El 20 de julio del 2011, Amy Winehouse se subía al escenario a cantar junto a su ahijada, Dionne Bromfield. La conexión entre las dos artistas se sentía en el aire, el amor y la confianza que había entre ellas. Fue una de las mejores noches de sus vidas.
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"Amy Winehouse & Me", la cara oculta de la polémica artista
En un documental de Mtv, Dionne Bromfield mostró el lado secreto de Amy Winehouse, su madrina. El último show, su vida privada y la polémica muerte.
Tres días después, la cantante de blues de apenas 27 años fallecía de una sobredosis de sola en su casa.
Diez años más tarde y ya lista para enfrentar los dolorosos recuerdos, Dionne Bromfield decide regalarle al mundo la otra cara de Amy Winehouse a través de un documental de Mtv. Esa cara desconocida al público, la que andaba por su casa sin el legendario delineado que cubría casi todo su párpado o el enorme peinado de “panal de abeja”.
“Ella brillaba tan fuerte que tenía que explotar”
Desde que era chica, Dionne cantaba junto a Amy. Así, la famosa artista de blues descubrió el talento de su ahijada y decidió impulsarla a seguir una carrera en el mundo de la música. Por eso, cuando Bromfield se enteró de la trágica noticia estaba en medio de una gira.
Estaba por subirse al escenario como telonera de The Wanted, la boy band británica, cuando “la habitación se puso fría”. Nadie quería decirle lo que pasaba pero Dionne lo sintió en el aire.
“Es Amy, ¿No?”, preguntó. Decidió salir frente al público de todos modos, porque el show debía continuar. Pero ni su alma ni su cuerpo se encontraban con ella mientras presentaba su rutina.
"Ella brillaba tan fuerte que tal vez tenía que explotar", expresó en el documental de Mtv. Era, puertas adentro, el mejor momento de Amy Winehouse. Aunque los medios no reflejaran eso, Dionne Bromfield asegura que a su madrina la podía ver saludable, feliz y brillante.
Tal vez por eso, reflexiona, pasó lo que pasó.
Al momento de su muerte, Amy Winehouse se encontraba en su período de sobriedad más largo y estaba trabajando en su siguiente álbum.
Cuatro meses sin llorar
La muerte de Amy Winehouse fue un golpe duro al mundo de la música. Era una mujer repleta de talento, que había venido a revolucionar el blues con sus fusiones de géneros nunca antes vistas, y encontraba su final antes de tiempo.
Dionne Bromfield tardó meses en llorar la partida de su madrina hasta que, un día, vio algo que seguro le causaría gracia. Cuando fue a llamarla se dio cuenta de que ya no estaba. Y lloró. Lloró mucho y por años no pudo volver a escucharla cantar. Tampoco pudo volver al Roundhouse de Camden, el último lugar en donde la vio con vida y el último escenario en donde Amy Winehouse se presentó.
"La Amy que yo veía era una persona hermosa, adorable y cariñosa", cuenta la ahijada en el documental de Mtv. Siempre la peinaba, maquillaba y hacían pequeños shows en su casa. Salían a caminar de noche por las calles londinenses mientras compartían confidencias, iban de vacaciones juntas y cantaban como ningún otro dúo.
Ella nunca vio a Amy borracha y, aunque notaba en su madrina los efectos de la adicción, no presenciarlo en primera persona la mantuvo ajena. “Era más responsable de lo que los medios la mostraban”, dice su ex representante, Javan, cuando aclara que la cantante no consumía frente a sus seres queridos.
Para Dionne Bromfield fue muy duro poder hablar de su muerte. Porque, en ella, aparece algo tabú: el alcoholismo. En el documental de Mtv, la joven de ahora 25 años admitió que sentía algo de vergüenza al hablar de las adicciones de Amy Winehouse.
¿Por qué hacerlo ahora, diez años más tarde?
Primero porque se siente lista. Tiene casi la misma edad de Amy Winehouse cuando falleció y eso la hace sentirse más cercana a ella.
Segundo, porque consideró que era hora de mostrarle al mundo esa Amy que nadie conocía. La que tenía sueños y ambiciones, la que ocultaba sus sufrimientos a los seres más cercanos, la que era “auténticamente Amy” y no cambiaba por nada ni por nadie.
Amy Winehouse sabía lo que quería y lo hacía. Nació rebelde y siempre vivió así: rompiendo reglas y reconstruyendo los límites de lo que se podía y lo que no. Para bien o para mal.