Una década después de declararse un "defensor absoluto del libre comercio", Donald Trump consolida un giro radical en la política económica de Estados Unidos. El presidente republicano asumió un rol activo y transaccional en el manejo de la economía, fomentando la compra de empresas como Intel, una lógica más cercana al capitalismo de Estado que al libre mercado.
CAMBIO DE IDEA
Trump se vuelca al capitalismo de Estado y compra empresas como Intel
El presidente Donald Trump compra el 10% de Intel con fondos públicos y redefine el rol del Estado en la economía.
Donald Trump defiende su idea
Según Trump, el Estado no pagó “nada” por esa participación, dado que el capital proviene de fondos no asignados previamente aprobados por el Congreso.
“¿Por qué la gente 'estúpida' está descontenta con eso? Haré tratos como ese por nuestro país todo el día”, afirmó el presidente en su red social Truth Social.
Para sus críticos tradicionales, como Scott Lincicome del Cato Institute, la movida representa:
Así señaló que se abre la puerta a un tipo de intervencionismo estatal inédito en tiempos “normales”.
La participación estatal en Intel no es un caso aislado. En los últimos meses, la administración Trump permitió que el Pentágono se convirtiera en el mayor accionista de MP Materials, operador de la única mina de tierras raras del país; autorizó la venta de US Steel a la japonesa Nippon Steel a cambio de una "acción de oro"; y forzó a gigantes como Nvidia y AMD a compartir un 15% de sus ingresos de exportaciones a China con el Estado.
Este enfoque, justificado por la Casa Blanca como una estrategia para proteger la seguridad económica y nacional, se combina con medidas de corte liberal como desregulación y reducción de impuestos.
Reacciones a la propuesta de Donald Trump
La estrategia ha desatado reacciones encontradas. Mientras que ejecutivos como el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, celebraron el acuerdo como una forma de "garantizar que la tecnología del futuro se fabrique en Estados Unidos", otros actores del mundo corporativo muestran inquietud.
"Tres directores me han llamado alarmados por este tipo de medidas", dijo un asesor senior de grandes compañías al Financial Times. La principal preocupación es que el gobierno comience a intervenir en la gestión de las empresas donde tenga participación.
Paradójicamente, el giro ha recibido elogios desde la izquierda. El senador Bernie Sanders respaldó el pacto con Intel como una victoria de los contribuyentes, señalando que es similar a una enmienda que él propuso en 2022.
Incluso el empresario Mark Cuban, crítico de Trump, apoyó la idea de que el Estado cobre una especie de regalía sobre las ganancias del sector tecnológico, calificándola como una medida redistributiva "más progresista que las propuestas demócratas".
Para los analistas, sin embargo, más que un cambio ideológico, Trump actúa como lo ha hecho siempre, como un empresario. “Esto no es dirigismo francés, es quid pro quo [cambio de una cosa por otra] a la Trump”, resume el politólogo Carlo Invernizzi Accetti al mismo medio.
Aunque el presidente promete una participación estatal pasiva, el intervencionismo, una vez instaurado, suele ser difícil de revertir.
Más noticias en Urgente24
Los Menem no le dan paz a Javier Milei: $1.450 millones por seguridad al ANDIS
La miniserie de 5 capítulos que todos maratonean sin parar
El secreto para que tu pedido de Shein llegue más rápido en Argentina
Boca 2 - Banfield 0: el Xeneize confirmó buenas sensaciones y Cavani volvió al gol
Banco causa furor con su lluvia de cuotas y los clientes corren a aprovecharla