CÓRDOBA. El año 2023 arrancará con intensidad para Martín Llaryora, el candidato a gobernador del peronismo en Córdoba. Con la mira puesta en extender a 27 años la gestión de Hacemos por Córdoba en la provincia, el sanfrancisqueño irá aumentando la intensidad de su campaña que ya largó en 2022, pero que ahora no contará con ningún tapujo.
ELECCIONES
Martín Llaryora larga campaña a caballo y define cargo clave
Martín Llaryora dará el puntapié inicial a la campaña 2023 con su presencia en el Festival de Doma y Folcklore de Jesús María. Definiciones sobre su sucesor.
Hasta aquí, Llaryora había intentado mantener las definiciones políticas bajo la mesa ya que era más observado por su gestión municipal en Córdoba que por su calidad de candidato. Ahora, con las prioridades probablemente revertidas, seguramente se lo vea más en pose de candidato.
Todo ello tendrá el puntapié inicial con la posible presencia del intendente cordobés en el Festival de Doma y Folcklore de Jesús María. Allí, Martín Llaryora se mostraría junto al actual gobernador, Juan Schiaretti, con quien intentará recorrer toda la provincia antes de llegar a la fecha de examen final.
Para Llaryora, recorrer el interior y visitar festivales es sumamente importante, teniendo en cuenta que el reconocimiento de su nombre en ciertos sectores de la provincia es el único reparo que le guardan los consultores. Por eso, su asistencia a los eventos más importantes de cada jurisdicción será crucial para que todos lo vean en carne y hueso.
Además, el ex intendente de San Francisco buscará marcar presencia ante los opositores. En el festival, se espera la presencia de Luis Juez y Rodrigo De Loredo, además de dirigentes nacionales de Juntos por el Cambio.
Con todo eso en juego, Martín Llaryora probablemente acompañe su presencia con una levantada de perfil, con un discurso tal vez más “agresivo” en términos electorales. Algo que, hasta ahora, no sucedió.
Interna en juego por la intendencia
Un tema no menor para Martín Llaryora este 2023 será la definición sobre su sucesor en el cargo de intendente en Córdoba. Sin un candidato claro, en el peronismo cordobés esperan que sea el propio candidato a gobernador quien defina quién debe defender su gestión en las próximas elecciones.
Esa decisión no solo afectará a los municipales, sino también al propio Llaryora. En primer lugar, porque resulta estratégico que gobernador e intendente sean del mismo color.
Pero en segundo y más importante, resulta una prueba de carácter que el líder de la nueva generación peronista debe aprobar. Elegir, y sobre todo hacerlo bien, es crucial a los ojos de la “vieja guardia” peronista que le va cediendo el poder.
En ese sentido, los nombres que rondan a Martín Llaryora son varios. Uno de ellos, es el viceintendente de Córdoba, Daniel Passerini, quien lanzó un importante operativo clamor en el universo municipal en las últimas semanas.
El médico parece más adelantado que sus competidores respecto a una campaña, o al menos eso demuestra en su discurso. Con publicidad en la vía pública, hasta parece tener montado un aparato electoral.
Contra él, compiten el secretario de Gobierno Miguel Siciliano y el secretario de Transporte, Marcelo Rodio. Ambos dirigentes tienen aspiraciones importantes en el peronismo cordobés, y son parte de la renovación peronista que está en transcurso.
Entre esos tres nombres, probablemente salga el de candidato a sucesor en Córdoba. O al menos a eso aspiran los funcionarios, que se encargan de exponerse cada vez más.
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