CÓRDOBA. Martín Llaryora no quiere ser una mera fotocopia de Juan Schiaretti ni José Manuel de la Sota. Si bien el candidato a gobernador del peronismo es consciente de la herencia que asumió recibir, también quiere imprimir su propia impronta en una eventual y muy probable gestión suya, que devendría en la continuidad del peronismo en el poder provincial de Córdoba.
REBRANDING
Martín Llaryora amasa nueva marca para ganar en Córdoba
Martín Llaryora apunta a darle "su toque" al peronismo que enfrenta las elecciones en Córdoba. Pretende abrir puertas del espacio.
Sin renegar del rol que le toca encarnar, sobre todo con Schiaretti como soporte de campaña, el sanfrancisqueño ya anunció que el nuevo peronismo tendrá su firma, sobre todo en algunos modos. Buscará arrastrar lo bueno y dejar atrás modismos pasados de moda sobre las gestiones de sus predecesores.
Entre ello, Martín Llaryora parece dispuesto a apostar a una expansión del espacio que hoy se identifica bajo la marca de Hacemos por Córdoba, y que en los últimos años se ciñó casi exclusivamente al peronismo provincial, además de otros espacios socialistas y vecinalistas. Para el intendente de Córdoba es importante poder abrir las puertas a otros dirigentes, ya sin mirar la placa política con la que lleguen.
“Estamos impulsando una coalición de gobierno, que es diferente a una suma de partidos. Esto significa incorporar dirigentes, más allá de su pertenencia partidaria. Es algo distinto a lo que se vio hasta ahora en Córdoba”, apuntó Llaryora al respecto algún tiempo atrás. Es decir, una suerte de “despartidización” de una eventual gestión suya, en busca de los mejores recursos para poder llevar adelante una nueva versión de gobernabilidad.
Aunque, claro, esto no implica una anarquía política. El peronismo será, sin lugar a dudas, el espacio central que seguirá manejando la fuerza gravitatoria en caso de que la sociedad cordobesa rubrique con el oficialismo.
Para Martín Llaryora, ese estilo de gobierno permitirá que su eventual gestión tenga llegada a una amplia gama de problemáticas, mientras se seguirá haciendo fuerte en sectores donde el Gobierno provincial ya pisa fuerte, como la obra pública. Así, el peronismo se encargaría del grueso administrativo y político, mientras que los dirigentes externos que quieran participar del Gobierno provincial podrán encargarse de problemas puntuales que han generado debilidades en los más de 24 años del PJ en el poder.
La idea de Martín Llaryora surgió de un dato vertido por sus consejeros políticos. Según ellos, los votantes están cada vez más lejos de los espacios o partidos como fuentes de identificación, y están más cerca del nombre de cada dirigente como un sello para gestionar.
Así las cosas, el acercamiento del intendente de Córdoba con sectores del radicalismo y el PRO no son coincidencia. Con Juntos por el Cambio fragmentado por los intereses personales, el candidato peronista espera encontrar en los desencantados algo de tinta para poder estampar su sello propio, mucho más amplio del que hubiera pensado el propio Juan Schiaretti.
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