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PANORAMA

La Copa del Mundo se convirtió en calabaza demasiado pronto

Apenas unos días después de que Messi levantara la Copa del Mundo el oficialismo ya estaba metido en la rutina de los conflictos.

La incalculable masa de argentinos que se volcó a las calles el martes para acompañar a la Selección argentina en su festejo por la consagración en Qatar como campeona del mundo tras 36 años debe haber sido la envidia de cualquier político. Especialmente del peronismo, que se arroga la tutela sobre las expresiones populares. Las millones de personas de diversos estratos sociales y pertenencias partidarias (cuando las tienen) que se fundieron sin distinción en una misma felicidad callejera deben haber roto el termómetro de Cristina Kirchner para ese sentimiento. La Vicepresidente suele adjudicarse la autoridad para calificar cuándo un pueblo está alegre y cuándo no. Pero ni el kirchnerismo ni el Gobierno del que forma parte pudieron capitalizar ese humor social probablemente irrepetible. Apenas unos días después de que Lionel Messi levantara la tan deseada Copa del Mundo el oficialismo ya estaba metido en la rutina de los conflictos. Como si la Copa se hubiera convertido en calabaza demasiado pronto.

Las controversias arrancaron desde el minuto 1 de la consagración del equipo dirigido por Lionel Scaloni con los esfuerzos del kirchnerismo y Alberto Fernández, cada uno por su lado, de apropiarse de alguna forma de la hazaña deportiva. El Presidente declaró un feriado nacional para los festejos y buscó hasta último momento que los jugadores visitaran la Casa Rosada, como lo habían hecho los campeones del 86. Entonces, Raúl Alfonsín recibió el trofeo de manos de Diego Armando Maradona. Fernández habrá imaginado, con lógica, la misma foto para él con Messi. El 10 de esta Selección se consolida como un mito de -sacrilegios aparte- igual magnitud que el 10 de aquella de Carlos Salvador Bilardo. Y a Fernández le gusta inspirarse en el extinto líder radical. “Elijo creer”, pudo haber dicho el Presidente que todavía guarda la ilusión de competir por su reelección. Sin embargo, Fernández se topó una y otra vez con la negativa del plantel. Incluso ofreció que los jugadores saludaran desde el balcón de la Casa Rosada, sin ninguna presencia política en el palacio de Gobierno. Tampoco funcionó. Hay distintas versiones sobre el por qué de la negativa a una razonable foto institucional. Se habló del cansancio de los jugadores, que no querían prolongar ni un minuto más las celebraciones para partir hacia sus hogares después de un mes de concentración en Qatar. También se menciona el enfrentamiento con el Gobierno del presidente de la AFA, Claudio ‘Chiqui’ Tapia. En el inicio de su mandato, Alberto Fernández habría pretendido reemplazar a Tapia por Marcelo Tinelli. Strike 1. Tampoco le perdonaría Tapia al Gobierno aquella intervención de la Inspección General de Justicia (IGJ) que atendió denuncias de irregularidades en la asamblea que lo reeligió al frente de la entidad futbolística en 2020.

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Un océano de gente acompañó la caravana (inconclusa) de la Selección campeona del mundo. 

Un océano de gente acompañó la caravana (inconclusa) de la Selección campeona del mundo.

Rispideces

Las rispideces entre el Gobierno y Tapia se materializaron durante la caravana del triunfo cuando el ‘Chiqui’ se quejó de que el operativo de seguridad dispuesto no le permitía al micro descapotado que transportaba a Messi, al resto del plantel y al propio jefe de la AFA llegar al Obelisco, como se había anunciado en las horas previas. Pero desde temprano ya estaba claro que la Selección no iba a llegar hasta ahí, dado que la marea de gente apenas le permitió avanzar al vehículo unos pocos kilómetros y en el centro porteño ya no cabía un alfiler. Aníbal Fernández, máxima autoridad del dispositivo, dijo que nunca estuvo previsto un recorrido hasta ese punto de la Ciudad de Buenos Aires porque iba resultar imposible sacar el micro de allí. La caravana terminó de manera imprevista -al menos para el público- con los jugadores rescatados del atolladero humano y apreciando la conmovedora movilización desde el aire, en helicópteros. El Gobierno festejó esa resolución al mismo tiempo en que se abría una grieta -otra más- entre el ministro nacional y su par bonaerense, Sergio Berni. Tapia había destacado al médico y militar como “el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente”. Curioso el comentario del presidente de la AFA: fue justamente en el distrito bonaerense donde más tensión se vivió cuando 2 personas se lanzaron desde un puente en La Matanza hacia el micro. Uno cayó dentro y el otro fue a parar al asfalto. Aníbal, por su parte, devolvió gentilezas: llamó a Tapia “cachivache” y de Berni dijo que “no hizo nada” en relación al operativo de seguridad. El Presidente, por su parte, se quedó sin foto con la copa pero no dejó de subirse a la gesta deportiva cuando afirmó que las últimas consagraciones de la Selección se habían producido durante su mandato.

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El presidente de la AFA, Claudio 'Chiqui' Tapia. 

El presidente de la AFA, Claudio 'Chiqui' Tapia.

