Cuando ingresó la segunda persona con coágulos inusuales, Phillip Nicolson supo que algo andaba mal. Los coágulos de sangre son poco comunes en jóvenes y es aún más raro verlos combinados con niveles alarmantemente bajos de plaquetas, que son los fragmentos de células que ayudan a formar coágulos.
CAUSA DESCONOCIDA
Coágulos y vacuna COVID-19: Lo que se sabe hasta ahora
El origen de los casos de coágulos sanguíneos tras la vacuna de Oxford/AstraZeneca o de J&J es todavía un misterio. Esto es lo que se sabe hasta el momento.
Sin embargo, en una semana dos jóvenes con esta combinación de síntomas habían llegado al Hospital Queen Elizabeth en Birmingham, Reino Unido, donde Nicolson trabaja como hematólogo. Ambos pacientes habían recibido recientemente la vacuna COVID-19 de Oxford / AstraZeneca.
Esa semana, Nicolson fue uno de los primeros en advertir lo que los investigadores ahora llaman trombocitopenia trombótica inmunitaria inducida por vacunas (VITT), una condición misteriosa y potencialmente mortal que afecta a un número muy pequeño de personas que han recibido la fórmula Oxford / AstraZeneca o de Johnson & Johnson.
Ahora se estima que la VITT se presentó en aproximadamente 1 de cada 50.000 personas menores de 50 años que recibieron la vacuna Oxford / AstraZeneca.
Esta y otras observaciones similares en otros países han llevado a algunos funcionarios a retrasar y luego reducir la aplicación de estas vacuna COVID-19.
El mecanismo que vincula las fórmulas con la VITT aún es incierto, explica la autora Heidi Ledford para la revista científica Nature.
El desencadenante de los coágulos
La inusual constelación de síntomas fue familiar de inmediato para algunos hematólogos, en particular aquellos con experiencia en el tratamiento de personas con una reacción poco común al fármaco anticoagulante heparina.
Ese síndrome, llamado HIT, también se caracteriza por un bajo recuento de plaquetas y, a veces, la presencia de coágulos.
Solo un puñado de laboratorios de todo el mundo estudian HIT, y fueron los que se apresuraron a obtener muestras de las pocas personas a las que se les había diagnosticado VITT.
Cuando los investigadores analizaron las muestras, quedó claro que los receptores de la vacuna COVID-19 de Oxford / AstraZeneca que presentaban la misteriosa reacción de coagulación, también estaban produciendo anticuerpos, pero nadie podía adivinar qué los había desencadenado.
John Kelton, hematólogo de la Universidad McMaster en Hamilton (Canadá), que ha estado estudiando HIT durante décadas, tuvo que esperar para obtener muestras de personas con VITT ya que muchas estaban contaminadas por las sustancias de los tratamientos que habían recibido.
De hecho, alrededor de dos tercios de las muestras que recibió carecían de indicadores de VITT, por lo que el trastorno de la coagulación probablemente no estaba relacionado con la vacuna COVID-19.
Finalmente, cuando logró recolectar muestras suficientes, observó que el mecanismo detrás del síndrome relacionado con la fórmula para coronavirus era similar al de la HIT, pero el desencadenante parecía ser la vacuna COVID-19 en lugar de la heparina.
El origen de los coágulos
Claramente hay algo en las vacuna COVID-19 de Oxford / AstraZeneca o en la de J&J. O sino en la respuesta del cuerpo a ella. Pero ¿qué?, se preguntan los científicos.
La VITT se ha relacionado con dos vacunas que utilizan adenovirus desactivados como un "vector" para transportar un gen que codifica una proteína del coronavirus, llamada pico, a las células humanas.
Una vez allí, el gen se expresa y se produce la proteína. El sistema inmunológico detecta picos y genera anticuerpos contra ellos que son cruciales para la protección contra la infección por coronavirus.
Algunos investigadores han sugerido que pueden ser las impurezas en las vacunas que quedan del proceso de fabricación, como fragmentos de ADN que flotan en la solución o proteínas en el caldo utilizado para hacer crecer el virus.
Otros piensan que el culpable podría ser el propio adenovirus. Pero esta hipótesis no se puede corroborar con la vacuna COVID-19 Sputnik V, que usa el mismo mecanismo pero no se han reportados coágulos luego de su aplicación.
Luego está la teoría de proteína de pico en sí. Un equipo de investigadores se preguntó si algunos anticuerpos en personas con VITT son un subproducto involuntario de la respuesta inmune del cuerpo a la famosa “spike”.
El investigador del cáncer de la Universidad Goethe de Frankfurt (Alemania), Rolf Marschalek, demostró que los fragmentos de ARN que codifican el pico se pueden cortar y volver a unir de diferentes maneras en las células humanas.
Algunas de estas formas, llamadas variantes de empalme, pueden generar proteínas de pico que ingresan a la sangre y luego se unen a la superficie de las células que recubren los vasos sanguíneos.
Allí, provocan una respuesta inflamatoria que también se observa en algunas infecciones por SARS-CoV-2, que en personas gravemente afectadas puede conducir a la formación de coágulos.
La menor tasa de coágulos en la vacuna de J&J en comparación con la de Oxford / AstraZeneca podría deberse a que la versión de pico generada por la vacuna J&J fue diseñada para eliminar los sitios que permiten que el ARN se procese en variantes de empalme, según Marschalek.
Marschalek cree que, si esta idea se confirma, la vacuna COVID-19 de Oxford / AstraZeneca y otras basadas en adenovirus podrían volverse más seguras si sus versiones de pico fueran diseñadas de manera similar.
El tratamiento para los coágulos
Aún se necesitan mejores tratamientos para la los afectados por coágulos después de la vacuna COVID-19. Según un estudio del Reino Unido, por la condición murieron 49 de las 220 personas diagnosticadas entre marzo y junio de 2021.
Actualmente, los médicos los tratan con anticoagulantes distintos de la heparina y altas dosis de anticuerpos naturales de donantes de plasma sanguíneo.
En Reino Unido, dónde la polémica ha ganado la mayor dimensión, se ha cambiado la política de vacunación y recomienda la vacuna Oxford / AstraZeneca solo para personas mayores de 40 años.
No está claro si otros países podrán darse el mismo lujo, dado que es relativamente barata y está ampliamente disponible en comparación con las vacunas de ARNm, por ejemplo.
No se puede arrojar un número de casos de coagulación a nivel global porque depende de los diferentes criterios de valoración y diagnóstico de los países.
Fragmentos de un artículo publicado en Nature.