ECONOMÍA

SIN MARGEN

Chau Fase 1: "No hay plata, la economía está rota y la gente se está cagando de hambre"

Tal como estaba previsto, el último anuncio del presidente Alberto Fernández se cumplió principalmente durante el fin de semana largo. Luego, la situación en las calles fue volviendo a la normalidad con el regreso de los días hábiles.

Los accesos explotan y en las calles las personas caminan apuradas cumpliendo con sus obligaciones.

Llueven los permisos por 48 horas para cuidado de personas mayores o los de 24 horas para asistencia a un familiar.

Los inspectores de tránsito no pueden hacer nada porque, en definitiva, fue aprobado y es muy difícil saber quién mintió en la declaración jurada y quién no.

Estos cierres intermitentes que lanzó el presidente Alberto Fernández, que se cumplieron durante el fin de semana largo y mucho tuvo que ver el clima, fueron como si nada hubiera pasado con la llegada de los días hábiles de esta semana.

La circulación está presente tanto como la semana pasada. Algunos se organizaron con Uber y otras aplicaciones, otros con motos o bicicletas, otros con el auto de algún compañero, pero la gente salió a trabajar igual, tal como lo viene haciendo en los últimos meses.

Eso sí, quienes más se vieron afectados fueron los gastronómicos y hoteleros, que ya amenazaron volver a abrir sus puertas el próximo 31 de mayo pase lo que pase.

Es que más allá de la situación de encierro, lo que preocupa mucho a la sociedad es la economía. La inflación de hasta el 20% por semana en varios alimentos (como la carne), los impuestos y los servicios que aparecen debajo de la puerta obligan a tener que salir.

El exviceministro de Economía, Emanuel Álvarez Agis, lo resumió muy bien esta mañana (28/05): "No hay plata, la economía argentina está toda rota y la gente se está cagando de hambre".

Mientras la Casa Rosada no relanza la gestión con un plan macroeconómico consistente y audaz, los consumidores sufren una erosión fenomenal en su poder de compra.

El director de la consultora PxQ, retomó sus dichos de hace un mes en el que advirtió que "no vamos a bajar de una inflación del 50% haciéndonos los boludos".

Según él, todo sigue igual. "Fundamentalmente porque me parece que hay que diferenciar dos cuestiones respecto del ataque a la inflación. Medidas con efectos paliativos de una inflación que se acelera y es particularmente intensa en alimentos e insumos, de lo que es un plan anti-inflacionario. Ahí nos podemos poner a discutir si puede ser ortodoxo, heterodoxo, por izquierda, por derecha, de shock, gradual, con política fiscal o política monetaria".

"Lo que sí es cierto que el Gobierno no ha comunicado un típico programa anti-inflacionario ni lo ha puesto arriba de la mesa para que empezar a marcar, básicamente, no sólo cuál es la expectativa de desaceleración y las herramientas; sino lo más importante: qué hacer cuando el programa se desvía", arremetió.

"Una cosa es que el Gobierno diga ‘la inflación este año va a ser de 29%' y después la realidad muestre que ya no va a ser así. Y otra cosa es que diga a principios de años ‘vamos a apostar a un 29% pero si la soja se va US$ 600, vamos a hacer tal cosa; si el petróleo baja, vamos a hacer otra'", ejemplificó.

"Por eso digo que el plan no está", remató.

La crisis economía y el desastroso equipo económico de la Casa Rosada le puso un fuerte límite al debate interno del Frente de Todos sobre qué hacer con la extensión de estas restricciones que rigen en la actualidad y que se cumplen a medias.