ACUERDO SOBRE YPF

Cristina es tan obvia... (para volver a Repsol YPF, pide la cabeza de Brufau)

Cristina Fernández de Kirchner se encuentra obsesionada en cómo explicarle a los argentinos que ella (y todos los legisladores que votaron, no olvidarlo) cometieron una gran burrada criolla con la expropiación de YPF a Repsol. Miguel Galuccio fracasó en obtener los capitales que dijo que podía conseguir y busca con desesperación una puerta de salida. Axel Kicillof fracasó en todo lo que elucubró pero ¿qué hacer? Cristina cree que hay que cargarle la culpa a Antoni Brufau, el presidente de Repsol, y entonces disfrazar el regreso de YPF a Repsol como "una nueva etapa", despedido el culpable del desencuentro. Así como Néstor Kirchner traicionó a Alfonso Cortina, Cristina conspiró contra Brufau y ahora, además, quiere dejarlo sin trabajo...

por EDGAR MAINHARD

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Ya lo dijo Cristina Fernández de Kirchner: ella no cree en la autocrítica. Para ella, la autocrítica es una exhibición intolerable de debilidad o, peor aún, el presagio del derrumbe. Por lo tanto, la Presidente de la Nación no puede aceptar que se equivocó expropiando Aerolíneas Argentinas/Austral Líneas Aéreas (un agujero negro que derrocha recursos indispensables para otros objetivos de política económica) y erró expropiando YPF.

Aerolíneas Argentinas no tiene a quién endosársela porque Grupo Marsans ya no existe, Pascual González Arias murió y la productividad de la compañía es tan negativa que ninguna empresa aerocomercial eficiente del mundo se interesa en ese residuo aerocomercial gobernado por malos sindicalistas y funcionarios inescrupulosos.

YPF no tiene cómo conseguir dinero. Sin dinero no puede explorar ni ampliar su producción. Por lo tanto, no puede reducir el quebranto energético que tanto creció con los Kirchner en el poder.

YPF no consigue dinero en el volumen que precisan sus proyectos ni de las grandes petroleras ni de las medianas ni de los audaces capitales de riesgo. YPF solo puede pedirle dinero a la ANSeS y al Banco de la Nación Argentina. Considerando que los Kirchner terminaron de debilitar el mercado de capitales domésticos, es poco y nada lo que YPF puede conseguir en ese nicho.

Es obvio que con esos recursos no alcanza. Probablemente si Cristina hubiera modificado varias leyes que aconsejó cambiar Chevron hubiese logrado agitar un poco más el mercado, pero hubiese destrozado el cepo cambiario vigente, que ella se niega a reconocer como restricciones. Pero Repsol bloqueó judicialmente a Chevron, y las novedades judiciales que llegaron desde Nueva York impiden cualquier flujo financiero.

Así fue como comenzó, puertas adentro, los diálogos sobre el regreso a Repsol pero apelando a un diálogo con el gobierno del Partido Popular español, no con la compañía, que ha presentado una demanda, en defensa de los derechos de los accionistas, ante el tribunal arbitral del Banco Mundial, el Ciadi.

Cristina insiste en tratar a Repsol como si fuese una empresa estatal española, cuando no es así. Error fenomenal. No hay pertenencia de Repsol al Estado español. Son fondos de inversión los dueños de Repsol. Y algunos hasta podrían entrar en esa categoría que ella aborrece.

Los gobernadores que apoyaron la expropiación de YPF se encuentran o desencantados o furiosos con los resultados de la experiencia cristinista en la empresa: nada de lo que les prometieron fue cumplido. Y, además, perdieron un prestamista de última instancia que era Repsol, mucho más eficiente que el Tesoro Nacional. Cuando el Estado Nacional enviaba los fondos, ellos cancelaban con Repsol.

Nada de todo eso fue explicado a la opinión pública y prevaleció el discurso de legisladores que escandalizan a la inteligencia y violentan el sentido comun, poniendo a diario en riesgo la democracia representativa por la escasa credibilidad que ellos atesoran. Los legisladores argentinos son, en general, la demostración más preocupante de la ausencia de preparación, esfuerzo y liderazgo entre los dirigentes argentinos.

Si España convenciera a Repsol que regrese al comando de YPF, ¿cómo explicárselo a la opinión pública argentina? Eso es lo que preocupa a Cristina. Ocurría algo similar con Néstor, y fue el motivo por el que nunca actualizó las tarifas de servicios públicos, sin importarle el deterioro que ocurría en la infraestructura, que terminó provocando el enojo de la clase media a la que él creía que seducía subsidiando. Un disparate lo del Frente para la Victoria: tanto dinero malgastó en subsidios a los porteños y bonaerenses... que terminaron marchando en el 8N pidiendo la cabeza de Cristina.

