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JOHANNA OLSON-KENNEDY

Tormenta amenaza a la pediatra más famosa del cambio de género

Johanna Olson-Kennedy es la pediatra más famosa en cuestiones de género pero enfrenta demandas y sospechas de negligencia y mala praxis.

Johanna Olson-Kennedy es una médica pediatra (niños y adolescentes) estadounidense especializada en disforia de género en niños y adolescentes. Disforia de género define una profunda sensación de incomodidad y aflicción que puede ocurrir cuando el sexo biológico no coincide con la identidad de género. En el pasado, esto se denominaba trastorno de identidad de género.

Olson-Kennedy es la directora médica del Centro para la Salud y el Desarrollo de los Transjóvenes en el Hospital Infantil de Los Ángeles (California, USA). Es la clínica pionera y la más grande en cuestiones de género juvenil.

Olson-Kennedy es coautora de varios estudios sobre jóvenes transgénero. La 1ra. denuncia le llegó desde el lugar menos esperado, The New York Times, vocero cultural 'progresista' en USA. En octubre de 2024 informó que Olson-Kennedy no había publicado un estudio sobre bloqueadores de la pubertad que mostraba que no mejoraban la salud mental de los niños. El NYT afirmó que Olson-Kennedy había retenido los resultados porque le preocupaba que los resultados proporcionaran evidencia a los críticos de la atención médica para los niños transgénero.

El estudio había sido financiado por los NIH (National Institutes of Health), responsable de la investigación biomédica y de salud pública en USA. NIH quería conocer el impacto de la atención médica en la afirmación de género de jóvenes transgénero. Olson-Kennedy lidera una iniciativa de US$ 10 millones financiada por los NIH para estudiar la medicina de género juvenil, y es la presidenta de la Asociación Profesional de USA para la Salud Transgénero.

Existe un creciente debate sobre la medicina de género juvenil, en particular en USA, y el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump provocará novedades. La cuestión central es el rigor científico / médico de las evaluaciones de salud mental previas imprescindibles.

Los médicos neerlandeses que publicaron el protocolo de medicina de género juvenil pionero en 2012 enfatizaron la importancia de realizar una evaluación cuidadosa y profunda antes de comenzar a tratar a un paciente con bloqueadores de la pubertad u hormonas cruzadas. Existe la sospecha -la más conocida es la del empresario Elon Musk acerca de su hijo mayor Xavier Alexander Musk, hoy Vivian Jenna Wilson- de que la cultura 'woke' flexibilizó hasta la irresponsabilidad las evaluaciones de salud mental.

Olson-Kennedy es una crítica de lo que ella considera un "control de acceso" innecesario: "No envío a nadie a un terapeuta cuando voy a comenzar a tratarlo con insulina", dijo a The Atlantic en 2018. Olson-Kennedy ha informado acerca de la prescripción de hormonas cruzadas a pacientes de apenas 12 años y la derivación de pacientes de tan solo 13 años para mastectomías dobles.

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A medida que se han acumulado prohibiciones a nivel estatal sobre la medicina de género para jóvenes y se están poniendo a prueba en la Corte Suprema, este campo controvertido ha sido invadido por un feroz debate sobre el papel adecuado de las evaluaciones de salud mental https://econ.st/41gCJjH

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El caso Breen

Pero Olson-Kennedy tiene problemas. The Economist describe la demanda que el 05/12 le inició su ex paciente, Clementine Breen, quien cree que ella fue perjudicada por la falta de control o irresponsabilidad de Olson-Kennedy.

El caso es muy importante porque muchas de las afirmaciones de Clementine Breen parecen estar respaldadas en las propias anotaciones de Olson-Kennedy, que la demandante y su equipo legal han compartido con The Economist.

Breen es una estudiante de teatro de 20 años de la UCLA cuyo tratamiento en la clínica de Olson-Kennedy incluyó bloqueadores de la pubertad a los 12 años, hormonas a los 13 y una mastectomía doble a los 14. Ella dejó de tomar testosterona para siempre hace 1 año y luego comenzó la detransición en marzo.

