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VIVÍ LA MAGIA EN CINES

Se estrena en cines una historia de fantasía por las calles de Buenos Aires

Llega a los cines la nueva película de Ingrid Pokropek, una historia sobre una chica que explora la fantasía y la realidad por la ciudad de Buenos Aires.

La ópera prima de Ingrid Pokropek llega a las salas de cine argentinas después de un exitoso recorrido por festivales internacionales. Con una trama que combina fantasía y realidad, la historia sigue a Ana, una adolescente que, tras un accidente, empieza a recibir en su prótesis metálica mensajes en código Morse, desatando un intrigante viaje de autodescubrimiento en Buenos Aires.

Una historia fantástica en Buenos Aires

Los tonos mayores se centra en Ana, interpretada por Sofía Clausen, quien lleva una prótesis metálica en su brazo después de un accidente. Durante las vacaciones de invierno, la prótesis de Ana comienza a recibir mensajes en código Morse, lo cual desata una investigación llena de acertijos cuyo origen y conexión con el entorno urbano intentará descubrir junto a sus amigos.

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"Los tonos mayores" cuenta la historia de Ana, una chica que se embarca en un viaje fantástico por Buenos Aires tras empezar a recibir mensajes en código Morse en la prótesis de su brazo.

"Los tonos mayores" cuenta la historia de Ana, una chica que se embarca en un viaje fantástico por Buenos Aires tras empezar a recibir mensajes en código Morse en la prótesis de su brazo.

La película destaca por su retrato de Buenos Aires y lugares emblemáticos como el Planetario y algunas calles tradicionales, que se transforman en escenarios donde lo cotidiano con lo fantástico se unen. "Me gustaba que la travesía de la niña la invitara a descubrir que el mundo, o la ciudad, están plagados de misterios", señaló Pokropek. La interacción de Ana con su entorno la empuja a un viaje de autodescubrimiento, donde cada rincón de la ciudad parece guardar un secreto.

Música, sonidos y simbolismo

La música y el sonido ocupan un lugar destacado en Los tonos mayores. La banda sonora, compuesta por Gabriel Chwojnik, está basada en el código Morse, convirtiéndose en una herramienta crucial para desentrañar el misterio. "Es la clave para poder descifrar el enigma", comentó Pokropek sobre la importancia de la música en la narrativa. Además, el diseño sonoro añade una capa de profundidad al relato, fusionando lo realista con lo sobrenatural.

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Los colores y los sonidos juegan un papel central en la película, tomando inspiración en el código Morse en los que Ana recibe sus mensajes.

Los colores y los sonidos juegan un papel central en la película, tomando inspiración en el código Morse en los que Ana recibe sus mensajes.

El simbolismo de la prótesis de Ana, que actúa como una antena receptora de señales, va más allá del simple dispositivo. Es un reflejo de cómo los adolescentes comienzan a captar las señales emocionales y sociales que los rodean. Y de hecho, la directora eligió una protagonista que "no es del todo niña ni tampoco adulta", explorando así la transición hacia la independencia. La película se convierte en una alegoría del crecimiento y el descubrimiento de la propia identidad en medio de una ciudad colorida y enigmática.