NEGOCIOS

La venganza (mexicana) de Brufau

Luego de la experiencia vivida en los últimos 6 meses dentro del Consejo de Administración de Repsol, Petróleos Mexicanos (Pemex) no tiene planes para promover una nueva sindicación de votos. Una vez que Sacyr ya no tiene el 20% con el que se firmó el acuerdo y le vende sus acciones a Repsol, Pemex debe de tomar una decisión de negocios en torno a cómo va a operar dentro de Repsol.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Desde diciembre que negocian Repsol y Pemex, sin un acuerdo formal sobre cómo la paraestatal mexicana podría incrementar su influencia en su socio privado. Repsol ofreció a Pemex un “convenio industrial” que no se tradujo en una oferta concreta de servicios.
 
De todos modos, Antonio Brufau no se esmera mucho en todo eso. Quiere ver cómo queda la película en Pemex. Al fin de cuentas, Brufau ganó la pulseada en Repsol y ahora espera las consecuencias, que ya fueron evidentes en Sacyr Vallehermoso y falta apreciar en los mexicanos, que eran socios de Sacyr en el golpe de timón contra Brufau.
 
La paraestatal mexicana explicó que el voto sindicado (con Sacyr Vallehermoso) era para obtener un mayor peso específico en la toma de decisiones de la empresa y asegurar una mayor colaboración en temas que le importan más como son aguas profundas y tecnología de largo alcance.
 
Debe destacarse que hasta ahora no se tienen propuesta alguna de llevar a cabo una nueva sindicación de votos con algún otro socio de Repsol.
 
La reunión de hoy viernes 06/01 en la mexicana, sustituye la que se canceló el 19/12/2011 cuando, por falta de quórum, Pemex no tomó decisiones ante el inminente rompimiento que tendría con Sacyr. En esa reunión no se presentaron los consejeros de Pemex que son representantes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Tampoco el consejero independiente Rogelio Gasca Neri.
 
Los analistas del mercado recomiendan comprar las acciones de Repsol, a un precio objetivo de € 27.5 por acción. Las acciones que Pemex pagó € 1.000 millones, a € 20 por título, le han dejado una ganancia de € 200 millones.
 
Los reportes del mercado IBEX 35 señalan que Repsol ha sido el valor más sólido durante los últimos meses.
 
Pero Pemex no propondrá incrementar su participación accionaria para pasar de 9.8% a 13% y así obtener un asiento más dentro del Consejo de Administración de Repsol.
 
Lo que los consejeros alegarán en contra de aumentar la participación accionaria es que Petróleos Mexicanos es un organismo público descentralizado que puede llevar a cabo alianzas, no compras de acciones aun cuando sean empresas petroleras.
 
Por definición Pemex no puede hacer compras de empresas en renta variable, como fue el caso del 5% de la española Repsol.
 
Pemex adquirió un paquete de acciones en agosto del año pasado a € 20 por acción.
 
 
La reciente ruptura del pacto de Pemex y Sacyr está desatando una fuerte tormenta política en México. Mientras en España se celebra la vuelta a la normalidad en Repsol (consejo unido y con Antonio Brufau al frente) y en Sacyr (a salvo de la quiebra con la refinanciación cerrada a 2015), en México, por el contrario, este asunto está abriendo una guerra política importante, que se plasmará en el consejo extraordinario de hoy.
 
Pemex es el principal perdedor de esta batalla, y tiene difícil solución dada la complejidad política que vive México, con las elecciones presidenciales previstas para el próximo verano. Ahora el consejo, más dividido que nunca, deberá tomar decisiones, que en algunos casos, podría incluso salvar de sanciones a funcionarios y altos cargos.
 
La representación sindical del consejo de Pemex, por ejemplo, es partidaria de vender la participación y hacer plusvalías. Lo mismo piensan los representantes del PRI. Pero para el director general de Pemex, Juan José Suarez Coppel, esto significaría admitir un mayor fracaso. La persona que más se implicó en llegar al pacto con Sacyr apuesta por dar un paso al frente, adquirir un 3% adicional en Repsol, hasta llegar al 12% y de esta manera negociar incluso con Repsol un segundo consejero, e incluso, la vicepresidencia. Pero para ello, se necesitarían más de 1.000 millones de euros y los presupuestos de Pemex pasan por el Congreso. 
 
Sorteando las sanciones
 
Pero detrás de esta estrategia de Coppel, se encuentra su lucha por evitar el riesgo a ser sancionado por el Gobierno mexicano. A espaldas al consejo, Coppel tramó la operación con Sacyr: utilizó fondos públicos (1.600 millones de dólares), incrementó su participación en Repsol (del 4,5% al 9%) y selló un pacto parasocial con Sacyr (tenía el 20%) para controlar un 29,5% de la petrolera española. Pero el pacto se ha roto. Y el resultado es que Pemex se ha gastado mucho dinero, pero no tiene más poder, ni tiene acceso a la tecnología, ni sinergias. No ha ganado nada.
 
Coppel por ello busca in extremis un solución que justifique el movimiento en Repsol. Esta semana filtró a la prensa española un posible pacto de sindicación de sus acciones con el primer accionista de Repsol, La Caixa, un movimiento que la entidad financiera catalana ha desmentido.
 
Y ayer, la prensa mexicana apuntaba que Coppel estudia abrir acciones legales contra Sacyr. Esta vía le podría justificar y salvar de una sanción probablemente, pero este escenario, tan beligerante en medio de la actual calma, se ha entendido en España más como una estrategia de imagen que como una declaración de intenciones.