La situación crítica de la lechería se profundiza cada vez más. El sector además de padecer a la sequía, viene enfrentando costos en alza de los dólares diferenciales para la soja, pero con un contexto de precios internacionales en baja y un consumo interno deprimido por el efecto inflacionario. El marco es un desastre y comparan con la crisis de 1999, que terminó en el colapso lechero de 2002, pero ahora con el agravante de un clima peor...
CERCA DEL COLAPSO
Lechería, en crisis: Tamberos e industrias avanzan con un reclamo conjunto
En el sector de la lechería comparan la situación con la crisis de 1999, que terminó en el colapso lechero de 2002, pero ahora con el agravante del clima.
El presidente de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe (MeProLSaFe), Roberto Perracino, explicó hace unos días atrás que la crisis se debe a una combinación de factores, entre los que se encuentran la sequía, que redujo los stocks de forraje y aumentó los costos de producción; la devaluación, que incrementó los costos de insumos importados; y la baja de precios internacionales de la leche en polvo, que afecta a las exportaciones y afirmó:
También aseguró que "esto es una estocada muy fuerte en la lechería nacional. Hay una combinación de bajo precio con una sequía, realmente es una estocada muy fuerte y hay productores que no van a pasar".
En cuanto al valor que necesitaría el productor lechero para sobreponerse a este contexto, el titular de MeProLSaFe explicó que "el productor necesita que el litro de leche tenga el valor de 2 kilos de maíz".
"En una cadena láctea que es hiper rica, el productor está cobrando entre $105 y $108 por litro, mientras que los supermercados venden la leche en cajita a $500", señaló Perracino.
El dirigente lechero aseguró que la reunión, realizada hacia fines de agosto, fue el primer paso para unificar el reclamo del sector al gobierno provincial y nacional.
"Entendemos que hay mecanismos para ayudar. Tendrán que tomar conciencia de la gravedad de la situación y ponerse a la altura de las circunstancias", cerró Perracino.
Carta y silencio oficial
A fines de julio pasado, el Centro de la Industria Lechera le mandó una nota a Sergio Massa, a Juan José Bahillo, José Romero, Arturo Videla y Matías Tombolini, en la que planteó la necesidad de tener un tipo de cambio diferencial para el sector, aunque no se esté de acuerdo con el sistema, también se pedía bajar las retenciones. Pero no hubo respuesta.
La semana anterior hubo un encuentro que el Centro de Industria Lechera (CIL), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) y la Junta Intercooperativa tenía con varios de los funcionarios mencionados, que simplemente pudieron manifestar la necesidad de más días de espera para responder, tiempo que se habría cumplido con el silencio manifiesto esta semana.
El temor oficial no parece ser otro que el de generar un impacto en los valores del mercado interno. Ello sería lo que frena una definición, que podría tramitarse a través de la declaración de la lechería como economía regional, entre otras cuestiones.
A fin de agosto cuando desde la Meprolsafe se convocó a un encuentro, sólo asistió la Federación Agraria Argentina, donde se habló de sequía y del impacto de los sucesivos Dólar Soja, pero también de la necesidad de elevar estos temas al Gobierno Nacional, con el que la institución mantuvo en los últimos meses diversos encuentros, por compartir su sintonía.
Se definió convocar al sector industrial, y de allí surgió la reunión que tuvo lugar este lunes en la sede de Meprolsafe, donde además de Perracino; y su referente Roberto Socín, entre otros, estuvieron personalmente el presidente del CIL, Ercole Felippa; y el titular de Apymel, Pablo Villano. En tanto, de forma virtual participaron tamberos de Córdoba y representantes bonaerenses de Caprolecoba, según publicó el sitio 'Bichos de Campo'.
Felippa es productor, dirigente, pero también presidente de la Cooperativa Láctea Manfrey y agrega que de conseguir por ejemplo la baja de retenciones para la exportación "el valor actual de la tonelada de leche entera en polvo no alcanza a cubrir los costos de la materia prima", mientras las empresas que secan están al tope de la capacidad, afrontando los costos de stock que eso también representa.
"Se debe generar un mecanismo para descomprimir el mercado", indicó al mencionado sitio, comparando esta situación con la crisis de 1999, que terminó en el colapso lechero de 2002, pero ahora con el agravante de un clima peor por el acumulado de secas.
En tiempos en los que los pooles de leche están muy complicados, las industrias están rechazando materia prima, hay un tope económico que se puede afrontar para procesar, sin embargo es cada productor el que debe ir definiendo cómo manejar este tránsito. No pueden las empresas manejar la estrategia de cada tambo.
La situación se conoce y las alternativas, también. No está quedando más que achicarse, optando por las pasturas nomás, o incluso vendiendo animales.
Pablo Villano dijo después de la reunión que "nos comprometemos a no exportar más que el récord del año pasado, del 25% de la producción, para no descuidar al mercado interno, pero tenemos que tener una alternativa de mejor precio. El Impulso Tambero 2 se tendría que pagar en estos días y esa demora sabemos que también complica a los productores para no seguir perdiendo económicamente".
Perracino explicó que ahora se va a elaborar un documento en el que se dejen en claro las necesidades de sacar las retenciones, de tener una ventaja cambiaria para la exportación que tenga a la vez un ajuste a a valores reales del precio de referencia de la tonelada de producto exportable, e incluso que se acelere la primera de dos cuotas del subsidio a los tambos.
"Está claro que no va a llover en septiembre y que la situación va a ser caótica", por eso ya se están armando agendas de audiencias informativas para los socios de Meprolsafe y directivos de las empresas de la región.
Se pasará el comunicado entre las entidades para que apoyen con su firma. La industria está ocupada en atender este punto histórico de un sector que nunca en casi un siglo y medio osciló más allá del 10% en negativo o positivo en su producción interanual, con lluvias o sin ellas. Según analizan, esta es una crisis de precios y mercados que llega en primavera, con el ciclo natural en alza y una absoluta desconsideración política.
Advierten ahora que la hecatombe está encima, con costos productivos que se escapan a la posibilidad de cualquier dimensión de tambo, de todas las industrias, de un consumo aplastado, de necesidades económicas en la sociedad que son irrenunciables y en medio de una elección que no brinda ninguna certeza...
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