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UNA PEQUEÑA ESCRITORA

95 años de Ana Frank y el consuelo que encontró en su diario durante el Holocausto

En un pequeño diario que le regalaron por su cumpleaños, Ana Frank documentó su vida y sus esperanzas para el futuro mientras se escondía en la clandestinidad.

Hoy se cumplen 95 años del nacimiento de Ana Frank, la joven judía que se convirtió en un símbolo inquebrantable de esperanza durante la opresión del régimen nazi. Durante dicho período, tuvo entre sus manos un arma que se convirtió en testigo conmovedor de su perspicacia y su valentía frente a los horrores del Holocausto: su diario.

Ana Frank: la niña que vio la bondad de las personas más crueles

Anneliese Marie Frank, conocida mundialmente como Ana Frank, nació el 12 de junio de 1929 y pasó los primeros años de su vida en Alemania, pero pronto ella y su familia fueron parte de los 25 mil judíos alemanes que huyeron a Holanda entre 1933 y 1939, tras la llegada de Adolf Hitler al poder. Sin embargo, la invasión nazi de los Países Bajos en mayo de 1940 volvió a poner a los Frank contra la espada y la pared. Con la ayuda de algunos amigos, Otto Frank, el padre de Ana, logró esconder a su familia en un pequeño anexo detrás de unas oficinas.

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La familia Frank, originaria de Alemana, debió huir a los Países Bajos luego del ascenso de Adolf Hitler. Entre ellos, estaba la hija menor Ana, quien soñaba con convertirse en escritora.

La familia Frank, originaria de Alemana, debió huir a los Países Bajos luego del ascenso de Adolf Hitler. Entre ellos, estaba la hija menor Ana, quien soñaba con convertirse en escritora.

Desde julio de 1942 hasta agosto de 1944, Ana, sus padres, su hermana Margot, y otros cuatro refugiados vivieron en este espacio reducido, escondiéndose de los horrores que se desataban afuera. Entre los compañeros de escondite estaban la familia van Pels, compuesta por el matrimonio de Hermann y Auguste van Pels, y su hijo Peter, además de Fritz Pfeffer, un dentista amigo de la familia. Ellos ocho vivieron en condiciones realmente difíciles, teniendo que quedarse en silencio durante el día para no ser descubiertos por los empleados de la oficina de abajo y soportando los constantes ataques aéreos de los nazis por la noche. Al mismo tiempo, dependían de algunos ayudantes que arriesgaban la vida para darles algo de comida y suministros.

Durante este tiempo, Ana, que desde pequeña soñaba con convertirse en escritora o periodista, encontró consuelo en sus "compañeros de cuarto", especialmente en Peter, con quien trabó una amistad que poco a poco se convirtió en amor. Pero más allá de la amistad y el breve romance con el hijo único de los van Pels, Ana tenía en su poder un pequeño diario que le habían regalado cuando cumplió 13 años, que se convirtió en confidente de sus pensamientos, temores y esperanzas. En las páginas de 'Kitty' (como ella lo llamaba cariñosamente), Ana relataba sus inquietudes cotidianas y sus más profundas reflexiones sobre la naturaleza humana y el sufrimiento que causaba la guerra. Sin perder la esperanza de que todo mejoraría en el futuro, dejó entrever su fe en la humanidad entre las líneas que escribió:

Es difícil en tiempos como estos pensar en ideales, sueños y esperanzas, sólo para ser aplastados por la cruda realidad. Es un milagro que no abandonase todos mis ideales. Sin embargo, me aferro a ellos porque sigo creyendo, a pesar de todo, que la gente es buena de verdad en el fondo de su corazón. Es difícil en tiempos como estos pensar en ideales, sueños y esperanzas, sólo para ser aplastados por la cruda realidad. Es un milagro que no abandonase todos mis ideales. Sin embargo, me aferro a ellos porque sigo creyendo, a pesar de todo, que la gente es buena de verdad en el fondo de su corazón.

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Ana Frank encontró refugio en su diario, al que llamó 'Kitty', como si fuera una mejor amiga a quien le contaba sus mayores intimidades. En él, volcó sus pensamientos y sus inquietudes, y le dio consuelo mientras se escondía de los nazis.

Ana Frank encontró refugio en su diario, al que llamó 'Kitty', como si fuera una mejor amiga a quien le contaba sus mayores intimidades. En él, volcó sus pensamientos y sus inquietudes, y le dio consuelo mientras se escondía de los nazis.

Lamentablemente para Ana, sus sueños se vieron violentamente interrumpidos cuando los nazis descubrieron el escondite de su familia y los arrestaron el 4 de agosto de 1944. Si bien la teoría más aceptada era que alguien los había delatado, investigaciones recientes sugieren que los encontraron de casualidad mientras los soldados investigaban fraudes con cupones de racionamiento. Ana moriría de tifus poco después, en marzo de 1945, con tan sólo 15 años, en el campo de concentración de Bergen-Belsen, antes de que las tropas británicas lo liberaran. Ella, su hermana y su madre fueron sobrevividas únicamente por Otto, su padre, quien se encargaría de que el mundo conociera los escritos de su hija.

El diario que conmovió al mundo

Cuando regresó a Ámsterdam, Otto Frank recibió el diario de su hija, que había sido cuidadosamente guardado por Miep Gies, una de los ayudantes que arriesgó su vida para esconder a la familia Frank durante aquellos dos aterradores años. Fue Otto quien se encargó de organizar los escritos y de trabajar incansablemente para que el diario se publicara traducido a casi 70 idiomas. Aunque Ana había dejado de existir físicamente, cumpliría su sueño de ser una escritora famosa.

Y es que, mientras se ocultaba con su familia, Ana había empezado a reescribir su diario con la intención de publicarlo después de la guerra, motivada tras oír que en la radio alentaban a documentar la vida bajo la ocupación. Ana reescribió y editó su diario entre mayo y agosto de 1944 bajo el título "Het Achterhuis" ( "La casa de atrás"), lo que supuso casi dos tercios del texto que conocemos hoy.

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Ana Frank cumplió su sueño de ser escritora de forma póstuma. Su padre Otto publicó su diario, que se tradujo en unos 70 idiomas, además de sus cuentos y relatos que atrajeron a lectores de todo el mundo.

Ana Frank cumplió su sueño de ser escritora de forma póstuma. Su padre Otto publicó su diario, que se tradujo en unos 70 idiomas, además de sus cuentos y relatos que atrajeron a lectores de todo el mundo.

Pero además de su famoso diario, Ana escribió cuentos, ensayos y relatos cortos, todos recopilados en un cuaderno al que llamó "Cuentos y eventos desde el anexo", probando que tenía una notable capacidad para captar los detalles de su entorno y expresarse con una profundidad que hasta hoy sigue resonando en millones de personas a nivel global. Una niña de 13 años que, en tiempos de oscuridad todavía veía algo de luz en el mundo, nos animó a buscar la esperanza aunque parezca perdida.

No mires las casas y los tejados, sino al cielo. Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz. No mires las casas y los tejados, sino al cielo. Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.

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