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ACONSEJAN A MÉXICO ESTUDIAR LA DOCTRINA CHINA

Precario jugador de poker resultó Donald Trump

A través de su cuenta de Twitter, el presidente Donald Trumpm insistió en que no ha sido revelada la mayor parte del acuerdo que se hizo con el Gobierno mexicano para evitar la imposición de aranceles del 5% a partir del 10/06. Luego, a su salida de la Casa Blanca, Trump mostró un documento a la prensa en el podía leerse la parte final del documento, que parecía firmado por un funcionario estadounidense y uno mexicano y que no contiene revelaciones. José Ramón Cossío, ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), consideró que México debió arriesgarse a litigar con Donald Trump la aplicación unilateral de aranceles, antes que aceptar un acuerdo que puede obligar al gobierno a hacer cosas “de las que después nos avergoncemos” en materia de derechos humanos contra los migrantes. Él apuntó que Trump “no le ha ido bien en la guerra comercial con China“, por lo que la administración de Andrés Manuel López Obrador pudo seguir el ejemplo de ese país y explorar la posibilidad de aranceles espejo o de un litigio en instancias internacionales.

El presidente de USA, Donald Trump, había dicho 2 días seguidos que logró un “acuerdo secreto” con México, y que va a dejar al canciller mexicano Marcelo Ebrard presentarlo en su momento. 

México ha negado la versión de Trump.

El martes 11/06 Trump, antes de abandonar la Casa Blanca rumbo a Iowa, extrajo de un bolsillo de su saco una hoja de papel doblada la cual, según él, es una página del supuesto acuerdo secreto “muy largo y muy bueno” con México. 

“Es el acuerdo que todo el mundo dice que no tengo. Voy a dejar que México haga el anuncio (sobre su contenido) en el momento adecuado”, dijo agitando la hoja de papel doblada.

Un fotógrafo de The Washington Post, Jabin Botsford, fotografió la hoja de papel que mostraba Trump y luego la amplió. Resulta que se trata de una hoja suelta que tiene apuntes del documento firmado que conocen todos. Nada hay de secreto.

En el documento se indicanque USA y México pretenden “compartir la carga en relación con el procesamiento de los refugiados” y mencionan una posible acción del Gobierno mexicano para identificar “cambios” en sus “leyes y regulaciones nacionales”.

También confirman lo adelantado por el mexicano Ebrard: que en 45 días se evaluarán los avances en el control del flujo migratorio con USA.

El documento en manos de Trump señala que “si los EU determinan, bajo su discreción y tras consultar con México, tras 45 días desde la fecha de emisión de la declaración conjunta”, que las medidas adoptadas no han sido “suficientes” para reducir la inmigración, el Gobierno mexicano deberá corregir esa situación.

O, de lo contrario, el Presidente Donald Trump podrá reactivar la amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas.

Pero Trump insistió desde Twitter: “Estoy muy contento con el trato que hice, si México produce (creo que lo harán). ¡La mayor parte del trato con México aún no se ha revelado!”.

Mientras, el canciller Ebrard  admitió: “Cualquier día pueden cambiar las cosas, pero mejor un acuerdo de esta naturaleza a no tener nada”.

El acuerdo permitirá que el Gobierno de Trump amplíe a toda la frontera con México un programa que hasta ahora ha aplicado en 3 puntos de entrada en la zona limítrofe y que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en el país vecino mientras se tramitan sus casos en USA.

La guerra

José Ramón Cossío, ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México, consideró que el país debió arriesgarse a litigar con Donald Trump la aplicación unilateral de aranceles, antes que aceptar un acuerdo que puede obligar al gobierno a hacer cosas “de las que después nos avergoncemos” en materia de derechos humanos contra los migrantes.

Cossío apuntó que a Trump “no le ha ido bien en la guerra comercial con China“, por lo que la administración de Andrés Manuel López Obrador pudo seguir el ejemplo de ese país y explorar la posibilidad de aranceles espejo o de un litigio en instancias internacionales.

Advirtió que “se quedaron con la vara de medir y tamaño”. Peor aún, no existen parámetros para determinar cómo se puede determinar o no el cumplimiento del acuerdo, lo cual “es muy peligroso”, pues no hay un tercero imparcial que dirima los alcances.

Estimó que una forma de medirlo es el número de migrantes que toquen base en la frontera con Estados Unidos para solicitar asilo; pero aún así será Trump quien determine si esas cifras son suficientes para considerar exitoso el acuerdo.

“En términos rancheros: no vaya ser que era mejor una colorada y no muchas descoloriditas“, apuntó.

Por ello, y ante la amenaza de que eleve sus demandas, como es previsible, es necesario que México prepare “estrategias de litigio” pues en realidad “sólo ganó tiempo” y no hay mucho que festejar del acuerdo alcanzado.

Cossío Díaz afirmó que será muy difícil que en 45 días, México dé los “resultados espectaculares que Trump espera”, por lo que es previsible que al término de ese plazo, México adquiera la condición de 3er. país seguro.

Y algo peor aún: ahora tendrá que recibir a todos los migrantes que están en espera de asilo, no sólo de Centroamérica, Cuba o Haití, sino incluso de naciones de África o Asia.

Por ello puntualizó que es necesario que el gobierno de López Obrador, a través de la Secretaría de Hacienda, libere recursos en materia de salud y educación pues los gobernadores de los estados fronterizos ya están enfrentando “enormes cargas” que los pueden llevar a una “situación de emergencia”.

Por último, alertó que México no puede violar las leyes que regulan la migración para cumplir las metas comprometidas con USA para evitar los aranceles.

“No hagamos de esto, para efectos de quedar bien, un proceso -no voy a decir violatorio abiertamente donde pasen atrocidades-, pero sí un proceso donde nos avergoncemos de lo que estamos haciendo en materia de derechos humanos. Sería una lección muy triste donde perderíamos una condición moral que nos va a hacer mucha falta”, concluyó.