Manoseos

Otra versión que intenta explicar la negativa del conjunto argentino en asistir a la Casa Rosada surge de una presunta posición política del propio Messi, y que es la de no exponerse a eventuales manoseos partidarios. El resquemor tendría origen en aquel acto en el predio de la AFA de Ezeiza de 2014, con Cristina Kirchner como anfitriona de los subcampeones del mundial de Brasil. Videos que se viralizaron en estos días trajeron a la memoria cierta incomodidad de Messi ante la verborragia e histrionismo de la entonces Presidente. Aquel fue un acto político. Hasta llevaron a la célebre “locutora militante”. Messi habría tratado de que no se repita una situación como esa. No es para desestimar. El kirchnerismo intentó darle un uso de facción a la consagración argentina. La Vicepresidente felicitó por Twitter al plantel y destacó a Messi por la icónica frase que dejó el jugador del PSG en un cruce con el holandés Wout Weghorst. Llamativo: para CFK recién con el “andá pa’allá bobo” Messi “se ganó definitivamente el corazón de los y las argentinas”, como si la trayectoria del jugador de 15 años antes de ese episodio poco feliz no lo hubiera conseguido ya. La clave en la expresión de la Vice sería el aspecto “maradoniano” del exabrupto. El kirchnerismo siempre se sintió más afín al fallecido ídolo del fútbol argentino, quien se movía como pez en el agua en la confrontación, rasgo que compartió con ese sector político. De hecho, Andrés ‘Cuervo’ Larroque tuvo como primer reflejo celebratorio tuitear una foto de ‘Chiqui’ Tapia que rápidamente se leyó como un mensaje a Alberto Fernández, enemistado con el jefe de la AFA. El mismo sentido internista habría tenido la aparición de una comitiva kirchnerista en la madrugada de la llegada del plantel a Ezeiza, con el objetivo de ‘primerearle’ al Presidente una foto con Messi. No ocurrió: Eduardo ‘Wado’ de Pedro, el ministro más cercano a la Vice y con aspiraciones presidenciales, quedó ‘pagando’ cuando Tapia se interpuso e impidió que saludara a Messi y Scaloni. La Casa Rosada y el Instituto Patria terminaron 0-0.

https://twitter.com/indignadoxd/status/1604925523045789697

Desinflado

Pero ojalá para el Gobierno su único problema fuera una foto con Messi. La Corte Suprema volvió a generarle un duro revés cuando, de forma provisoria, ordenó al Ejecutivo que le devuelva parte de los puntos de coparticipación que le arrebató en 2020 para resolver el conflicto policial que enfrentó Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, pero generó angustia en todo el país. Entonces, Fernández resolvió quitarle a la administración de Horacio Rodríguez Larreta un punto en el reparto de la recaudación federal argumentando que cuando Mauricio Macri le transfirió la Policía Federal (hoy Policía Metropolitana) lo hizo excediéndose en el traspaso de recursos. Larreta fue a la Corte, que 2 años después le restituyó parte de lo quitado a través de una medida cautelar. Serían unos $180 mil millones, a lo que se sumaría lo adeudado en estos 2 años. Resta definir la cuestión de fondo, es decir, la constitucionalidad de aquel repentino zarpazo que contó, sin embargo, con la previa queja de Cristina Kirchner sobre las condiciones de vida de los porteños en comparación con los linderos de La Matanza. Los gobernadores más cristinistas, como Jorge Capitanich, instaron al Presidente en la Casa Rosada a desconocer el fallo alarmados por un supuesto avasallamiento del federalismo. Pero, como cuenta Pablo Ibáñez en eldiarioar, esa salida se desinfló cuando se ingresó en una discusión sobre quién debía ejecutar de manera formal el desacato. El comunicado resultante de la reunión, con fuerte tono crítico contra la Corte, sostiene que el fallo es de “imposible cumplimiento” y anticipa la solicitud de su revocatoria y la recusación de los jueces encabezados por Horacio Rosatti.

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Alberto Fernández y los gobernadores oficialistas reunidos tras el fallo de la Corte. 

Alberto Fernández y los gobernadores oficialistas reunidos tras el fallo de la Corte.

Tras ser denunciado por “sedición” y “alzamiento” por presuntamente desconocer una orden inapelable, y el pronunciamiento empresario alertando por un desafío institucional, Alberto Fernández le dijo al portal El Destape: “Nosotros nunca dijimos que no la queremos cumplir. Dijimos que no tenemos los recursos”. Según el Presidente el fallo de la Corte no está en firme por su carácter cautelar, por lo tanto no se está incurriendo en desacato. “El fallo de la Corte no es una sentencia definitiva. Es una cautelar. Por eso corresponde la recusación y solicitar una segunda instancia. Como establece el Pacto de San José de Costa Rica, tenemos derecho a una apelación, le explicó a Roberto Navarro. Fernández argumenta cuestiones presupuestarias sancionadas en una ley para incumplir la orden, más allá de denunciar una supuesta "intromisión" de la Justicia en los otros poderes del Estado. “Tenemos que ir al Congreso y que el Congreso nos diga de dónde salen los recursos. En caso contrario, tendría que malversar recursos y sacar la plata de otro lado. ¿Quieren que saque la plata de los comedores, de la Gendarmería, de los jubilados, de donde?”, le dijo a Navarro. Sin embargo, el Presidente contaría con otros instrumentos para reordenar las partidas, una práctica habitual, y dar cumplimiento a la orden. La encrucijada estaría en la metas de fiscales dispuestas en el acuerdo con el FMI. Para Larreta, la reticencia del Gobierno se traduce en un "golpe institucional". Pero por alguna razón, el jefe de Gobierno porteño, presidenciable del PRO, espera que "el lunes se gire el dinero".

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