La Scaloneta se impuso con autoridad ante Italia y lo llenó de goles. Una vez más, el seleccionado argentino sacó credenciales y, en esta oportunidad, lo hizo ante un contrincante europeo, algo que se le venía reclamando hace tiempo, considerando que Sudamérica no es la mejor medida prara Lionel Messi y compañía. Finalizado el partido ante los tanos, la fanaticada argentina se reunió en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires para festejar la goleada y el título.
Un partido que pintaba áspero en la previa pero que la Selección Argentina supo ganar. Lionel Messi, Lautaro Martínez y Ángel Di María comandaron al equipo hacia la victoria. El primero no pudo conseguir un gol que buscó insaciablemente, pero que no quita su gran performance de anoche ante los italianos. Martínez y Di María convirtieron el primero y el segundo, respectivamente, y el tanto final llegó de la mano de un ingresado Paulo Dybala, que pide pista para viajar a Qatar 2022.
Argentina no es una selección. Es un equipo. Y hay que hacer enfasis en ello porque los futbolistas se conocen de memoria adentro y afuera de la cancha. Este grupo es más importante que los resultados que pueda obtener.
De todas formas, también cabe ser memoriosos de lo que le pasó a la Selección Argentina en la previa del Mundial Corea-Japón 2002. El equipo de Marcelo Bielsa batía récords y daba placer de verlo jugar. Ganó por amplia diferencia en las Eliminatorias Sudamericanas. ¿Y en qué quedó? Argentina no pasó de fase de grupos de aquella Copa del Mundo, en una zona que compartía con Suecia, Inglaterra y Nigeria. Por eso, bajemos un poco la euforia. Todos.
Sin embargo -una vez consumada la victoria ante Italia- los hinchas argentinos se reunieron en el Obelisco porteño, en un marco de festejos, y también de algo más...
En medio de la euforia, los cánticos y la alegría por ver al seleccionado otra vez campeón, Diego Lewen -movilero de la señal La Nación +- sufrió el robo de su teléfono celular mientras estaba en vivo y Eduardo Feinmann estaba en el piso del programa en la comunicación.
El periodista damnificado fue víctima de una marea de hinchas albicelestes que lo metieron en el centro de un pogo que cantaba al ritmo de "el que no salta es un inglés", un canto que recuerda la rivalidad de argentinos y británicos.
¡Me chorearon el teléfono. Ey, ey, ey para, me chorearon el teléfono viejo!, explotó Lewen en LN+, en medio de la fiesta argentina
-"Le robaron el teléfono... dios mío", se lamentó Feinmann.
El propio cronista le informó a La Nación, unos minutos después del incidente, que no había recuperado su móvil. Diego Lewen contó también que se quedó esperando para que lo llevaran a la comisaría a realizar la denuncia pertinente. Mas alla del hecho de inseguridad que sufrió el cronista, no hubo final feliz y no recuperó su celular.
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