Cepos por todos lados. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) intenta tapar todas las pinchaduras que tiene su tanque de reservas para amortiguar el impacto del gasto covid y electoral. Sin embargo, siguen las dudas en la City Porteña, Wall Street y el FMI.
CEPO
BCRA, en rojo: Cepo y dólar linked ya no alcanzan
Si bien el ministro de Economía, Martín Guzmán, logró hacerse de $100.000 millones para financiar el excesivo gasto electoral, BCRA volvió a endurecer el cepo.
"Tenés que equilibrar las cuentas fiscales. O ajustas el gasto o aumentás la presión tributaria o devaluás o hacés un poco de las 3 cosas", es la regla N°1 del organismo multilateral de créditos para alcanzar un acuerdo.
Pese a los $100.000 millones que consiguió el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el mercado con una licitación atada a la devaluación del peso argentino -dólar linked-, el BCRA ya había encendido todas las alarmas y había ajustado aún más el cepo cerrando el acceso a dólares a importadores, afectando seriamente la producción.
Un caso fue el del sector automotriz. Tal como lo planteó Horacio Alonso en Ámbito Financiero, "de un promedio de alrededor de 15.000 unidades mensuales, desde comienzos del 2021, cayó a 10.315 nacionalizaciones".
La Nación, en tanto, repasó que Guzmán volvió a solicitarle a la autoridad monetaria el pasado miércoles (8/09) que active la “maquinita” y le envíe otros $60.000 millones para cubrir un déficit agravado por la velocidad que tomó el gasto público de cara a las elecciones y las dificultades que la cartera a su cargo evidenció para conseguir financiamiento de mercado.
"Las reservas terminaron ayer (9/09) en US$45.726 millones. En el día bajaron US$80 millones y en el mes caen US$454 millones", aseguró el analista financiero Christian Buteler.
El punto es que el BCRA ya está gastándose parte de los US$4.300 millones que el FMI giró en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG) y hay serias dudas de que pueda transitar la postpandemia y el período poselectoral sin saltos cambiarios, achique del déficit fiscal o mayor presión tributaria.
El economista Fernando Marull advirtió que "el BCRA se gastó US$1.000 millón de dólares en 2 semanas para controlar el dólar oficial y el paralelo".
Cómo llega el Gobierno a la elección
Un informe Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala reveló que:
Luego de la fuerte recuperación de la actividad en la segunda mitad del año pasado, desde principios del 2021 la economía se mantiene en los mismos niveles, en gran medida producto del rebrote de contagios de COVID-19, que aumentaron a partir de abril.
No obstante, a partir de las revisiones y reaperturas de las paritarias, estimamos que durante el segundo semestre la recuperación del poder adquisitivo superará el 3% respecto del piso de la primera mitad del año, apuntalando la demanda.
A pesar de la caída del consumo, la recuperación de la inversión ha sido el componente que ha permitido sostener el nivel de la actividad económica y, al desagregarla en sus principales componentes, se observan “tres tiempos” en la recuperación, siendo en la actualidad traccionada por los equipos de producción importados.
En una perspectiva desagregada del panorama fiscal, vemos que no se advierte una política clara de ajuste fiscal, sino más bien una recomposición de los ingresos públicos, la cual se suma a un paulatino regreso al nivel de gasto prepandemia, aunque con importantes cambios en su composición y el mencionado rezago en el caso de prestaciones de la seguridad social. Es de esperar una ligera ampliación del déficit primario en lo que resta del año, en la medida que la movilidad jubilatoria recupere el terreno perdido y el incremento de los recursos tributarios encuentren el techo del rebote.
Sin embargo, la acumulación de reservas hace muy probable que el BCRA pueda administrar estas tensiones hasta las generales de noviembre y que los desafíos sean post electorales. El punto de partida será una economía con niveles de liquidez elevados, un fuerte aumento de los ingresos en dólares – en un contexto en el cual la movilidad tanto doméstica como internacional de las personas tenderá a ampliarse en 2022 – y un nivel de reservas del BCRA más exiguo que el de la actualidad.