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"RECONOZCAN NUESTRA CONTRIBUCIÓN"

El perro de 'Good Boy' quiere su Oscar y podría marcar un precedente en Hollywood

Indy, el perro que la rompe en la película Good Boy, apunta a Hollywood y sueña con ganar el Oscar: ¿podrá la labor de un animal ser reconocida por la Academia?

Indy, el perro que se robó todas las miradas en Good Boy, ahora apunta directo a los Oscars y nadie sabe si Hollywood está listo para eso. Que un can quiera competir en la meca del cine parece loco, pero la historia de este protagonista de cuatro patas viene con sorpresa y debate incluido.

Cómo un perro puede sostener todo un relato de terror

En Good Boy, el mundo se ve a través de los ojos de Indy, y la película no juega únicamente con los sustos clásicos del género, sino que convierte al perro en protagonista absoluto, un héroe de cuatro patas que comunica miedo, curiosidad y lealtad con una naturalidad que muchos actores humanos desearían tener.

El filme sigue a Todd (Shane Jensen), un hombre que vuelve a la vieja casa familiar con la sensación de que algo anda mal, y es Indy quien percibe cada amenaza invisible, cada sombra sospechosa y cada instante de peligro, transformando lo que podría ser un típico relato de terror en una experiencia sensorial única.

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Good Boy muestra el mundo desde los ojos de Indy, un perro que comunica emoción, miedo y valentía con naturalidad sorprendente. Su actuación demuestra que un animal puede sostener un relato completo.

Good Boy muestra el mundo desde los ojos de Indy, un perro que comunica emoción, miedo y valentía con naturalidad sorprendente. Su actuación demuestra que un animal puede sostener un relato completo.

Acá es donde empieza a tener peso el pedido de Indy: la creación de una categoría para que la labor de los animales en las películas sea reconocida en el máximo premio de la actuación de Hollywood. "Reconozcan las ricas y complejas contribuciones de nuestros tespianos caninos", escribe Indy en su carta abierta enviada a la Academia, y después se lamenta: "A pesar de mi papel aclamado por la crítica en la reciente película Good Boy, se me ha considerado inelegible para la categoría de Mejor Actor. Aparentemente, no soy un buen chico suficiente para ustedes".

Más adelante, sigue: "¿Cuántas grandes actuaciones deben pasar desapercibidas antes de que la Academia nos tire un hueso? Les pedimos que dejen de levantar la pata sobre la contribución mía y de los muchos grandes actores animales cuyo trabajo sigue sin ser reconocido".

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Aunque suene divertido, el planteo abre un debate sobre cómo se reconoce el trabajo animal en el cine, algo que hasta ahora se limita a premios especiales o menciones anecdóticas. Ya sea que hablemos de Liberen a Willy, Babe el chanchito valiente o Caballo de guerra, los animales se robaron escenas enteras, pero rara vez se tradujo en un reconocimiento formal, y Good Boy trata de ponerle límite frente a los ojos de todos.

Más allá de la ternura que pueda provocar, la película demuestra que la mirada de un animal puede sostener un relato entero y generar todo tipo de emociones, de un modo que pocos humanos lograrían sin diálogos extensos o efectos elaborados. El éxito de Indy es una demostración de que un actor canino puede sostener un relato complejo y emocionante.

¿Pueden los Oscars reconocer a un actor con patas?

Desde tiempos inmemoriales, la Academia es lenta para incorporar nuevas categorías, y recién en 2028 se va a añadir Logro en Diseño de Acrobacias, después de años de campaña de los especialistas en escenas de riesgo. En ese contexto, la carta de Indy puede ser provocadora, pero señala que los perros y sus entrenadores merecen un reconocimiento real y no algo anecdótico.

Pero la película también habla por sí misma: Good Boy utiliza recursos visuales, perspectiva narrativa y actuación animal para generar una experiencia que es tanto terrorífica como conmovedora. Además de reaccionar, Indy interpreta, decide, nos hace sentir y nos sorprende con cada movimiento y cada ladrido, logrando que la tensión funcione incluso en los momentos más silenciosos y sutiles del filme.

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La carta de Indy a la Academia cuestiona el reconocimiento de actores animales, mientras la película evidencia cómo la perspectiva canina genera tensión y emoción únicas, transformando la narrativa cinematográfica.

La carta de Indy a la Academia cuestiona el reconocimiento de actores animales, mientras la película evidencia cómo la perspectiva canina genera tensión y emoción únicas, transformando la narrativa cinematográfica.

La forma en que la cámara sigue sus movimientos, cómo nos muestra sus sueños y olores, y cómo invisibiliza el rostro de Todd, convierten la perspectiva canina en algo más que un recurso estético: es el motor emocional de la película.

Si alguna vez Hollywood decide abrir la puerta a actores no humanos, será porque proyectos como este demostraron que la empatía y la narrativa no conocen especies. Por ahora, entendemos que el verdadero protagonista puede tener cuatro patas y un hocico curioso, y que detrás de cada ladrido hay horas de entrenamiento, paciencia y talento que merecen ser reconocidos.

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