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USA, ADICCIONES

Batalla legal contra las farmacéuticas por los opiáceos recuerda a la ofensiva antitabaco de los '90

La epidemia de los opiáceos en USA ha devenido en batalla legal contra las farmacéuticas creadoras y distribuidoras de los medicamentos recetados que dieron origen a la adicción de millones. La ofensiva legal recuerda a las batallas contra las tabacaleras a fines de los '90, aunque en este caso, advierten, será más difícil demostrar y repartir la responsabilidad.

En octubre de 2017, el Presidente estadounidense, Donald Trump declaró la epidemia de opiáceos como emergencia de salud nacional.

La sobredosis de droga es la principal causa de muerte entre estadounidenses menores de 50 años.

El diario The New York Times explicaba por esos días que las brutales cifras eran consecuencia de la adicción a los opiáceos, que además se habían vuelto más mortíferos debido al ingreso de los sintéticos como el fentanyl, comercializado en las calles camuflado como heroína pero entre 25 y 50 veces más fuerte. Esto sucede especialmente en el este de USA.

La aparición del fentanyl se conjugó con otro factor para crear un cóctel explosivo letal: la adicción a los medicamentos recetados.

En algún momento, explicó la revista Forbes, cuando los opiáceos recetados se volvieron demasiado caros o difíciles de conseguir, quienes se habían vuelto adictos a ellos empezaron a virar hacia la heroína y el fentanyl. 

"Los opiáceos son una clase de medicamentos que se encuentran naturalmente en las amapolas, las mismas que se usan para producir heroína. Se prescriben para tratar varios grados de dolor porque actúan de una manera más rápida, prolongada y fuerte que los analgésicos tradicionales. Desafortunadamente, esas son las mismas características que hacen que los opiáceos sean potencialmente adictivos y que puedan causar sobredosis de manera relativamente fácil", explica la BBC.

Sin embargo, fueron recetados a mansalva en las últimas 2 décadas en USA. En 2012 (el año más alto) el número de recetas superó los 255 millones, o 81,3 por cada 100 estadounidenses. El opioide más vendido es el OxyContin, de Purdue Pharma -propiedad de la familia Sackler-. Esta farmacéutica hoy se encuentra en el centro de muchas demandas legales. 

Más de 47.000 estadounidenses murieron por sobredosis de opiáceos en 2017 y cerca de 3/4 de los que se volvieron adictos en la década del 2000 comenzaron con píldoras recetadas, explica Reuters.

Los fabricantes, tales como Purdue y Johnson & Johnson, habrían exagerado los beneficios de los opiáceos y minimizado sus riesgos. Además, financiaron a terceros que impulsaron ideas no probadas y rentables, como la pseudoadicción: que los pacientes que mostraban signos de adicción solo necesitaban dosis más altas. Las compañías distribuidoras de productos farmacéuticos ignoraron signos claros de abuso: McKesson, una de ellas, por ejemplo, envió 3 millones de tabletas en menos de un año a un pueblo rural de 400 habitantes. 

El mes pasado, el estado de Oklahoma ganó un arreglo por US$ 270 millones con Purdue Pharma.

Es solo un caso dentro de una ola de demandas en curso o en camino para las compañías, cuya responsabilidad en la crisis de los opioides deberá ser decidida en los juzgados.

"Las ciudades, los condados y los estados han iniciado demandas para la recuperación de su gasto público adicional debido a la epidemia de opioides", explicó Nora Engstrom, profesora de derecho de la Universidad de Stanford, a la BBC.

A principios de marzo, Purdue anunció que estaba considerando declararse en bancarrota para detener los procedimientos legales y negociar acuerdos extrajudiciales. 

La ofensiva legal contra las farmacéuticas por la crisis de los opioides recuerda a la crisis del tabaco, rememora Reuters, que terminó con un acuerdo de conciliación por US$ 206.000 millones en 1998.

En este caso, sin embargo, será mucho más difícil demostrar y repartir la responsabilidad.

"Con el tabaco era más fácil probar la responsabilidad. Las compañías ocultaron durante décadas que sabían que su producto era adictivo y dañino. Las víctimas solían quedarse con la misma marca hasta la muerte. Y unas pocas empresas dominaban el mercado. Por contra, las propiedades adictivas y mortales de los opiáceos se conocen desde hace siglos. La mayoría de las sobredosis están relacionadas con drogas ilegales como la heroína y ocurren años después de la prescripción inicial", explica Reuters. 

"Gran parte de la lucha se centrará en novedosas teorías legales que afirman que estas empresas han provocado perjuicios públicos y que deberían pagar para limpiar el desorden. En virtud de su acuerdo del mes pasado con el estado de Oklahoma por 270 millones, Purdue creará un centro para estudiar y tratar la adicción. Hay pendientes miles de juicios similares", agrega Reuters.

Ambas partes, explica la agencia de noticias, tienen buenas razones para negociar.

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