querés perder la biopic de la primera vedette trans argentina, deberías conocer primero su verdadera historia.
LA PIEZA QUE NO ENCAJABA
Cris Miró: Todo lo que tenés que saber sobre su vida antes del estreno de su biopic
A días del estreno de su biopic el 23 de junio, repasamos la historia de Cris Miró, quien pasaría a ser la primera vedette trans del país y un ícono LGBT.
Cris Miró: Sus inicios en el arte hasta el Maipo
Nació como Gerardo Elías Virgues el 16 de septiembre de 1965 en el barrio porteño de Belgrano, pero el mundo entero la conoció como Cris Miró. Creciendo en el seno de una familia tradicional, Cris Miró supo desde su infancia que no se identificaba con su sexo biológico, pero eligió adoptar una conducta acorde a las expectativas de su entorno en un contexto social donde la identidad de género era un tema tabú.
Mientras luchaba internamente con su identidad, Cris hizo la primaria en una escuela mixta y luego asistió a un colegio secundario de varones, intentando encajar en el rol que se le exigía. Sin embargo, después de terminar el colegio, pudo volcarse a su verdadera pasión -el arte-, y empezó a tomar clases de baile en la academia de Julio Bocca y actuación con Alejandra Boero, en paralelo con sus estudios de odontología en la Universidad de Buenos Aires.
Así logró, con 25 años, debutar en 1991 como actriz en la película "Dios los cría" de Fernando Ayala, interpretando un papel secundario, compartiendo espacio con un reparto lleno de grandes actores, como Soledad Silveyra, China Zorrilla, Hugo Soto, Mónica Galán, Inés Estévez y muchos más. Al año siguiente, participó en la película "La peste", una coproducción internacional con Francia e Inglaterra, dirigida por Luis Puenzo y basada en la novela de Albert Camus, haciendo el papel de "Mujer Rata".
Sin embargo, su gran salto a la fama le llegó en 1994, cuando se unió al elenco del espectáculo "Viva La Revista" en el mítico Teatro Maipo como la primera vedette trans de la Argentina, en donde desplegó todo su potencial artístico. Sus performances, en las que llevaba sensualidad y humor, la convirtieron en una de las figuras más importantes del teatro de revistas porteño, pisando el mismo escenario que figuras de la talla de Moria Casán, Susana Giménez y Nacha Guevara.
Una referente de la comunidad trans
Además de cautivar al público con sus shows en el Maipo, Cris Miró se convirtió también en una figura visible de la comunidad trans en Argentina. En una época donde la discriminación y la marginalización eran moneda corriente para las personas transgénero, ella se atrevía a hablar abiertamente sobre su identidad, rompiendo todos los moldes de aquellos tiempos y allanando el camino para otras personas trans.
Sus últimos años y problemas de salud
Para 1997, Cris Miró ya había participado en numerosos espectáculos, como "Más locas que una vaca" y "Más pinas que las gallutas", junto a enormes figuras como Emilio Disi, Tristán, Fabián Gianola y Mónica Guido, pero también comenzaba a sufrir problemas de salud que la obligaron a suspender algunas de sus presentaciones. Tras varios tratamientos médicos e internaciones, y de negar reiteradamente que tenía SIDA, la diagnosticaron con un linfoma (un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, encargado de combatir los gérmenes).
Internada en la clínica Santa Isabel del barrio de Flores, Cris entró en un coma irreversible y pasó sus últimos días con su madre a su lado, para finalmente fallecer el 1 de junio de 1999, a la edad de 33 años. Todos sus compañeros y sus conocidos lloraron su muerte, que dejó al país totalmente conmocionado. Sin embargo, a pesar de su partida, su figura continúa siendo admirada hasta el día de hoy como referente de toda la comunidad trans.
Críticas dentro del mismo movimiento
Cris Miró alcanzó un enorme grado de popularidad en la década de los '90, la cual, irónicamente, la convirtió en receptora de varias críticas vertidas principalmente por el movimiento trans. Y es que algunos sectores del incipiente activismo de personas transexuales la criticaban por el trato desigual que recibía en comparación con la mayoría de las personas trans, quienes no tenían acceso a la fama y la visibilidad que ella sí lograba.
Es más, se argumentaba que, al ser una vedette exitosa y reconocida, Cris Miró no representaba la realidad de la mayoría de las personas trans, quienes se veían obligadas a padecer discriminación y marginalización en todos los aspectos de su vida. Pero más allá de estas críticas, Cris Miró sigue siendo considerada como símbolo de resistencia y libertad, inspirando a las actuales generaciones de personas transexuales a vivir su identidad con plenitud.
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