Quienes siguieron la previa de la invasión de Rusia a Ucrania recuerdan las portadas de medios digitales del mundo que advertían su inminencia con fechas y horas exactas, aunque eso no ocurría.
También recuerdan los enfrentamientos entre ucranianos y rusos -civiles, paramilitares y uniformados- que el Kremlin tildó de provocación por parte de Volodímir Zelenski, quien hasta entonces contaba con la promesa de integrar la Unión Europea y la OTAN.
Interesante el punto que marcó la periodista especializada en Inteligencia, Elena Labrado, en su columna publicada en El Orden Mundial, aunque también escribe en otros medios:
La filtración masiva de alertas de los Servicios de Inteligencia de países europeos y el estadounidense en Twitter y medios periodísticos que jugaron un rol central para eliminar la capacidad de sorpresa de Vladímir Putin, así como también su relato de desnazificación, fue impactante.
Labrado insistió: “Las agencias de inteligencia han tenido que incrementar el personal para desclasificar y limpiar la documentación sin traicionar sus fuentes y métodos para obtenerla, lo que sería muy perjudicial para su labor. El Ministerio de Defensa británico, por ejemplo, actúa como fuente abierta al publicar a diario en Twitter un informe de situación de la guerra, algo también sin precedentes.
Esta apertura en materia de inteligencia, sumada a las nuevas herramientas de código abierto, han permitido a políticos, diplomáticos y militares revelar gran cantidad de información para confrontar las acciones rusas y sus intenciones. Por ejemplo, las imágenes de satélite de la compañía Maxar, recopiladas en redes sociales, mostraban la acumulación de fuerzas rusas en la frontera. Por su parte, la inteligencia británica difundió los detalles de un plan ruso para deponer al Gobierno ucraniano y reemplazarlo por un régimen títere de Moscú”.
En ese sentido, siempre según la autora, “la estrategia, que se ha bautizado de 'contraataque preventivo', también ha funcionado porque gran parte de lo publicado ha resultado ser cierto. No obstante, las prisas de las agencias de inteligencia occidentales por adelantarse a Moscú o por aportar más argumentos o datos aumentan el riesgo de que la información publicada termine siendo errónea. Eso dañaría la credibilidad de las agencias y le daría munición al Kremlin, que podría calificar lo publicado como propaganda”.
Y remata:
Acusado acusador: Microsoft denuncia
Una de las compañías más importantes del mundo, Microsoft, que todavía sigue en la mira por lo que habría sido su colaboración con la NSA y la CIA según la filtración del periodista Edward Snowden en 2013 en lo que se llamó WikiLeaks, denunció que “las agencias de inteligencia rusas han aumentado el ritmo de los ataques cibernéticos contra las naciones que han brindado ayuda a Ucrania, según una nueva investigación en la que habría observado intentos de piratería respaldados por Moscú en más de 40 países. Gran parte de la actividad cibernética maliciosa vinculada al Kremlin apuntó a los gobiernos que forman parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para el espionaje, y los objetivos también incluyeron organizaciones no gubernamentales, grupos de expertos y grupos humanitarios que brindan apoyo a los refugiados ucranianos, así como tecnología de la información y empresas de energía”, dijo la empresa estadounidense según The Wall Street Journal.
Como vemos, la guerra cibernética, el espionaje y la filtración masiva que llevan y traen unos y otros va más allá del gas y Europa del Este. Eso sí, aquí no hay buenos y malos. Directamente, no hay buenos.
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