¿Te acordás cuando medio mundo pensaba que una nave alien estaba paseando por nuestro sistema solar? Bueno, resulta que los astrónomos se mandaron una pifia monumental. El cometa 3I/ATLAS, que algunos creían que podía ser una construcción alien de 20 kilómetros, terminó siendo un pedacito de hielo de apenas 320 metros. El Hubble rompió la magia.
SORRY, FANS OVNI
La "nave alien" resultó ser un cometa enano: Hubble destruye el mito del 3I/ATLAS
El Hubble reveló que el objeto interestelar mide apenas 320 metros, no los 20 kilómetros que especulaban los científicos. ¿Era un alien? No, peor.
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El truco 'cero alien' de la naturaleza que engañó a todos
La nueva imagen del telescopio Hubble no solo pinchó el globo de las teorías conspirativas, sino que dejó en evidencia lo apresurados que pueden ser algunos científicos cuando salen a hacer declaraciones. Este objeto interestelar, que viaja a 209.000 km/h por nuestro vecindario cósmico, resultó ser entre 4 y 60 veces más chico de lo que creían inicialmente.
La confusión no fue casualidad. Lo que los telescopios terrestres veían no era el núcleo del cometa, sino su "coma": esa nube brillante de polvo y gas que lo rodea como una lágrima gigante. Es como tratar de calcular el tamaño de una pelota mirando solo el humo que la envuelve. NASA tuvo que usar toda la precisión del Hubble para distinguir entre el verdadero núcleo y esa envoltura engañosa.
El comportamiento del 3I/ATLAS terminó siendo completamente predecible: se deshace por el lado que mira al Sol, expulsa material como cualquier cometa común y corriente, y pierde entre 6 y 60 kilos de polvo por segundo. Nada de tecnología alien ni fenómenos inexplicables. Solo física básica haciendo lo suyo.
La realidad siempre es más aburrida (pero más creíble)
Este papelón científico nos deja varias lecciones. Primero, que las mediciones apresuradas pueden generar expectativas desmedidas y alimentar teorías conspirativas innecesarias. Segundo, que un núcleo más pequeño encaja mucho mejor con lo que sabemos sobre objetos interestelares como 2I/Borisov y 1I/Oumuamua.
Ahora, con el James Webb apuntando hacia este turista cósmico, esperamos obtener datos aún más precisos. Mientras tanto, podemos estar tranquilos: no hay naves extraterrestres merodeando por acá. Solo rocas espaciales haciendo exactamente lo que tienen que hacer según las leyes de la física. A veces la ciencia es así de decepcionante para los amantes de lo extraordinario.
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