La vicepresidenta y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, avanzó con una medida inédita en la Cámara alta: los senadores cuyo mandato termina el próximo 10 de diciembre deberán devolver los despachos, oficinas y todos los bienes que se les asignaron durante su gestión.
INÉDITO
Victoria Villarruel les saca una histórica herencia a los senadores y desata tensión en el Congreso
Victoria Villarruel tomó una decisión inédita que afecta directamente a los senadores nacionales y las viejas prácticas de la política en el Congreso.
La decisión, formalizada a través del decreto presidencial 488/25, pone fin a una práctica de años en el Parlamento, donde los despachos se negociaban como verdaderos “trofeos de guerra” entre oficialismo y oposición.
Qué establece la resolución que afecta a los senadores
La normativa otorga a la Dirección General de Administración la tarea de relevar los espacios ocupados en el Palacio Legislativo y en los edificios anexos. Además, fija un plazo límite: la restitución deberá concretarse antes del 10 de diciembre.
La lista de elementos a entregar es amplia:
- Muebles, sillas y modulares.
- Equipos telefónicos.
- Computadoras, laptops y celulares.
- Tarjetas de acceso y de comedor.
- Papelería oficial, expedientes y carpetas.
Una vez completado el proceso, Villarruel podrá reasignar los espacios a los nuevos legisladores que asuman tras las elecciones de medio término.
El impacto político tras la decisión de Victoria Villarruel
Aunque se trata de una medida administrativa, el gesto tiene un fuerte peso político. Por primera vez en mucho tiempo, se corta con el hábito de conservar oficinas estratégicas más allá del recambio parlamentario.
Según fuentes legislativas, la resolución afecta tanto a oficialistas como a opositores, lo que generó malestar en varios bloques. La tensión es mayor en torno a los despachos del edificio central, considerados los más codiciados frente a los anexos.
La decisión también refuerza el control de Villarruel sobre la infraestructura del Senado en un contexto de disputas internas. La vicepresidenta nunca logró alinear a la Secretaría Administrativa —cargo hoy vacante— y ahora trasladó la gestión de los espacios a la Dirección de Administración, bajo su órbita directa.
Un mensaje claro
En medio de la incertidumbre política y las fricciones con la Casa Rosada, la medida de Villarruel busca enviar una señal: los bienes y oficinas del Congreso pertenecen al Estado, no a los legisladores salientes.
Con el recambio de diciembre a la vuelta de la esquina, la vicepresidenta consolida así su influencia en la Cámara alta y abre un nuevo capítulo de tensión en un Senado que ya atraviesa un clima cargado.
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