Lo que debía ser una charla “con voces a favor y en contra” terminó convertido en uno de los episodios más insólitos del año legislativo. En el Anexo del Congreso, se realizó un evento antivacunas que tuvo desde teorías delirantes hasta un hombre semidesnudo con magnetismo trucho.
DELIRANTE
Un hombre semidesnudo y magnetismo trucho: Así fue el acto antivacunas que se hizo en el Congreso
Un polémico evento antivacunas se realizó en el Congreso Nacional y generó todo tipo de críticas. El PRO salió a despegarse del bochorno.
La actividad fue organizada por la diputada chaqueña Marilú Quiróz, un acto antivacunas repleto de afirmaciones pseudocientíficas, testimonios dudosos y hasta el hombre semidesnudo que subió al escenario para “mostrar” supuestos efectos magnéticos generados por la vacuna contra el Covid-19.
La escena causó tal nivel de incomodidad interna que el PRO, partido al que pertenece Quiróz, salió rápidamente a despegarse del evento. Referentes del espacio lo describieron como “un acto bizarro”, “un riesgo epidemiológico” y una iniciativa “que no representa bajo ningún concepto” la posición del bloque.
Un hombre semidesnudo en el Congreso
El encuentro, difundido bajo el título “¿Qué contienen realmente las vacunas Covid-19?”, reunió a oradores conocidos por su militancia contra la inmunización. Durante más de cinco horas se sucedieron exposiciones que incluían teorías sobre “composición tóxica”, “efectos neurológicos no estudiados” e incluso “magnetismo corporal” provocado por las dosis.
La imagen más viral del evento fue la del hombre que se subió al escenario, se quitó la remera y aseguró que su cuerpo “atraía metales” desde que había sido vacunado. La escena, presentada como “evidencia”, provocó críticas fulminantes desde sectores científicos y políticos.
Entre los expositores estuvieron:
- Lorena Diblasi, biotecnóloga, quien difundió testimonios no verificados.
- Oscar Botta, oftalmólogo vinculado al grupo Médicos por la Verdad.
- Viviana Lens, médica que sostiene posturas refutadas decenas de veces por organismos sanitarios.
La propia Quiróz defendió su iniciativa argumentando que “había que escuchar todas las voces”. Sin embargo, la “pluralidad” prometida brilló por su ausencia.
El PRO, en modo bombero: “Nos desentendemos por completo”
El bloque que lidera Cristian Ritondo tomó distancia apenas vio el tenor de la jornada. Tras el revuelo mediático, fuentes partidarias describieron la actividad como:
“Un acto bizarro en contra de las vacunas”.
“Una iniciativa personal que se desvirtuó”.
“Un riesgo para la salud pública en un país donde están reemergiendo enfermedades”.
El PRO publicó un comunicado oficial reafirmando su defensa de las campañas de vacunación y criticó la baja cobertura actual: “Vacunarse no es una opinión, es una responsabilidad colectiva”.
Diputados como Ritondo y Martín Yeza se expresaron públicamente. Yeza, incluso, se extendió con datos históricos: recordó que las vacunas explican el 40% del aumento global de la expectativa de vida y que la caída en la inmunización abre la puerta a enfermedades reemergentes como el sarampión o la coqueluche.
Las sociedades científicas, alarmadas
El evento generó un rechazo inmediato de instituciones como:
- SADI
- SAVE
- Sociedad Argentina de Pediatría
- SADIP
Todas habían pedido previamente suspender la actividad por “carecer de evidencia científica” y porque, en un contexto de baja vacunación, podía generar daño real en la salud pública.
“Es fundamental cuidar la confianza en las vacunas”, advirtieron.
“Eventos basados en negacionismo científico generan confusión y ponen en riesgo a la población”.
Menem, bajo crítica por habilitar el encuentro
El presidente de Diputados, Martín Menem, autorizó el espacio pese a las advertencias previas de legisladores y entidades médicas. Varias voces dentro del Congreso consideraron un error habilitar un evento que “solo da legitimidad institucional a argumentos peligrosamente falsos”.
Quiróz redobla la apuesta y deja el Congreso con otra polémica
Con su mandato terminando el 10 de diciembre, Quiróz no solo defendió la actividad sino que volvió a cargar contra la vacunación obligatoria. Días antes, había presentado un proyecto para revisar la obligatoriedad de las vacunas en la Ley 27.491, alegando el “derecho de los padres a no vacunar a sus hijos”.
“Yo di el espacio. La gente me votó para que la escuche”, dijo.
“No soy responsable de que alguien no quiera vacunarse”.
Aunque el episodio fue rápidamente repudiado por el PRO y por el arco científico, dejó expuesto un problema de fondo: cómo enfrentar la difusión de teorías sin sustento dentro de instituciones estatales, en un país donde la vacunación está en retroceso y donde enfermedades controladas están reapareciendo.
Para muchos en el Congreso, lo ocurrido fue algo más que una anécdota estrafalaria: un recordatorio de que el negacionismo no es solo un fenómeno digital, sino un riesgo sanitario real cuando atraviesa las puertas del Congreso de la Nación.
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