La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) publicó este martes (14/11) un informe que documentó graves casos de violación a los derechos humanos de varias reclusas en Japón, tal como maniatarlas durante su embarazo o alejarlas de sus recién nacidos, muchas de las cuales están presas sólo por posesión de drogas en un régimen legal que criminaliza a los consumidores/adictos.
INFORME DE ONG
Graves abusos a reclusas en Japón y ancianas roban ¿para ir presas?
La ONG Human Rights Watch denunció que en las cárceles de Japón las reas dan a luz maniatadas. A su vez, creció la población anciana por delitos menores como hurtos en tiendas ¿a propósito?
Human Rights Watch (HRW) tras recoger entrevistas a mujeres privadas de su libertad, a letrados y expertos legales, exhibió que tienen un acceso inadecuado a los servicios sanitarios básicos, se les aplica arbitrariamente el régimen de aislamiento tras un parto y se las esposa en el momento de dar a luz.
De hecho, el informe evidenció que, aunque en el 2014 la ministra de Justicia Yoko Kamikawa dispuso que los penitenciarios dejaran de esposar y/o maniatar a las reclusas en las salas de parto, aún siguen habiendo casos.
Según Human Right Watch, en las cárceles se distinguieron casos de maltrato de las personas transgénero encarceladas, separación de mujeres de sus bebés, abuso verbal de los penitenciarios y la aplicación de restricciones demasiado estrictas a las comunicaciones tanto dentro de la prisión como con el mundo exterior.
Tal ONG también mostró que las penas jurídicas son muy severas en Japón para delitos menores como hurtos en tiendas y posesión de drogas, además de que creció la población geronta –mayor de 65 años– por delitos como consecuencia de problemas de salud mental y aislamiento.
Es más, el 88 % de las mujeres mayores de 65 años cumplen una pena por hurto menor. Según un reciente estudio sociológico, que expuso Kottke.org, las ancianas japonesas estarían robando a propósito para ir a la cárcel, y así resignificar una vida en solitario, al ser muchas veces olvidadas por sus familias y ante la necesidad de una asistencia sanitaria costosa en la tercera edad.
"Pueden tener una casa. Puede que tengan una familia, pero eso no significa que tengan un lugar en el que se sientan como en casa", dijo Yumi Muranaka, directora de la prisión de mujeres de Iwakuni, a 48 kilómetros de Hiroshima. "Sienten que no se les comprende. Sienten que sólo se les reconoce como alguien que hace las tareas del hogar", añadió.
Ahora bien, retomando el informe de Human Right Watch que expuso las violaciones a los DD.HH. en las cárceles de Japón, esta ONG apela a que el Estado nipones y su Justicia debe “adoptar medidas no privativas de la libertad ” para los delitos menores, como las sentencias suspendidas o diferidas y la libertad condicional.
El inconveniente es que cuando las multas monetarias y la suspensión de sentencias no son una opción, los jueces no tienen en cuenta las variadas formas de sentencias alternativas, como el servicio comunitario o el arresto domiciliario.
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