Con campañas de inoculación avanzadas, ahora varios países de ingresos medios y altos enfrentan otro obstáculo: grupos antivacunasque rechazan recibir las vacunas COVID-19, amenazando la posibilidad de alcanzar algún día la inmunidad colectiva.
DESCONFIANZA
Antivacunas: Estudio internacional revela sus intenciones
Los principales motivos antivacunas son la desconfianza en los gobiernos, suposiciones erróneas sobre la inmunidad colectiva y las teorías de conspiración.
Reconociendo que no se trata de un grupo homogéneo, un equipo de investigación internacional se propuso indagar en las distintas percepciones, motivos e intenciones de las personas caracterizadas como “antivacunas”.
Los científicos utilizaron un modelo de cuantificación llamado modelo de creencias sobre la salud, que consiste en un enfoque de análisis de comportamientos relacionados al bienestar y las enfermedades.
El estudio fue publicado recientemente en la revista Vaccine y pone en relevancia que la desconfianza tiene raíces muy variadas y no siempre se basa en la conspiración, sino que varía entre personas, lugar y el medicamento (o vacuna) en cuestión.
Comprender las intenciones antivacunas
La encuesta se realizó a través de internet y sondeó la gravedad percibida de la enfermedad, la disponibilidad de las vacunas COVID-19, los efectos secundarios sospechados, la efectividad, la confianza del gobierno y la adherencia a teorías de conspiración.
Todos los 4.303 encuestados eran adultos que vivían en Australia, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Nueva Zelanda.
Uno de los primeros hallazgos fue que las personas que perciben a la COVID-19 como una enfermedad peligrosa para ellos mismos o para los demás tienen muchas más probabilidades de vacunarse que las que no lo hacen.
Pero más allá de los resultados optimistas, los investigadores evaluaron las causas antivacunas de fondo.
La desconfianza en el gobierno que aprueba las fórmulas fue el factor más importante relacionado con el rechazo a inocularse.
En segundo lugar, se identificó a la suposición errónea de que un número suficiente de otras personas se vacunarán y lograrán la inmunidad colectiva.
En tercera instancia, se encuentran personas que adhieren a teorías específicas de conspiración con respecto a las vacunas COVID-19.
La base antivacunas
El estudio identificó otros factores ante la decisión de recibir o no las vacunas COVID-19. Por un lado, las creencias altruistas y colectivistas se correlacionaron positivamente con la probabilidad de que un individuo acepte las vacunas COVID-19.
Además, los adultos mayores también tenían más probabilidades de ser vacunados.
Los desempleados que buscaban trabajo tenían altas tasas de intención de vacunación, mientras que los desempleados que no buscaban trabajo tenían pocas chances de vacunarse, probablemente debido a la exigencia de los empleadores.
Principalmente se descubrió que la edad, el sexo, la situación rural o urbana, la religiosidad, los ingresos, el tipo de hogar, la inclinación política y varios otros factores no influyen significativamente en las intenciones de la vacuna.
El equipo de investigación destacó que, dado que el factor más importante en la decisión de vacunarse es la desconfianza en el gobierno, es fundamental garantizar la transparencia en la difusión de información relacionada con la eficacia, seguridad y otros procesos de prueba a la población.
La información precisa y confiable es el mecanismo principal mediante el cual se puede reducir la tendencia antivacunas y corregir las teorías de conspiración que circulan.