Pero Cristina se ennorgullece de imitar todos los desaciertos de su marido muerto. Ahora hay que buscar un cadáver a quien culpar por todo, y el catalán Antoni Brufau es el candidato de la Argentina. El razonamiento es que sin él en escena, podría explicarse que hay una nueva relación entre Cristina y España.

No es tan sencillo. Néstor Kirchner pudo traicionar a Alfonso Cortina en un cambio de administración de José María Aznar al incompetente José Luis Rodríguez Zapatero. Y es cierto que Brufau no goza del respaldo de los 'populares' en el poder otra vez porque él es un rezago de los socialistas. Pero Brufau no solamente ha demostrado con creces de que él es un sobreviviente sino que su permanencia depende de los catalanes de La Caixa, y hoy día hay mucho ajetreo entre Barcelona y Madrid. Es más, los catalanes están pidiendo su independencia. Algo más: Brufau acaba de superar una embestida en agosto/septiembre...

Lo que también se dice en Madrid es que si los de Cristina no consiguen la cabeza de Brufau... pueden apelar a cualquiera de sus irracionalidades. Un tema para seguir.

En ese contexto, es interesante leer a Antonio Maqueda, de la web madrileña Voz Populi:

"Repsol y Argentina buscan una fórmula con la que compensar a la petrolera española tras la expropiación de YPF. Tal y como adelantó ayer Vozpópuli, el Gobierno argentino ha llegado a la firme conclusión de que no podrá solventar sus dificultades energéticas a menos que pacte con la compañía que preside Antonio Brufau.  

El problema consiste en que los argentinos no tienen dinero para indemnizar a la multinacional española. Quizás se podrían emplear títulos de deuda pública. Pero esa opción puede no ser suficiente. Los bonos del Estado argentino ofrecen muy poca credibilidad después del impago del país hace una década. De hecho, este jueves 22/11 se conocía una sentencia de un tribunal de Nueva York que obliga a Argentina a pagar unos 1.000 millones de euros a los fondos de inversión que rehusaron entonces restructurar su deuda.   

Otra posibilidad es que Repsol permita que entre un tercero y los españoles se lleven una parte de los beneficios de éste o incluso sean socios. Sin embargo, ahí el margen parece bastante estrecho.

La tercera alternativa es que Repsol vuelva. Pero eso no puede hacerse de cualquier forma, pues dejaría en evidencia a Fernández de Kirchner después de haber difamado día sí y día también a la petrolera española.

Para conseguir esto, habría que articular alguna formato de regreso que demostrase que la Presidenta argentina tenía la razón y, por lo tanto, Repsol retornaría de cara a la opinión pública argentina con el rabo entre las piernas.

Con ese fin, se podría instrumentar algún tipo de desembolso de la petrolera española que ‘compensase’ al Gobierno argentino y se 'devolviese' a la española más adelante. Esta última baza podría, sin embargo, tener un precio añadido: la destitución de Brufau.

Las relaciones entre Brufau y Fernández    

El presidente de YPF, Miguel Galuccio, ha forzado la mano de los peronistas y ha conseguido que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner acepte que la única solución para la carestía de suministro del país sea negociar con Repsol. Y entre las posibilidades que baraja el alto ejecutivo argentino se encuentra el regreso de la compañía española a Argentina.

Pero en esta historia el presidente de Repsol, Antonio Brufau, se la juega. Las relaciones con los argentinos se rompieron tras la expropiación y ahora Fernández de Kirchner no podría admitir que vuelva Repsol con Brufau al frente.

Para mayor inri, el Gobierno argentino ha iniciado los contactos intentando saltarse a Brufau. Así que parte de las conversaciones están ocurriendo a espaldas del directivo, quien teme por su cabeza.

En una entrevista concedida a El País, afirmaba: “No parece muy lógico que la parte que inicia el conflicto sea la que pide que cambien al interlocutor en la negociación. Esto no es un tema personal, sino entre Repsol y el Estado argentino y la prioridad es que esta casa recupere lo que es suyo. Pero si fuese cierto, el día que hayamos recuperado lo que es nuestro, ese mismo día convoco el consejo de administración y le pongo mi cargo a disposición. Ese día”." No antes.

Luego, un tema que puede ubicar todo en su verdadero contexto, y que con certeza no desconocerá Jesús Cacho, el jefe del redactor Maqueda: el tiempo juega en contra de Cristina e YPF, no tanto de Brufau y Repsol. Cristina puede intentar exhibir una fortaleza falsa. Quien precisa inversiones con desesperación y resolver el problema es YPF, no Repsol. Es importante tenerlo en cuenta porque, de lo contrario, parecería que el tiempo corre en contra de Repsol, y eso fue así antes de la expropiación, no ahora y menos con un recurso judicial favorable contra Chevron, la única posibilidad cierta que tenía YPF.