La detransición es el proceso de revertir o detener una transición de género o una identificación transgénero. También se le conoce como retransición:

  • Dejar de tomar hormonas,
  • Someterse a procedimientos médicos para deshacer cambios físicos,
  • Cambios en la expresión de género,
  • Cambios en la identidad social,
  • Cambios en los documentos de identidad legal.

Es lo que Elon Musk desearía para su hija Wilson, y que provocó que ella renunciara al apellido Musk.

Los acusados en la demanda en tribunales de California son

  • Olson-Kennedy,
  • el terapeuta de género al que ella derivó a Breen,
  • el cirujano que realizó la mastectomía doble y
  • 20 "individuos desconocidos" aún sin identificar que eran agentes, sirvientes y empleados de sus coacusados.

Los abogados de Clementine Breen los acusan, a todos, de negligencia médica. Por ejemplo,

  • una supuesta falta de evaluación psicológica,
  • una mala gestión de la salud mental de Breen y
  • una falta de preocupación por los efectos de los bloqueadores de la pubertad en la salud ósea de Breen.

Breen está pidiendo una indemnización monetaria, y también cita el deseo de refutar la idea de que las transiciones de género apresuradas entre jóvenes son poco comunes en USA, una afirmación de activistas LGBTQ+.

Clementine Breen: “La gente simplemente está restando importancia a lo que me pasó a mí como algo que no sucede”.

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En la demanda por negligencia médica presentada por Clementine Breen por el tratamiento de transición de género que recibió en la adolescencia se nombran a: Susan P. Landon, psicoterapeuta (foto de la izquierda, centro); la Dra. Johanna Olson-Kennedy, especialista en género (foto de la izquierda, derecha); y el Dr. Scott Mosser, cirujano especialista en afirmación de género (foto de la derecha). A la izquierda de la foto de la izquierda aparece Aydin Olson-Kennedy, un hombre trans, psicoterapeuta en el campo de género pediátrico y esposo de Johanna.

'Woke' irresponsables

Según The Economist, ninguna de las 18 clínicas de género para jóvenes estadounidenses contactadas por Reuters para una investigación publicada en 2022 describió un protocolo adecuado de evaluación previa. También se desconoce la proporción de estadounidenses que se arrepienten de sus transiciones de género, o que destransicionan.

Según Jordan Campbell, uno de los abogados de Breen, parece haber un repunte en el número de personas que destransicionan y buscan reparación. Su estudio jurídico, que se enfoca en las personas que destransicionan, ha recibido más de 100 contactos, pero ha iniciado litigios en nombre de menos del 15%.

En la mayoría de los casos de posibles demandas, las leyes y regulaciones estatales dificultan o impiden presentar demandas legales, al punto que la víctima decide no hacerlo. En el caso de Breen, su tratamiento fue lo suficientemente reciente como para permitirle demandar a quienes intervinieron. Y ella va directo contra Olson-Kennedy.

Si el 'caso Breen' prospera, se anticipa que los centros de médico de género recuperarán la cautela en su abordaje de pacientes, en parte por un aumento de las primas de los seguros por mala praxis médica.

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¿Hay un abuso en el abordaje transgénero en niños y adolescentes?

¿Hay un abuso en el abordaje transgénero en niños y adolescentes?

La historia

A principios del año escolar 2016 / 2017, cuando cumplió 12 años, Clementine se sentía deprimida y buscó la ayuda de una consejera escolar. “Mencioné que podría ser trans”, recordó en la entrevista, “pero también mencioné que podría ser lesbiana y que podría ser bisexual, como si no estuviera realmente segura de mi identidad en absoluto”.

Hoy ella cree que sus sentimientos sobre la pubertad surgieron de

  • una situación violenta en el hogar que involucraba a su hermano mayor, que padece autismo severo,
  • así como del abuso sexual que sufrió a manos de alguien fuera de la familia cuando tenía 6 años, tragedia que no reveló a nadie hasta mucho después.

Breen afirma que la consejera escolar se interesó en que la problemática fuera transgénero. Entonces, convocó a los padres de Clementine y les dijo que creía que Clementine era transgénero. Con el apoyo de su escuela, Breen, quien se hacía llamar Kaya, cambió su nombre a Kai. Sus padres la llevaron a la clínica de género de Olson-Kennedy y, según muestran los registros, la primera cita fue en diciembre de 2016.

