Boca volvió a ganar luego de 120 días de no hacerlo. El Xeneize venció por 3 a 0 a Independiente Rivadavia en Mendoza y sumó su primera victoria en el Torneo Clausura. Aunque fue de más a menos a medida que transcurría el partido y sufrió más de la cuenta, se quedó con 3 puntos vitales.
PUNTO DE PARTIDA
Las parejas de Boca: tándems para empezar, por fin, a construir una estructura
El triunfo de Boca ante Independiente Rivadavia, a pesar de lo sufrido, dejó aspectos muy destacables. En particular, las dos parejas.
La relevancia de la victoria no se traduce solo en haber sumado y huido de la zona baja de la tabla de posiciones, sino porque carga a los jugadores de una confianza fundamental. Boca infló los pulmones de aire tras confirmar que, a pesar del mal momento, puede volver a encontrar resultados.
Desde las declaraciones de Leandro Paredes post partido a las lágrimas de Velasco tras haber convertido su gol (el tercero para Boca), son expresiones de un estado de situación en tensión constante.
El Xeneize ganó y, si bien hay varias cosas para seguir puliendo, también sembró algunas certezas que pueden dar, a futuro, grandes cosechas. El triunfo de Boca ante Independiente Rivadavia se explica, en gran medida, por dos parejas de futbolistas que se destacaron en relación al resto: Leandro Paredes-Rodrigo Battaglia y Marco Pellegrino-Lautaro Di Lollo.
La primera, como sostén de todo el equipo en su conjunto. La segunda, como una roca sólida para mantener al equipo en pie.
Paredes-Battaglia: la sala de máquinas de Boca
Miguel Ángel Russo decidió correr a Battaglia de la zaga central y lo ubicó en el mediocampo, un lugar donde evidentemente se siente más cómodo. Hasta ahora, tanto Gago como Russo habían tenido una llamativa debilidad por ubicar a Battaglia de marcador central, dejándose llevar por sus buenas actuaciones como líbero en la defensa de 3 que armaba Gabriel Milito en Atlético Mineiro.
Si hasta entonces el ex Huracán no había tenido posibilidades de volante, parecía que la llegada de Paredes no hacía más que marginarlo eternamente a jugar solo y nada más que solo de zaguero.
Ayer, sin embargo, demostró que puede convivir con el 5 de la Selección Argentina. Battaglia y Paredes se complementaron muy bien. Tuvieron la sensibilidad necesaria para ocupar los espacios que el otro no ocupaba y viceversa.
Las características de Battaglia, más combativo, recuperador y físico, le permitían a Paredes soltarse con pelota y desplegar su creatividad más cerca de 3/4. Al mismo tiempo, el ex Roma estaba atento a las coberturas cuando su compañero avanzaba con pelota dominada.
Ambos fueron el motor del equipo. La sala de máquinas. Al menos durante el primer tiempo, cuando el Xeneize asumió el protagonismo del partido y fue un claro (y buen) dominador. El segundo tiempo, en una decisión desacertada y con un mensaje confuso, el entrenador prefirió resguardar el 1 a 0 a favor y replegarse cerca de Marchesín.
Pero durante el primer tiempo, los dos mediocampistas de Boca le dieron fluidez a los toques del equipo. Eran el eje para la circulación de los pases, el vértice a partir del cual construir los ataques.
Dos nudos de una red que creaban y contenían al mismo tiempo. Que hacían jugar al resto y lo sostenían.
Di Lollo-Pellegrino: solidez y corrección
Algo más atrás, como si de laderos se tratase, dos jovencitos de 21 y 23 años los secundaban. Lautaro Di Lollo y Marco Pellegrino tuvieron un rendimiento firme, más allá de que Independiente Rivadavia no exigiera demasiado. Aun así, en el mejor momento de la Lepra del partido fue cuando más rocosos se pusieron.
Ambos con velocidad y timing para corregir al espacio, fueron claves para soportar a un Boca ofensivo. Mientras las líneas Xeneizes se adelantaban y jugaban en campo rival, la pareja de defensores centrales ocupaba los huecos que quedaran libres y sellaban el último tramo que tenía Independiente Rivadavia para llegar al arco de Marchesín.
Pellegrino ya venía de buenas demostraciones en todos los partidos que Boca jugó en el Torneo Clausura. Con la salida de Marcos Rojo y la lesión de Ayrton Costa, el ex Huracán se consolidó como zaguero titular. Di Lollo, sin embargo, venía de tres encuentros sin jugar. Russo apostó por él nuevamente y así conformaron dupla central por segunda vez (ya lo habían hecho en el empate contra Unión).
El entrenador puede sacar estos y algunos otros puntos bueno de la (trabajada) victoria contra Independiente Rivadavia. Hay puntos y puntos. Algunos más individuales (Brian Aguirre, por ejemplo), otros más colectivos. Los tándem Paredes-Battaglia y Di Lollo-Pellegrino están en este último grupo. Y son elementales para que el Xeneize, quizás por fin, pueda comenzar a edificar su estructura.