La Policía de la Ciudad busca a tres personas: el sicario que ejecutó a la víctima y una pareja de supuestos entregadores que lo llevó hasta la escena del crimen y luego escapó. Estos últimos no bajaron en el kiosco, permanecieron a bordo del rodado y huyeron.
CRIMEN DE RECOLETA: ¿MAFIA ROSARINA?
La víctima es Fabián Sturn, 42 años, uruguayo, vendedor de autos y buscado por asesinato
Acribillaron a la víctima con 3 tiros en la espalda frente a un kiosco ubicado en Paraguay y Agüero, Recoleta El sicario tenía la cabeza cubierta y se cree que llevaba una peluca.
Fabián Sturm Haardon tenía ciudadanía española y orden de captura por un crimen con sello narco practicado en la localidad bonaerense de Pilar hace 2 meses.
Se había marchado de su casa días antes de ser ejecutado porque tenía miedo de ser atacado.
Los peritos de la Policía Científica porteña ya trabajan sobre el celular de la víctima a la que intentaron robar sus pertenencias luego de acribillarlo. Sin embargo, por el apuro de los “gatilleros”, no pudieron llevarse su Smart phone.
El teléfono recibió uno de los balazos del mortal ataque pero su memoria estaría intacta para descubrir datos claves de la vida del fallecido.
Las cámaras de seguridad de Recoleta constituyen uno de los aportes más importantes del conmovedor caso.
La esposa de Sturn se acercó hasta la morgue para reconocer el cuerpo y confirmó que vivían juntos en un barrio privado de Pilar. Denunció que su marido se había marchado de la casa conyugal por miedo a que lo mataran.
¿Ajuste de cuentas la mafia de Rosario?
La Justicia investiga el brutal caso como un “homicidio premeditado” ya que Sturn se hallaba prófugo por el homicidio hace 60 días de un ciudadano uruguayo de 36 años, Marcelo González, al que le dispararon 10 tiros desde un Jeep Renegade negro en el Noroeste del Gran Buenos Aires.
Ambas muertes violentas destaparon una trama de traiciones y sospechas sobre la injerencia de las organizaciones criminales de Rosario en algunos countries del GBA.
El padre del occiso Sturn, de 80 años, está preso por el citado asesinato previo en Pilar. El octogenario quedó tras las rejas luego de ser acusado por haber sido el entregador del primer homicidio.
Tras esa muerte inicial, se encontraron a los pies del ultimado casi 700 mil dólares en efectivo y un millón de pesos dentro de un morral.