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20/06/1820

Manos desfallecientes y la muerte que llega: Manuel Belgrano

Manuel Castro, leal amigo de Manuel Belgrano, al ver apagarse el pabilo: "Yo tocaba sus manos desfallecientes con respeto".

A las 7:00 del sábado 20/06/1820, en medio de la anarquía de las Provincias Unidas del Río de la Plata-ejemplo: ese día se disputaban el mando en la provincia de Buenos Aires entre Ildefonso Ramos Mejía, Estanislao Soler y el Cabildo- en la calle Santo Domingo, de la ciudad portuaria, afectado de hidropesía, pobre, acompañado por los pocos hermanos que quedaban vivos (habían sido 16, ya no), algunos parientes lejanos y pocos amigos, murió Manuel Belgrano.

Acerca de la hidropesía: hoy se sabe que consiste en la acumulación de líquido en el peritoneo (vientre), aunque también en los tobillos, muñecas, brazos y cuello, consecuencia de una deficiencia en las funciones digestivas o en las excretoras de los riñones o de la piel de la persona que la padece.

Si la cantidad de líquido retenido es elevada, se producen trastornos en el funcionamiento del corazón y de los pulmones. La retención de agua en el vientre puede ser motivada por tuberculosis o tumores del intestino. La tuberculosis era todo un problema en aquellos tiempos.

En cualquier caso, la hidropesía de Belgrano era la consecuencia de otro problema que él padecía.

Manuel Antonio Castro, quien lo acompañó desde Córdoba a Buenos Aires, con la muerte pisándole los talones a Belgrano, estuvo en el momento final:

Se le presentó por fin la muerte. La divisó sin emoción y la esperó sin turbación. Sus serenas reflexiones eran la admiración de los circunstantes. Yo tocaba sus manos desfallecientes con respeto y el lecho fúnebre en que esperaba su muerte me parecía un santuario. Se le presentó por fin la muerte. La divisó sin emoción y la esperó sin turbación. Sus serenas reflexiones eran la admiración de los circunstantes. Yo tocaba sus manos desfallecientes con respeto y el lecho fúnebre en que esperaba su muerte me parecía un santuario.

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Convento de Santo Domingo o Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en el barrio de Monserrat. En el monumento delante se encuentran los restos de Manuel Belgrano.

Convento de Santo Domingo o Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en el barrio de Monserrat. En el monumento delante se encuentran los restos de Manuel Belgrano.

Previsiones

El lugar donde reposar la osamenta ya había sido previsto cuando Manuel tenía algo más de 4 años.

Criado en un hogar católico apostólico romano (calle Santo Domingo actual avenida Belgrano a la altura del 430), Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació y murió a pocos metros del convento de Santo Domingo.

La relación de la familia Belgrano con los dominicos de Santo Domingo fue estrecha y permanente.

Bautizado en la Iglesia Catedral, 1 día después de nacido, por el sacerdote Juan Baltasar Maciel, Belgrano era hijo de la criolla María Josefa González Caseros y el italiano Domingo Belgrano y Peri o Pérez. Doña María Josefa había celebrado un convenio el 07/12/1795 con la comunidad dominica representada por el prior fray Andrés Rodríguez que contemplaba el derecho para que ella y sus 16 hijos, de los cuales 2 fueron sacerdotes, pudiesen ser enterrados en el convento.

Belgrano no está enterrado con el uniforme militar sino con el hábito de la 3ra. orden dominica a la que pertenecía, tal como sus padres y la mayor parte de sus hermanos.

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Un libro que ejerció una gran influencia sobre Manuel Belgrano.

Un libro que ejerció una gran influencia sobre Manuel Belgrano.

La idea de Dios

Manuel Belgrano fue un sincero creyente cristiano.

Para Blas Pico, oficial del Ejército del Norte, Belgrano era un hombre “piadoso y devoto”.

José María Paz, 'el Manco', decía que Belgrano “exigía de los oficiales una especie de disciplina monástica y amonestaba con severidad las menores transgresiones, especialmente, las propias”.

En Belgrano las nuevas ideas políticas racionalistas son asociadas a una nueva visión teológica, a una nueva visión del mundo, lo que le provocaron tensiones y vacilaciones.

Él mismo reconoce en su ‘Autobiografía’ que cuando ocurrió la Revolución Francesa, "(…) se apoderaron de mi las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido y aun las mismas sociedades habían acordado en sus establecimientos directa o indirectamente (...) ".

El Dr. Juan Carlos Priora, profesor emérito de la Universidad Adventista Del Plata, revela en un extenso tratado realizado en colaboración con las celebraciones del Instituto Belgraniano, que dentro del héroe anidaba la esperanza de la 2da. venida de Cristo.

¿Cómo había llegado Belgrano a tales convicciones? Mediante el relacionamiento intelectual con los escritos del jesuita Manuel Lacunza, autor del disruptivo texto ‘La Venida del Mesías en Gloria y Majestad’.

Los argumentos que demuestran el vínculo de Belgrano con la obra de Lacunza:

  • La amplia difusión del lacuncismo por Europa y América. Es bueno recordar que Belgrano estuvo en Europa entre 1786 y 1794, época de circulación de las copias manuscritas de ‘La Venida de Cristo en Gloria y Majestad’.
  • Que el milenarismo y el sistema escatológico del piadoso jesuita chileno fue calurosamente recibido en Europa.
  • Que Belgrano no permaneció ajeno a esas manifestaciones intelectuales, puesto que nada escapó a la universalidad de su pensamiento y, además, sintió gran atracción por los temas y esperanza cristianos.

¿Por qué?

Porque conforme a lo que creyó, le será hecho.

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