CÓRDOBA. Martín Llaryora, el candidato a gobernador de Córdoba por el peronismo, terminará ileso el 2022. Y eso es mucho decir en un año en el que muchas figuras políticas fueron “llevadas puestas” el hartazgo público, incluso dentro del peronismo.
ARMADO
Martín Llaryora aventaja: Sin CFK, atrae opositores
Martín Llaryora goza de una etapa de campaña con buen pasar tras algunas tormentas. Se le acomodaron varias cosas.
Sin salpicarse con algunos escándalos que rodearon a la gestión provincial a la que planea darle continuidad, el intendente de Córdoba logró reafirmar el rumbo de su campaña, con un discurso alineado al actual gobernador Juan Schiaretti, quien busca construir una propuesta electoral amplia. En ese sentido, Martín Llaryora planea hacer lo mismo pero a nivel provincial.
La expansión, según entiende el oriundo de San Francisco, es completamente necesaria para que Hacemos por Córdoba no se duerma en el recuerdo de Juan Schiaretti o el difunto José Manuel de la Sota. La sumatoria de nuevos espacios permitirá que la oferta política sea aún mayor, manteniendo la esencia de la gestión peronista con fuerte base en la obra pública, pero mejorando las materias más carentes como la seguridad.
Para ello, el juego deberá abrirse hacia sitios impensados como el radicalismo o el PRO. Cabe recordar que ambos espacios son opositores ya que forman parte de Juntos por el Cambio.
No obstante, las banderas políticas no serían tema de definición, sino las personas. Es decir, Llaryora no buscaría al radicalismo, sino a radicales.
En ese orden, hay decenas de intendentes, tanto del PRO como de la UCR, que estarían dispuestos a sumarse como extensión de Hacemos por Córdoba. Claro, ello en beneficio de sus propias gestiones locales.
La extensión territorial de Córdoba empuja a que muchos pequeños pueblos dependan casi exclusivamente del desarrollo que pueda llevar allí el Gobierno provincial. Por eso no es irrisorio que un radical o alguien del PRO termine en filas peronistas.
Con eso en mente, Martín Llaryora buscará sumar una “pata grande” del radicalismo que justifique la inserción de decenas de dirigentes que pasarían a formar parte de Hacemos por Córdoba. Al respecto, se especula incluso con que el intendente de Córdoba consideraría sumar a un radical a la vicegobernación, en caso de que ningún peronista pueda llenar ese espacio en la boleta.
Todo ello dependerá de lo que suceda con Juntos por el Cambio en Córdoba. Pero el terreno parece ser fértil para que se produzcan los traspasos, más aún sin Cristina Kirchner compitiendo como polo electoral.
Eso descomprime la idea de que los peronistas cordobeses puedan ser asociados con el kirchnerismo, una idea de campaña que rondaba las mentes de los cambiemistas. Es decir, sería menos conflictivo traspasarse a un peronismo sin la esencia K que nadie quiere en Córdoba.
Por otra parte, la ausencia de la vicepresidencia en la competencia nacional le permite a Martín Llaryora jugar con el tiempo. Hasta aquí la fecha de elecciones que iba a imponer el Gobierno provincial se iba a despegar considerablemente de las nacionales para poder evitar cualquier contaminación kirchnerista en las urnas cordobesas.
Ahora, con las nuevas condiciones, es posible para el intendente poder especular sobre la fecha concreta, siempre viendo los movimientos de la ex mandataria. En ese sentido, de mantener su promesa, Hacemos por Córdoba podría programar la elección en el segundo semestre y no en el primero, como se planificó hasta hace poco.
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