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INFECCIÓN/VACUNA

"Super-inmunidad" COVID: 19 meses de pandemia y misterio

Recuperarse de la infección por SARS-coV-2 otorga una mejor inmunidad tras la vacuna que aquellos que nunca se enfermaron. Los científicos aún no saben por qué.

Hace un año, antes de la aparición de Delta y otras variantes COVID-19, los virólogos Theodora Hatziioannou y Paul Bieniasz (Universidad Rockefeller, Nueva York) se propusieron hacer una versión de una proteína del SARS-CoV-2 con la capacidad de esquivar todos los anticuerpos que bloquean las infecciones. Buscaban entender el funcionamiento de la inmunidad.

El objetivo era identificar las partes del pico, la proteína que el SARS-CoV-2 usa para infectar las células y que son el objetivo de estos anticuerpos neutralizantes, y así mapear el ataque de cuerpo humano hacia el virus.

De esta forma, los investigadores mezclaron y emparejaron mutaciones. En un estudio publicado este septiembre en Nature, informaron que una mutación del pico que contenía 20 cambios era completamente resistente a los anticuerpos neutralizantes producidos por la mayoría de las personas probadas que habían sido infectadas o vacunadas, pero no a todos.

Aquellos que se habían recuperado del COVID-19 meses antes de recibir sus vacunas albergaban anticuerpos capaces de combatir el pico mutante.

Los anticuerpos de estas personas incluso bloquearon otros tipos de coronavirus. Dicha 'superinmunidad' se ha convertido en uno de los grandes misterios de la pandemia.

Ahora los investigadores mapean las diferencias entre la protección inmune de la infección natural y la de la vacunación, para así trazar un camino más seguro hacia este nivel más alto de protección.

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Anticuerpos que responden a las partículas del SARS-CoV-2 (ilustración). Crédito: Juan Gaertner / Biblioteca de fotografías científicas, Nature.

Anticuerpos que responden a las partículas del SARS-CoV-2 (ilustración). Crédito: Juan Gaertner / Biblioteca de fotografías científicas, Nature.

Inmunidad híbrida

No mucho después de que los países comenzaran a implementar vacunas, los investigadores comenzaron a notar propiedades únicas de las respuestas a las vacunas de personas que previamente se habían contagiado y se habían recuperado del COVID-19.

A esto, los científicos llaman “superinmunidad” o “inmunidad híbrida”: anticuerpos más capaces de neutralizar cepas inmunoevasoras, como la variante Beta o Delta.

Los estudios más recientes sugieren que la inmunidad híbrida se debe, al menos en parte, a agentes inmunes llamados células B de memoria.

La mayor parte de los anticuerpos producidos después de la infección o la vacunación provienen de células de vida corta llamadas plasmablastos, y los niveles de anticuerpos disminuyen cuando estas células mueren inevitablemente.

Una vez que desaparecen los plasmablastos, la principal fuente de anticuerpos se convierte en células B de memoria mucho más raras, y que se desencadenan por infección o vacunación.

De esta manera, una primera dosis de vacuna en alguien que ha estado infectado previamente está haciendo el mismo trabajo que una segunda dosis en alguien que nunca ha tenido COVID-19.

De hecho, los niveles de anticuerpos también son más estables en personas con inmunidad híbrida, que solo vacunadas.

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Crédito: Juan Gaertner / SPL, Nature.

Crédito: Juan Gaertner / SPL, Nature.

"Superinmunidad" sin infección

Una tercera dosis de refuerzo de la vacuna podría permitir que las personas que no han sido infectadas obtengan los beneficios de la inmunidad híbrida, dijeron los expertos a Nature.

Por otro lado, la ampliación del intervalo entre las dosis de la vacuna también podría imitar aspectos de la inmunidad híbrida.

En 2021, en medio de la escasez de vacunas y un aumento en los casos, los funcionarios de la provincia canadiense de Quebec recomendaron un intervalo de 16 semanas entre la primera y la segunda dosis.

Un equipo codirigido por Andrés Finzi, virólogo de la Universidad de Montreal, descubrió que las personas que recibieron este régimen tenían niveles de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 similares a los de las personas con inmunidad híbrida.

Por eso, comprender el mecanismo detrás de la inmunidad híbrida será clave para lograr conseguirla sin que las personas se enfermen, de cara a completar el segundo año de pandemia.

Aquellos que estudian la inmunidad híbrida enfatizan que, independientemente de los beneficios potenciales para la inmunidad, los riesgos de una infección por SARS-CoV-2 señalan que debe evitarse de todas las formas posibles.

Fuente: Nature

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