Los últimos cortocircuitos dentro de Juntos por el Cambio parecían copar la agenda del análisis político durante la semana que termina, dándole un respiro al Gobierno. Los cruces que se desataron en el espacio opositor por críticas del radical Facundo Manes a Mauricio Macri y que gatillaron la respuesta del PRO, a la vez que abrieron una grieta dentro de la propia UCR merecieron mucha atención mediática, corriendo de foco al Frente de Todos. Duró poco. El oficialismo siempre se las arregla para quedar atrapado en alguna crisis. Como si tuviera un talento natural para el desasosiego. Si bien ya se habían producido algunos episodios que le devolvieron la intranquilidad, 2 hechos puntuales sumergieron nuevamente al FdT en un espeso clima. Por un lado, el operativo en Villa Mascardi para el desalojo de tierras tomadas por integrantes de la comunidad mapuche. Por el otro, la represión policial en las afueras de un estadio de fútbol en La Plata, en cuyo marco se produjo el fallecimiento de un hombre.
PANORAMA
El talento natural del Frente de Todos para la crisis
Parecía que la interna en JxC le daba un respiro, pero el Frente de Todos siempre se las arregla para estar peor.
El primero precipitó la renuncia de la ministra Elizabeth Gómez Alcorta. El segundo puso nuevamente en el tapete a la Policía Bonaerense y a su conducción política, es decir, al ministro de Seguridad provincial, Sergio Berni. Sin embargo, hay una notable diferencia entre ambos hechos: mientras que desde el gobierno de Axel Kicillof criticaron el operativo policial que terminó en la noche del jueves con balas de goma y gases lacrimógenos contra hinchas de Gimnasia en la previa al partido que iba a jugar de local con Boca, en la Casa Rosada destacaban la prolijidad de la labor de las fuerzas federales dirigidas por Aníbal Fernández en el sur. De todas formas, el saldo del operativo fue de 7 mujeres detenidas (también había menores), 4 de ellas trasladadas al penal de Ezeiza. Esto detonó el malestar de la entonces ministra de Mujeres, Género y Diversidades. En su carta de renuncia, Gómez Alcorta denunció que se violaron los derechos humanos de las detenidas, lo que resultaba un límite intolerable para ella y una incompatibilidad de magnitud para continuar en el Gobierno. El Presidente intentó convencerla de que no se vaya. Como otras tantas cosas que no logra, tampoco consiguió esa.
Gómez Alcorta tuvo un histórico vínculo con la causa mapuche: fue abogada de Facundo Jones Huala, un dirigente de esa comunidad que se encuentra prófugo de la justicia de Chile, donde debe cumplir una condena a 6 años de prisión por el incendio de una vivienda y la portación de armas de fuego. La ahora exministra, en tanto, no estuvo sola dentro del oficialismo en su reclamo. La extitular de la cartera de Seguridad y hoy jefa de los Cascos Blancos, Sabina Frederic, criticó el operativo y la actual política del Gobierno para abordar el conflicto mapuche. Por su parte, el diputado Eduardo Valdés, cercano tanto al Presidente como a Cristina Kirchner, dijo no compartir lo que definió como “medidas políticas” y pidió al Ejecutivo que “reflexioné”. Aníbal Fernández, en tanto, defendió que el operativo se haya realizado sin agresiones y que, en todo caso, los cuestionamientos deberían ir a la jueza que ordenó el desalojo y dispuso las condiciones de las detenidas. “Es la Justicia la que decide, no soy yo”, se atajó el ministro de Seguridad.
