"El país de la libertad", como creíamos la mayoría, últimamente no es tan fiel a su sobrenombre. Entre las contradicciones de ese apodo para USA, ahora se le agrega la censura a libros escolares que tocan temas sobre la sexualidad, el racismo y la diversidad. Los grupos conservadores buscan cada vez más evitar que sus hijos aprendan sobre temas que, según ellos, “dividen y corrompen a la sociedad“.
Un caso reciente fue en Tennessee, donde un pastor evangélico, Greg Locke, junto una multitud para reunirse alrededor de una fogata para tirar todos los libros de Harry Potter, Crepúsculo y de otras novelas para niños.
Con un anuncio publicitario en un suburbio de Nashville, capital de Tennessee, Estado de USA, Locke buscó atraer grandes multitudes para participar de la quema de las sagas de libros más famosas en los lectores adolescentes.
Antes de la quema, Locke dijo en un sermón que estaba luchando contra los "diablos de la masonería libre" y que "no me suicidaré pronto".
…dijo Locke, mientras la multitud de asistentes aplaudieron en respuesta.
Libertad de expresión en juego
Sin embargo, este hecho es solo una demostración de lo que está ocurriendo con la libertad de expresión en USA. Reportes recientes revelan que el último año se han presentado 156 proyectos de ley en 39 estados para limitar la educación básica públicas y privadas para evitar que las docentes hablen de raza, sexualidad, género y racismo. Lo mismo para que si hablan de “comunismo, marxismo o socialismo”, deben advertir de que son un “peligro”. Pero por ningún lado se habla de condenar el supremacismo o el antisemitismo por lo que es…
Ya se han aprobado reformas en 10 estados, y siguen avanzando en el resto de USA. Las regulaciones, en cambio, van desde aplicar sanciones a los profesores y para los centros educativos en el caso de que no cumplan con la disposición, y también la obligación de cada institución de publicar la lista de autores y libros usados en clase. Al tener esta información, los padres tendrán la opción de sacar a sus alumnos de las clases que consideren “inapropiadas”. En otras palabras, aislarlos del mundo real y de los problemas que existen en la sociedad, principalmente el racismo y los temas sobre diversidad en la sociedad de USA. Como si se pudiera mantener a un niño encerrado intelectualmente durante toda su vida.
Entre los libros censurados no solo se encuentran los de fantasía mágica, vistos como “son influencias demoníacas”, también se prohibieron libros del género queer y libros que tocan temas sobre relaciones homosexuales. Cecilia Gonzáles, periodista y escritora remato:
Colectivamente, estos proyectos de ley son antiliberales en su intento de legislar que ciertas ideas y conceptos estén fuera de los límites, incluso, en muchos casos, en las aulas universitarias entre adultos. Su adopción demuestra un desprecio por la libertad académica, la educación liberal y los valores de la libertad de expresión y la investigación abierta que están consagrados en la Constitución Nacional y que anclan una sociedad democrática como la (que se supone) que es USA.
El otro lado
Deborah Caldwell-Stone, directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación de Bibliotecas de USA, ha confirmado que las impugnaciones y pedidos de censura de determinados libros crecen cada año. En 2020 fueron 273, pero en los primeros nueve meses de 2021 la cifra ya era de 330.
Por eso denunció que hay una peligrosa, intensa y pública campaña para eliminar libros.
La “oleada” de pedidos de censura surgió luego de que el asesinato de George Floyd en 2020 haya revolucionado el mundo como los mismos USA, donde el debate sobre el racismos estructural ya histórico en USA se volvió a levantar en todos los ámbitos sociales, incluyendo los educativos.
Ante esto, padres y madres preocupados por que sus hijos "sean adoctrinados con la ideología progresista de izquierda", no tuvieron mejor idea que promover la censura de libros, como los que hablan del racismo y la desigualdad. Y, junto con muchas otras organizaciones, lo están logrando, ya que en algunas escuelas en USA o estados ya se vetaron libros de Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura en 1993; de Malala Yousafzai, la activista pakistaní Premio Nobel de la Paz 2017, y, sobre todo, de autores y autoras afroamericanos que tratan temas sobre racismo.
Estos proyectos de ley tendrán, y ya están teniendo, consecuencias tangibles tanto para la educación como para la democracia en USA, distorsionando el lente a través del cual la próxima generación estudiará la historia y la sociedad, socavando las características de la educación liberal que han diferenciado al sistema estadounidense de los demás países autoritarios. Sin embargo, la desconfianza de los ciudadanos que se han convencido de que ciertas conversaciones sobre diversidad, racismo o desigualdad representan una amenaza próxima a la identidad nacional y cohesión social será difícil de erradicar del “país más libre del mundo”. El cual, ya no le hace justicia a su sobrenombre.