POLÍTICA

Betty se sienta hoy en el sillón de Rivadavia

Beatriz Rojkés de Alperovich asume hoy como Presidente de los argentinos, mientras su esposo, el gobernador tucumano José Alperovich cruza los dedos en el exterior para que no cometa ningún deliz.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Después de los papelones protagonizados en las últimas semanas por la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich, no hay de que, al menos, su esposo, el gobernador tucumano José Alperovich está preocupado por lo que pueda hacer hoy esta funcionaria desde el sillón de Rivadavia.

Por un lado, en un acto fallido votó para que se cree una comisión que investigue al vicepresidente, Amado Boudou, por el affaire de Ciccone Calcográfica, y por otro, realizó muy desafortunadas declaraciones al querer deslindar responsabilidades en el asesinato de una menor al acusar a los padres de borrachos y no cuidar a su hija.

Con su marido en el exterior, invitado por Cristina Fernández a participar de su visita a Angola, no habrá quién la socorra, por lo que, según comentan en los pasillos de la gobernación tucumana, Alperovich descargó su ira entre los principales asesores de su  esposa y les advirtió que ante el próximo serán inmediatamente removidos de sus cargos, muchos incluso ya se sienten afuera y lo lamentan con creces, porque dejarán de cobrar los abultados salarios, que en el caso de su hermano Carlos Rojkés, que se desempeña como director general de Enlace Institucional y Despacho llega a la suma de $30.000.

Los temores del mandatario provincial no se fundan sólo en lo ocurrido en las últimas semanas. Este año, por ejemplo, ante una pregunta de la periodista de radio Universidad, Verónica Quiroga sobre las críticas a la explotación minera, la reprendió severamente ordenándole que apague el grabador, pero la movilera le dijo que era imposible porque estaba saliendo en vivo y la senadora no tuvo más remedio que ensayar una fingida disculpa, que no convenció a nadie.

De hecho hace tiempo que solo concede entrevistas a medios amigos o dependientes de la publicidad oficial, porque ante el menor yerro, sus asesores de prensa no dudan en levantar el teléfono para que esa declaración no salga.

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