Las notas de Olson-Kennedy de esa primera visita muestran que de inmediato ella encaminó a Breen hacia la transición médica.

Breen aún no había visto a un terapeuta de género y había declarado que era trans apenas 3 meses antes pero Olson-Kennedy apuntó que Breen cumplía con los criterios específicos del Manual Diagnóstico y Estadístico para la disforia de género, uno de los cuales se refiere a una identidad cruzada que ha durado 6 meses o más.

Olson-Kennedy escribió que Breen cumplía con los criterios para el inicio de los bloqueadores de la pubertad, incluido el de no “sufrir de comorbilidad psiquiátrica que interfiera con el diagnóstico o el tratamiento”.

The Economist: "No está claro cómo la Dra. Olson-Kennedy pudo saber eso, dado que la Sra. Breen aún no había visto a un psicólogo por su disforia de género, y dado que la propia Dra. Olson-Kennedy no había realizado ninguna evaluación de salud mental. En el momento de esta designación, la última edición de la directriz más importante para los profesionales de la medicina de género, las Normas de Atención de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero, versión 7, señaló que “Antes de considerar cualquier intervención física para adolescentes, se debe realizar una exploración exhaustiva de las cuestiones psicológicas, familiares y sociales, como se describe anteriormente. La duración de esta exploración puede variar considerablemente según la complejidad de la situación”. (...). The Economist: "No está claro cómo la Dra. Olson-Kennedy pudo saber eso, dado que la Sra. Breen aún no había visto a un psicólogo por su disforia de género, y dado que la propia Dra. Olson-Kennedy no había realizado ninguna evaluación de salud mental. En el momento de esta designación, la última edición de la directriz más importante para los profesionales de la medicina de género, las Normas de Atención de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero, versión 7, señaló que “Antes de considerar cualquier intervención física para adolescentes, se debe realizar una exploración exhaustiva de las cuestiones psicológicas, familiares y sociales, como se describe anteriormente. La duración de esta exploración puede variar considerablemente según la complejidad de la situación”. (...).

3 meses después, Breen regresó a la clínica para que le insertaran un implante bloqueador de la pubertad en el brazo izquierdo. “Todavía tengo la cicatriz, es muy pequeña, pero está aquí”, dice Breen, mostrándola durante una videoconferencia. A partir de ahí, su camino hacia tratamientos totalmente irreversibles fue rápido. Los registros médicos muestran que menos de 1 año después, Olson-Kennedy le recetó testosterona a Breen. En mayo de 2019, Breen, que tenía 14 años en ese momento, se sometió a una mastectomía doble.

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La demanda de Clementine Breen resalta dramáticamente la diferencia entre los médicos que trabajan bajo el modelo de afirmación de género y aquellos que continúan ofreciendo psicoterapia sólida e individualizada a jóvenes con problemas de género. A medida que avanzaba hacia la detransición, la Sra. Breen describe el cambio del terapeuta de afirmación de género (a quien la Dra. Olson-Kennedy la había derivado y que también es acusado en esta demanda) a un terapeuta conductual dialéctico que sintió que fue una "bendición del cielo". Esta nueva terapeuta fue la primera profesional que, a lo largo de su transición y detransición, tuvo una conversación en profundidad con la Sra. Breen sobre el abuso físico y sexual que sufrió anteriormente en su vida. "La Sra. Breen dijo que estaba bastante segura de que si hubiera tenido estas conversaciones a los 12 años, no habría optado por la transición médica". La terapeuta de afirmación de género nombrada en la demanda le dijo a The Economist a través de su abogado que la mayoría de sus notas clínicas no están disponibles debido a "daños causados por el agua".

