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PODCAST Y POLÍTICA

Elisa Carrió y CFK, crisis argentina y decadencia 2022

Bigote Acosta tituló su podcast "Las mujeres que hacen estornudar al país" (por Elisa Carrió y CFK), casi una maldición argentina.

2022 es cruel para con ellas pero 2023 amenaza peor: Elisa Carrió y Cristina Fernández de Kirchner (CFK), son aún coprotagonistas de la gran pesadilla argentina pero también viven su propia decadencia que, quizás, resulte en una bendición para todos y todas.

Cada una, Carrió y CFK, conserva su grupo de fans a capa y espada, leales como las que tenía Roberto Sánchez, Sandro; sin embargo, el universo convocado es menos numeroso que antes, y la Parca no tuvo nada que ver con la merma, sólo el fracaso personal de cada una. El esplendor quedó atrás. Tanto Elisa como Cristina parecen ya un remedo de sí mismas.

Con todo, Carrió todavía juega a decir algo que parezca importante a través de sus canales habituales: siempre es Joaquín Morales Solá y, a veces alguno más (en este caso, Jonatan Viale). Por su lado, CFK descubrió que puede prescindir de intermediarios y se entrega a los brazos de Twitter, la democracia directa, el calor de las masas.

Desde aquella Comisión Especial Investigadora, junto a Daniel Scioli, versada en Citibank y Federal Bank (Raúl Moneta), Carrio y CFK compiten y rivalizan, e intentan liderar países diferentes que, sin embargo, terminan convergiendo en el mismo, el del fracaso.

Ellas

  • no saben consensuar,
  • no pueden acordar,
  • son consumidas por sus egos y
  • rechazan la aventura de la autocrítica.

Carrió y CFK tienen otras similitudes relacionadas con

  • la soledad y el exceso del poder,
  • la precariedad del goce y
  • la culpa del placer.

Ambas abogadas de oratoria encendida y herencia ausente.

  • Elisa María Avelina Carrió cumplirá el martes 27/12, la edad de 66 años.
  • Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, cumplió en febrero 69 años.

Ambas, tan apasionadas por las conspiranoias, provocan la impresión que lo mejor de cada una fue lo que ya les pasó, y lo que viene, en cualquier caso, será menor.

Sin embargo, todavía provocan escándalos orales, tsunamis discursivos, tensiones inigualables. Cualquiera, o ambs, pueden poner a la Argentina en vilo. Hay que padecerlas más que disfrutarlas, y el Bigote Acosta escribió sobre ellas.

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