A diferencia de lo que nos dice la intuición, que las acciones de Apple se hayan disparado, al punto de alcanzar US$ 3.000 millones de capitalización de mercado, está siendo un verdadero problema para los inversores y grandes fondos de Wall Street. El principal dilema que se les presenta es que sienten que:
DILEMA ENTRE INVERSORES
El auge de Apple trae dolores de cabeza para Wall Street
A diferencia de lo que nos dice la intuición, que Apple haya alcanzado una capitalización de mercado de US$ 3.000 millones está generando dilemas en Wall Street
Y es que hoy, lunes 3 de julio, los papeles de la empresa tecnológica hay retrocedido un 0,8% dejándolos a un precio de US$ 192,42:
Este alto nivel de ponderación es la clave del dilema, dado que implica que los movimientos en las acciones de Apple tienen una gran influencia en el rendimiento general del índice. Sin embargo, muchos inversionistas tienen asignaciones más pequeñas de acciones de Apple en comparación con su ponderación relativa en los índices. Esto se debe a razones como la búsqueda de flexibilidad en sus carteras, preocupaciones por tener una sobreexposición a una sola posición y limitaciones impuestas por las reglas de sus propios fondos.
El S&P 500 siempre gana
Tal como informó Urgente24 en: No hay lobo de Wall Street que logre ganarle al S&P 500, El CEO de FDI Gerenciadora de Patrimonios, Mariano Sardans, lanzó un tuit donde explicaba como del 2007 al 2022 -últimos 15 años-, 9 de cada 10 fondos que invierten en los mercados de acciones de grandes empresas de los Estados Unidos, perdieron contra el índice que las nuclea (S&P 500).
Explica también que esos "ganadores" (1 de 10) fluctúa año a año (no siempre es el mismo).
Y lanza un último mensaje diciendo: "Eviten intentar ser El Lobo de Wall Street. El "secreto" en esto es diseñar una cartera muy bien diversificada, y erradicar costos, comisiones e impuestos."
Todo esto que dijo Sardans es consistente con un artículo del economista William F. Sharpe, publicado en la página de Stanford, denominado: "La Aritmética de la Gestión Activa"
En su artículo, Sharpe argumenta que, en términos generales, la gestión pasiva es superior a la gestión activa debido a los costes involucrados. Según Sharpe, antes de los costes, el rendimiento de los fondos gestionados activamente es igual al de los fondos gestionados pasivamente, pero después de los costes, el rendimiento de los fondos activos es inferior.
El autor también señala que las comparaciones de gestores activos con el mercado o con gestores pasivos pueden estar distorsionadas debido a diferentes factores, como la selección de valores en el índice, el sesgo hacia valores de pequeña capitalización y la exclusión de ciertos gestores activos. Sharpe concluye que, si se mide adecuadamente, el dinero gestionado activamente siempre obtendrá un rendimiento inferior al del dinero gestionado pasivamente, lo que respalda la elección de la gestión pasiva como estrategia de inversión más efectiva en términos generales.
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