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El verdadero problema

La Sra. Breen y sus abogados afirman en su demanda que cuando sus padres expresaron sus reservas sobre la testosterona, Olson-Kennedy habló con ellos a solas. “Olson-Kennedy primero les dijo que Clementine tenía tendencias suicidas”, se afirma en la demanda. “En ese momento, Clementine nunca había tenido pensamientos suicidas y ciertamente nunca le había expresado nada en ese sentido a Olson-Kennedy, quien fue incluso más allá [...] al decirles que si no aceptaban la terapia hormonal cruzada, Clementine se suicidaría”.

No se menciona el riesgo de suicidio en ninguna de las notas de Olson-Kennedy antes de la doble mastectomía de Breen, y las notas de la visita a la cita en la que Olson-Kennedy ordenó testosterona describen el estado mental de Clementine (en ese entonces Kai) como “Alerta… Sin angustia aguda… Cooperativa, Sonriente”. Incluso si Breen hubiera tenido tendencias suicidas, la evidencia de que las hormonas cruzadas mejoran la tendencia suicida es escasa: en una revisión sistemática de 2021 sobre los efectos de las hormonas cruzadas en las personas trans encargada por la Asociación Profesional Mundial de Salud Transgénero, los autores escriben que debido a la falta de investigación publicada de calidad, “no pudimos sacar ninguna conclusión sobre la muerte por suicidio”.

Tal vez la afirmación más contundente de la demanda es que la Dra. Olson-Kennedy tergiversó la historia de identidad de género de Breen en la carta de apoyo que escribió al cirujano de Breen. En la carta, citada en la denuncia y también obtenida en su totalidad por The Economist, la Dra. Olson-Kennedy escribe que Breen había "apoyado una identidad de género masculina desde la infancia", un lenguaje destinado a indicar que la identidad de género de una persona joven ha sido estable durante mucho tiempo, aliviando las preocupaciones de que el paciente pudiera cambiar de opinión después de someterse a un procedimiento permanente. Pero la afirmación fue contradicha por los propios registros de la Dra. Olson-Kennedy, quien se negó a hablar con The Economist.

A excepción de un breve período de mejoría en el estado de ánimo tras la inserción del implante, Breen afirmó en una entrevista que no cree que ninguno de estos tratamientos la haya hecho sentir mejor. De hecho, su salud mental comenzó a deteriorarse después de empezar a tomar testosterona.

El equipo de la clínica le recetó y ajustó varios medicamentos psicotrópicos, pero nada en los registros sugiere que alguien en el hospital cuestionara si la transición en sí estaba ayudando en lugar de perjudicar a Breen, a pesar de lo que parecen ser en retrospectiva algunas señales de advertencia.

En julio de 2020, ella estaba teniendo "muchas dificultades para recordar" sus inyecciones semanales de testosterona, y se saltaba tres cuartas partes de ellas, escribió Olson-Kennedy en ese momento (y la cambió a un gel).

En ese texto, 3 párrafos después, Olson-Kennedy expresa la opinión de que "Kai probablemente se beneficiaría de una dosis mayor de testosterona". Un psiquiatra de la clínica escribió después de una visita de telesalud en septiembre de 2020 que Clementine "tiene un diagnóstico complejo que incluye tics, psicosis, obsesiones y compulsiones".

Breen dijo que ahora está mucho mejor, en parte, cree porque dejó de tomar testosterona. Pero mucho antes de eso, abandonó al terapeuta al que Olson-Kennedy la recomendó, quien, según dijo, se obsesionó por completo con su identidad de género. Pasó a un terapeuta conductual dialéctico al que describió como "un regalo del cielo", con quien tuvo sus primeras conversaciones en profundidad sobre el abuso físico y sexual que sufrió en su vida anterior.

Breen dijo que estaba bastante segura de que si ella hubiera tenido estas conversaciones a los 12 años, no habría buscado la transición médica. Le quedan secuelas médicas permanentes: una voz más grave de lo que desea, una nuez de Adán que la angustia, la perspectiva de una reconstrucción mamaria si quiere recuperar parcialmente una forma femenina y la posibilidad de que sea infértil a causa de los años que pasó tomando testosterona.

Muy grave: el terapeuta comendado por Olson-Kennedy afirma que el 'rastro de papel' del caso se estropeó "por el agua" pese a que la legislación de California exige que sean guardados en forma segura por 5 años.

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