Finalmente, China recuperó la provisión de motores a reacción fabricados en los Estados Unidos para aviones. Tras varias semanas de bloqueo, el país norteamericano dio luz verde a sus empresas para volver a exportar hacia el país asiático y sus compañías.
COMERCIO
China recupera una pieza clave para el desarrollo de sus aviones comerciales
Con luz verde de Estados Unidos, China recuperó el flujo de un componente indispensable para sus aviones. Se relajan las tensiones comerciales.
Según reportes de Reuters, la empresa autorizada fue General Electric Aerospace, quien ya puede practicar envíos hacia China. Para el país asiático, implica una noticia importante referida al desarrollo de sus aeronaves comerciales propias.
En ese sentido, el destino de los motores estadounidenses sería la empresa estatal Comac (Commercial Aircraft Corporation of China Ltd.), encargada de encabezar el diseño y fabricación de aviones de pasajeros. La compañía es responsable del desarrollo de proyectos como el C909, el C919 y en el futuro el C929.
Entre esos aviones, la apuesta más fuerte corre en torno al C919, avión que pretende rivalizar con la familia de Airbus A320/321 y la de Boeing 737 y sus variantes. La aeronave china se encuentra actualmente en operaciones para aerolíneas locales como Air China, China Southern y China Eastern.
Según el Gobierno de China, el C919 resguarda pedidos por más de 1000 unidades para los próximos años. Un objetivo que demanda velocidad en la cadena de producción y la logística de piezas.
China y la independencia aérea
La medida estadounidense de suspender el envío de motores desnudó el carácter inicial del desarrollo chino de aeronaves. Con uno de los mercados más grandes del mundo, la industria aeroespacial china todavía revela ciertas flaquezas a la hora de pensar en una independencia completa.
En ese sentido, no solo los motores de los aviones Comac todavía llegan desde empresas agrupadas en el bloque de la OTAN. Además, elementos sensibles de aviónica y software siguen siendo parte del inventario de los aviones chinos, que son permeables a sanciones internacionales.
Para poder proteger el desarrollo, China se embarcó en la fabricación de dichos componentes, incluyendo los motores a reacción. No obstante, esa carrera podría demandar varios años antes de alcanzar estándares de seguridad y operatividad a la altura de los componentes occidentales.
Mientras tanto, China apuesta por una flota mixta para sus aerolíneas. Con fuerte predominio de Boeing y Airbus, el mercado aerocomercial chino comenzó a abrirle lugar a los aviones de Comac, que ya cubren algunas rutas regulares.
Para China, alcanzar la independencia aerocomercial es un objetivo geopolítico clave. Se trata de una industria que ha sido elemento de castigo en los últimos conflictos, con especial ejemplo en el caso de Rusia.
Qué pasa con Rusia
El caso ruso evidenció el dominio occidental del mercado aerocomercial global. En ese sentido, el país euroasiático fue objeto de severas sanciones que llevaron a un bloqueo total a las aerolíneas rusas y sus flotas.
Los efectos de esos bloqueos se tradujeron en serias dificultades técnicas y operativas dado el deterioro de las aeronaves. De esa manera, se puso en jaque la seguridad de los vuelos en Rusia, mayormente operados con aeronaves Boeing y Airbus.
Para paliar la situación, las compañías rusas han recurrido a triangulaciones para conseguir repuestos y mantenimiento a través de terceros países. Además, el país buscaría reactivar su tradicional producción aeroespacial, heredada de la ex Unión Soviética.
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