Cambios
Por ahora no hay reemplazo para Gómez Alcorta. Marita Perceval, actual secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad en la cartera de Mujeres, aparece como sucesora natural. En el medio circuló una versión de que el ministerio podría ser degradado a Secretaría, lo que fue desmentido tanto por la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, como por la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti. Es cierto que Cerruti es una mensajera de dudosa confiabilidad: apenas minutos después de que en conferencia de prensa descartara cambios en el gabinete comenzó a circular el rumor de la renuncia de Gómez Alcorta. La misma Cerruti tuvo que informar luego que el Presidente había aceptado la dimisión. La gaffe de Cerruti es por partida doble, ya que en los próximos días se haría oficial la salida de Juan Zabaleta de la cartera de Desarrollo Social para su regreso a la intendencia de Hurlingham. ¿Y por qué no por partida triple?: también se renovó la presión de La Cámpora para precipitar la salida de Claudio Moroni del ministerio de Trabajo. Lo verbalizó Andrés ‘Cuervo’ Larroque, cuando le achacó a Moroni “déficit de gestión” por la demora en la resolución del conflicto de los trabajadores del neumático. El ministro se defendió diciendo lo difícil que es cerrar paritarias en un contexto de esta inflación. Moroni es de los pocos hombres cercanos al Presidente en un gabinete que tendrá cambios que Cerruti desmintió. El rol de la portavoz parece agotado, ¿será por eso que también suena para reemplazar a Gómez Alcorta, lo que la quitaría de ese papel?
Resurgimiento
Pero el dardo de Larroque -que no es nuevo- va más allá de la mera crítica al ministro y se traduce en un resurgimiento de las tensiones entre el kirchnerismo y el Presidente por el rumbo del Gobierno. El tuit de Cristina Kirchner en el reclamaba un mayor control sobre los precios y más asistencia a los sectores vulnerables inauguraba esta nueva temporada, aunque hay interpretaciones sobre el verdadero objetivo de la Vicepresidente. Independientemente de eso, Máximo Kirchner fue más explosivo cuando en un acto en Morón que las cerealeras habían “puesto de rodillas” al Gobierno que concedió un dólar más alto para apurar las liquidaciones de cosechas y así engordar las reservas del Banco Central, lo que se logró. Ese fue un caballito de batalla de Sergio Massa. El ministro de Economía hace caso omiso a esas críticas y privilegia su relación el campo. Esta semana desde su ministerior fueron enfáticos en rechazar que pudiera haber un aumento de las retenciones el próximo año. Fue por el malestar que despertó en la Mesa de Enlace un artículo del proyecto del Presupuesto que faculta al Ejecutivo a fijar derechos de exportación. Massa, en tanto, estudia nuevos esquemas de tipo de cambio diferencial para alentar exportaciones ahora que no habrá mayores aportes del agro. Anunció esta semana un régimen especial de estímulo para el sector de la denominada Economía del Conocimiento, otorgándole libre disponibilidad sobre una porción de las divisas que genera. Por otro lado, hay en estudio un ‘dólar minero’. El FMI, por su parte, desembolsará unos US$3.800 millones luego de aprobar la nueva revisión del programa firmado con la Argentina.
Responsabilidades
Todas esas noticias, sin embargo, fueron eclipsadas por lo ocurrido en la noche del jueves dentro y fuera del estadio de Gimnasia en La Plata, donde un operativo policial terminó con una persona muerta por un paro cardíaco en medio de gases lacrimógenos que afectaron incluso a niños, y decenas de heridos por balas de goma. El ministro Berni inicialmente defendió el accionar policial al asegurar que había hinchas que querían ingresar sin entradas al estadio. También denunció la sobreventa de localidad que el club desmintió. Luego el funcionario admitió que el operativo “estuvo mal conducido”, pero deslindó responsabilidades. Por ello rodó la cabeza del ahora detenido responsable del dispositivo de la noche del jueves. Fue una orden de Axel Kicillof, según un comunicado. Al cierre de esta nota, el gobernador no se había expresado sobre el episodio. Mientras, a su alrededor tejen reconfortantes teorías conspirativas sobre una operación en su contra por su supuesta ventaja en intención de voto.
Kicillof está en una situación incómoda porque no se sabe qué tan dueño es de su gobierno tras la intervención que sufrió por parte del kirchnerismo, que instaló a intendentes en el gabinete tras la derrota electoral en las PASO del año pasado. El mismo Berni fue designado por Cristina Kirchner. Sólo se irá si la Vicepresidente lo considera conveniente. De hecho, una de las expresiones de repudio al accionar policial provino de Juliana Di Tullio, jefa de los senadores de Unidad Ciudadana, el espacio político de CFK, que en un tuit dijo que el comportamiento de la Bonaerense es “la que más me duele, angustia y lascera”, pero ni siquiera insinuó una responsabilidad política. Tampoco lo hizo La Cámpora, en un desangelado tuit de repudio. Por algo será.
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