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Presencialidad: ¿Cómo cuidar a los niños de la variante Delta?

La vuelta a la presencialidad coincide con la llegada de la variante Delta al país. ¿Cuáles son los riesgos para los niños y cuáles los cuidados recomendados?

Los alumnos de la Ciudad de Buenos Aires y de los 135 distritos bonaerenses regresan este lunes a la presencialidad luego de las vacaciones de invierno. En total, son 700 mil niños en CABA y más de 4,1 millones en la provincia.

Ante el aumento de la circulación de personas y la llegada de la variante Delta al país, los responsables de los menores se plantean cuáles son las medidas de seguridad más eficaces para prevenir infecciones por COVID-19 entre los alumnos y sus familias.

De momento, se sabe que, en la presencialidad, las burbujas se deberá respetar el distanciamiento social, además de garantizar las medidas de higiene, ventilación y el uso obligatorio de barbijo.

Dentro del aula cada estudiante tendrá su lugar fijo, previamente asignado, que no podrá modificarse hasta fin de año.

Respecto a los comedores escolares, funcionarán con aforos de hasta el 50%, con turnos y espacios ya determinados. Durante las comidas será el único momento en que los chicos y los docentes podrán sacarse el barbijo.

Riesgos de la variante Delta en niños

En general, desde el inicio de la pandemia, las noticias son tranquilizadoras en cuanto al impacto en niños y los riesgos de complicaciones graves por COVID-19.

Una nueva investigación sugiere que la variante Delta puede causar una enfermedad más grave en los adultos, pero no se sabe si ocasiona lo mismo en menores.

En comparación con los adultos, los niños infectados con otras cepas tienen más probabilidades de tener síntomas leves o ninguno. También tienen muchas menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, ser hospitalizados o morir a causa de la enfermedad.

Los niños con más probabilidades de ser hospitalizados son aquellos que tienen enfermedades médicas subyacentes.

Uno de los miedos de los padres acerca de sus hijos es el síndrome inflamatorio, que se ha dado en algunos casos de niños con COVID-19, una afección poco común pero grave.

Si bien cualquier muerte de un niño es devastadora, los padres o tutores deben considerar que el peligro es muy reducido.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos estiman que hubo 480 muertes de niños por gripe durante el año escolar 2018-2019. Siendo uno de los países con más muertes por coronavirus del mundo y unos en los que Delta es dominante, los accidentes siguen siendo la principal causa de muerte entre los niños: alrededor de 12.000 personas de 1 a 19 años al año.

Finalmente, los expertos en salud pública dicen que, en la mayoría de los casos, el riesgo de trabas educativas y de salud mental asociados a mantener a los niños en casa parece ser mucho mayor que el riesgo de complicaciones por COVID-19.

De hecho, varios estudios muestran que la pandemia ha afectado la salud mental infantil y ha atrasado el ritmo educativo.

Según el profesor Neeraj Sood, líder en la respuesta al coronavirus de la Universidad del Sur de California, “hemos asustado tanto a los padres que no saben qué hacer, y muchos de ellos están pensando en mantener a los niños en casa".

También pidió en una entrevista con The New York Times, “pensar en los niños como un todo y cuidar de su bienestar total”.

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La pandemia ha afectado la salud mental infantil y ha atrasado el ritmo educativo a causa de la interrupción de la presencialidad. A medida que llegue la variante Delta al país, es primordial mantener los cuidados.

La pandemia ha afectado la salud mental infantil y ha atrasado el ritmo educativo a causa de la interrupción de la presencialidad. A medida que llegue la variante Delta al país, es primordial mantener los cuidados.

Cuidados

A medida que se vuelve a la presencialidad, el mayor cuidado para proteger a los niños del COVID-19, es vacunar a todos los miembros de la familia tan pronto como sean elegibles. Además, se recomienda a las personas elegibles que se vacunen contra la gripe.

Por otro lado, es importante resaltar que el riesgo es acumulativo y se puede reducir evitando las multitudes y los espacios públicos cerrados donde no se conoce el estado de vacunación de los demás.

Además, los centros de testeo siguen disponibles ante la aparición de síntomas y, por supuesto, se pide mantener a los niños en casa si tienen algún malestar respiratorio.

Finalmente, los barbijos. La mayoría de los expertos en salud pública están de acuerdo en que el enmascaramiento es una buena idea contra la variante Delta y los CDC han dicho que usarlos en las escuelas se asoció a una reducción de aproximadamente un 20% en la incidencia de COVID-19.

Sin embargo, el cumplimiento por parte de los niños de la obligatoriedad del barbijo durante la presencialidad pocas veces es completo, por lo que debe estar acompañado del resto de las medidas de precaución.