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YA NO HAY MARGEN

La Casa Rosada acelera gestos clave al FMI y la Casa Blanca

Entre paquete COVID-19 y gasto electoral, la Casa Rosada intenta caminar por un delicado límite que pone los bolsillos argentinos al borde del colapso.

La economía manda, pero también los lazos internacionales. En las últimas semanas, se vio un giro de la Casa Rosada sobre Estados Unidos a partir del arribo de funcionarios del presidente estadounidense Joe Biden y el viaje de funcionarios importantes del Gobierno argentino a Washington, la gira del propio presidente Alberto Fernández por Europa, entre otros movimientos diplomáticos clave.

Luego, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, dijo que ni bien el contexto lo permita iban a aflojar el cepo. Horas más tarde, el BCRA flexibilizó las restricciones al mercado de cambios para las empresas que obtengan nuevo financiamiento del exterior, con el fin de aplicarlo al pago de deudas comerciales.

La autoridad monetaria aclaró que el nuevo endeudamiento tendrá que ser por "un monto no menor al pago que se realizará y con una vida promedio no menor a dos años".

Ahora, el Palacio de Hacienda encaró lo que tanto reclamaba el mercado: pasar al 40% de emisión del BCRA y 60% de emisión de duda en pesos.

El problema es la brecha cambiaria

La clave del problema es la brecha cambiaria, que el Gobierno no está atacando. En el mercado esperan que sea por el período electoral pero luego se relance la gestión con un programa macroeconómico serio y sin parches.

Interesante lo que marcó este viernes (27/08) el diario BAE Negocios:

Industriales alertaron que los precios finales de los productos se encarecieron ante la "fuerte presión impositiva", y señalaron que ese impacto hundió aún más el poder de consumo de la población. Ante este escenario, pidieron una estrategia para reducir la multiplicidad de los impuestos para beneficiar a la producción nacional.

El presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (Camima), José Luis Ammaturo, advirtió que "hoy se conjugan altos impuestos y una población con bajos ingresos", y dijo que "adquirir cualquier producto realmente cuesta mucho" al señalar que "no es solamente porque salen caros de las fábricas, sino que se encarecen una vez puertas afuera".

Ahora bien, el Gobierno coincide con el diagnóstico pero no se explica porqué se demoran tanto las herramientas de fondo que necesita la economía para sacar del colchón los US$100.000 millones en efectivo que ahorristas guardan.

La reunión con un grupo muy selecto de industriales que se llevó a cabo en el Museo del Bicentenario esta semana y otra con intelectuales dieron señales al mercado.

Por otro lado, genera cierta tranquilidad a la City Porteña y Wall Street que el mandatario diga que la Argentina llegará a un acuerdo con el FMI. Si bien lo hace su manera diciendo que "se hará pero no a las apuradas", lo cierto es que en cada frase confirma que se acordará.

Quedan dudas sobre los rumores que se instalan desde Balcarce 50 sobre el "Albertismo". No son pocos los que creen que eso es resultado de la propia debilidad en las encuestas.

En definitiva, el oficialismo ya no tiene margen para seguir jugando a la politiquería barata. Es el momento de definiciones.