A principios de este año, en enero del 2022, el descubrimiento de un asteroide potencialmente peligroso llevó a los astrónomos de distintos observatorios a realizar un minucioso seguimiento de su recorrido.
DESCUBIERTO EN ENERO
Un llamativo asteroide se acerca a la Tierra: ¿Puede impactar?
Los astrónomos vislumbraron un peligroso asteroide en enero y se apresuraron darle seguimiento. ¿Qué sabemos sobre su dirección?
Según sus observaciones iniciales, el asteroide de aproximadamente 70 metros (llamado “2022 AE1”) podía golpear la Tierra el 4 de julio de 2023.
Dado que cualquier incertidumbre en la órbita de un asteroide es mayor en las horas inmediatamente posteriores a su descubrimiento, los astrónomos se centraron en averiguar las posibilidades de impacto.
Dichas probabilidades parecían aumentar a medida que se obtenía más información. De hecho, fue señalado un posible choque por la Asteroid Orbit Determination (AstOD), un sistema automatizado que los astrónomos de todo el mundo utilizan para evaluar el riesgo de asteroides.
Además, el objeto recibió uno de los puntajes más altos en la Escala de Palermo, una clasificación utilizada para comprender el peligro de impacto.
Tanto la ESA (Agencia Espacial Europea) como la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de USA) publicaron la información accesible a todo público en sus páginas.
Uno de los mayores inconvenientes que surgieron fue que no se pudieron realizar observaciones la semana siguiente a su descubrimiento, ya que la Luna llena bloqueó cualquier vista del asteroide desde la Tierra.
Pero, afortunadamente, cuando se lo pudo rastrear nuevamente, los datos acumulados de su recorrido revelaron que la posibilidad de impacto disminuía drásticamente con el tiempo.
Desde entonces, se ha confirmado que 2022 AE1 no impactará la Tierra en ningún momento en el futuro previsible.
“En mis casi diez años en la ESA nunca había visto un objeto tan peligroso”, dijo el astrónomo Marco Micheli.
De amenazante a inofensivo
La primera observación de un asteroide es solo un dato, no está claro qué es o hacia dónde va. Por eso, se necesitan al menos tres para determinar una órbita: hacia dónde se dirige y qué tan rápido se mueve.
Otras observaciones reducen aún más las incertidumbres hasta que los astrónomos pueden estar seguros de adónde no irá (la Tierra).
Para ayudar a hacer estas determinaciones, utilizan simulaciones por computadora que calculan la futura trayectoria orbital del asteroide e ingresan posiciones y velocidades elegidas al azar.
Mediante una gran cantidad de simulaciones, se calculan las probabilidades de que cualquier camino en particular finalice en la Tierra.
Lo que suele ocurrir es que con más observaciones y más datos, la zona de peligro se estrecha y la trayectoria del asteroide se aleja de la Tierra, bajando el porcentaje de riesgo.
En el caso de 2022 AE1, las observaciones después de que la Luna llena menguó proporcionaron los datos necesarios para mostrar que el nivel de riesgo había bajado. Con una sola observación, el peligro se desplomó, acercándose a cero.
¿Qué pasará con el asteroide?
La ESA dijo que algunos observadores continuarán monitoreando el asteroide para continuar confirmando las proyecciones.
Por ahora sabemos que a principios de julio de 2023 el asteroide 2022 AE1 pasará cerca de la Tierra a una distancia de unos diez millones de kilómetros, más de 20 veces la distancia a la Luna.
Aunque las probabilidades de que un asteroide en particular impacte contra la Tierra son bastante bajas, sigue siendo probable que suceda. Por esa razón, los especialistas continúan escaneando los cielos.
Fuente: Universe Today