CÓRDOBA. En el marco del Festival Nacional de Folklore de Cosquín, Martín Llaryora aprovechó para sentar su postura en la discusión sobre la faceta “cultural” de la Ley ómnibus que la administración de Javier Milei plantea sancionar. Tras una semana con fuertes descargos desde el sector en rechazo al desfinanciamiento estatal, el gobernador de Córdoba se refirió al respecto y pudo añadir otro punto de tensión a una negociación minuto a minuto.
MÁS PRESIÓN
Es cultural: Martín Llaryora y nueva frontera con Milei
Martín Llaryora marcó una nueva diferencia con la Ley ómnibus que impulsa Javier Milei. Presión en la negociación.
Cabe recordar que Llaryora tiene alineación directa con el bloque Córdoba Federal en Diputados, y el interbloque "Hacemos Coalición Federal". En ese sector, Milei estaría “buscando” los votos para obtener media sanción de su Ley ómnibus.
“No vamos a acompañar la derogación de leyes culturales que se debaten en el Congreso. Colaborar es ayudar, acompañando lo que está bien, dando propuestas superadoras que mejoren a las que se conocen y no acompañando aquellas que rompen el tejido productivo”, expresó el gobernador cordobés durante una conferencia de prensa el domingo por la noche. Con esas palabras, adelantó la postura de las bancas de Córdoba con las que tiene contacto directo por pertenecer al mismo espacio.
Al respecto, el gobernador cordobés defendió la financiación pública de la cultura, y en especial la de los festivales. “Cosquín es una clara muestra de defensa de la cultura, de la tradición, que trasciende a la Argentina. Es uno de los festivales más importantes de Latinoamérica y debemos defenderlo y cuidarlo”, apuntó.
En el plano de las negociaciones parlamentarias, Llaryora tendría un diálogo fluido con el oficialismo en el intento de destrabar un acuerdo. Dentro de esa fluidez, la “batalla cultural” sería uno de los puntos de tensión “reparables” a diferencia de otras temáticas sobre las cuales se expresó en contra.
Algunas de las más fundamentales fueron el régimen propuesto de biocombustibles, que ya tuvo modificaciones, el rechazo tajante al aumento de retenciones, que todavía tiene negociaciones abiertas, y el pedido de continuidad de la obra pública que poco se transformó desde la presentación de la primera versión de la Ley ómnibus. Además, Llaryora también exigió rectificar la propuesta previsional del Gobierno, que recién ahora estaría en discusión.
Dentro de ese “tira y afloje” habría caído la cultura, plano que Llaryora dijo no estar dispuesto a negociar. Sin embargo, lejos está de ser su mayor preocupación.
De hecho, la cumbre de la batalla del “cordobesismo” en el Congreso pasa hoy por las retenciones. En caso de lograr torcer el brazo del Gobierno en ese aspecto, en Córdoba consideran que el rumbo de la Ley ómnibus sería positivo, mientras que, por el contrario, un aumento de los gravámenes al sector productivo generaría un desastre provincial y nacional.
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