POLÍTICA

SE TENSAN LAS RELACIONES

Larreta se prepara para "desandar la cuarentena" sin chocar con la Provincia

El plan para flexibilizar la cuarentena después del 17 que prepara Horacio Rodríguez Larreta pende de que el índice de contagiosidad se ubique debajo de 1. Pero, sobre todo, de encontrar una salida que no choque de frente con la administración de Axel Kicillof.


En el gobierno porteño esperan que el índice de contagiosidad se ubique debajo de 1 para anunciar un programa de aperturas escalonadas para dar previsibilidad. Sin embargo, esa "salida" choca con la administración de Axel Kicillof.

Tanto así, que ayer, el bonaerense volvió a marcar la cancha: "La ciudad de Buenos Aires es donde más contagios hay cada 100 mil habitantes".

Pero, si bien Horacio Rodríguez Larreta y sus colaboradores más cercanos bajaron la orden de evitar cualquier roce con la administración bonaerense, siguieron abocados al estudio de las medidas que planean tomar a partir del 17 si es que el R -el índice de contagiosidad-, como explicó el ministro Fernán Quirós, se sitúa debajo de 1. 

Hablan de "desandar la cuarentena" esto es, por ahora, volver a la situación de hace una semana y media si los contagios se mantienen estables. Es decir, la reapertura de negocios no esenciales y el ejercicio al aire libre, que generó una fuerte controversia entre la Ciudad y la Provincia y que el propio Ginés González García reconoció que fue por puro simbolismo. Aunque en la mesa chica del gobierno porteño se discute además la posibilidad de sumar actividades y anunciar un cronograma de aperturas escalonado pero "sin fechas", para dar mayor previsibilidad a la salida paulatina del aislamiento.

"Lo estamos evaluando", aseguraron anoche cerca de Rodríguez Larreta. De confirmarse, sería la primera vez que la Ciudad anuncie un programa de desconfinamiento por etapas.

"Se está analizando no solo lo comercial, si no también lo social y lo deportivo", agregaron colaboradores del jefe de Gobierno. Y aclararon: "Todavía no hay nada definido".

El próximo fin de semana será clave: de acuerdo a los contagios, la administración porteña empezará a consolidar la posición con la que pretende encarar la maratón de reuniones con la Provincia y el Gobierno nacional antes del vencimiento de esta etapa en el AMBA, el viernes 17.

Ayer fue el día de mayor cantidad de contagios de la Ciudad de los últimos 11 días: 995 casos, según el informe del Ministerio de Salud. Se achicó ligeramente la diferencia con la Provincia -1.476 confirmados-, que era del doble. Se registró, además, el número más alto de muertes: 75, de las cuales 56 corresponden a la Provincia, 14 a la capital y 5 al resto del país. El ministro Quirós esperará la evolución de contagios de esta semana, tras la implementación de la cuarentena estricta, el pasado miércoles, para definir cómo seguir.

Hasta este lunes, el índice de contagiosidad en la capital estaba en 1.05, levemente más bajo que en los días anteriores, lo que despertó optimismo en las autoridades. "Tiene que bajar de 1. Si no baja de 1, estamos complicados", explicaron anoche.

"Esperamos llegar al 17 con la curva lo más controlada posible, y entonces poder proponer a la ciudadanía algún cambio a lo que tenemos hoy", había dicho por la mañana, en conferencia de prensa, el ministro de Salud de la Ciudad.

En el gabinete porteño cohabitan desde hace tiempo distintas visiones vinculadas a la continuidad del confinamiento, a pesar de que el mal humor social y la fatiga, y la crisis económica, empiezan a ganar terreno en la mesa de decisiones que nutre a Rodríguez Larreta, que en las últimas horas volcó parte de su agenda a atender la fuerte interna del PRO desatada por el comunicado del sábado en relación al asesinato de Fabián Gutiérrez.

"De mínima vamos a volver a abrir lo que estaba abierto antes de entrar en esta fase del aislamiento. De mínima", remarcaban ayer desde uno de los sectores que más impulsa una rápida reapertura de la actividad comercial. "La expectativa es que (la evolución de contagios) nos de la posibilidad de tomar esa decisión", remarcaban, con mayor cautela, desde el despacho del jefe de Gobierno.

La próxima semana, la Legislatura convalidaría la condonación del ABL de junio y julio para los comercios no esenciales, unos $600 millones que la Ciudad va a dejar de recaudar. En el Ministerio de Hacienda miran con preocupación los números.

José Luis Giusti, de Desarrollo Económico, y Martín Mura, de Hacienda, son dos de los ministros que impulsan una apertura comercial mucho más generosa. Giusti, en particular, busca volver a habilitar las zonas comerciales de mayor aglomeración, que fueron restringidas hace varias semanas. Y que puedan empezar a funcionar algunas industrias, como las del juguete, del mueble y la gráfica, confiaron en su entorno.

Se menciona, incluso, la posibilidad de que las peluquerías puedan volver a abrir en algunas semanas, con protocolos estrictos. Y anunciar, para más adelante, la apertura de bares, restaurantes y shoppings, que presentaron dos protocolos sanitarios a los funcionarios. Sin fecha, pero como una muestra de previsibilidad.

Ayer, antes de que el Ministerio de Salud oficializara el parte del día, trascendió incluso que Rodríguez Larreta estudiaba llevar a Olivos, antes del próximo anuncio, la opción de habilitar reuniones familiares acotadas. "Hay funcionarios que son muy creativos", se fastidiaron desde el entorno de Quirós, que mantuvo por la tarde una larga reunión con el jefe de Gobierno. Cerca del ministro resaltan que por ahora asoma difícil la posibilidad de darle luz verde a reuniones sociales en lugares cerrados.

"No sería deseable (que la Ciudad y la Provincia entraran en fases diferentes) porque el AMBA es una unidad epidemiológica que no podemos separar", enfatizó el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, ayer por la mañana, antes de que Kicillof volviera a machacar con la circulación del virus en la Ciudad. "Se la pasan todo el tiempo analizando lo que pasa en la Capital", decían, ofuscados, desde el gabinete porteño.

Por ahora, ni Kicillof ni Rodríguez Larreta tienen previsto verse. La próxima etapa de la cuarentena vuelve a poner la prueba la coordinación sanitaria entre ambos distritos, el vínculo político y la capacidad de mediación de la Casa Rosada.
 

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